Euskadi es un territorio lleno de naturaleza. Vayas donde vayas encontrarás desde maravillosas playas y lagos hasta bosques, montes y rutas sorprendentes y hermosas. La belleza natural es lo que caracteriza esta Comunidad Autónoma y, como tal, uno no puede perderse algunos de los puntos más bonitos de la región. 

Existe un lugar mágico del territorio vasco donde se mezcla la belleza, la fauna y la flora. Un sitio ideal y único para visitar por sus montañas, como la más alta (Anboto), valles, peñas calizas y barrancos. Se trata del Parque Natural de Urkiola, perfecto para desconectar. 

Parque Natural de Urkiola, un imprescindible vasco 

El Parque Natural de Urkiola, en la provincia de Bizkaia, forma parte de uno de los parques naturales más bonitos de Euskadi. Su nombre deriva del Santuario de Urkiola, que se construyó por San Antonio Abad y San Antonio de Padua, según la web de Turismo Euskadi en su artículo Parque Natural de Urkiola. Delante del Santuario uno podrá toparse con "una simbólica piedra que es lugar de peregrinación" para aquellos que buscan encontrar pareja rápidamente. La leyenda dice que hay que dar tres vueltas a la piedra. 

Este parque une los terrenos "de mayor altitud de la Sierra de Aramotz". Así, crea una "gran barrera caliza" entre las comarcas de Arratia, el valle de Álava de Aramaio, el Duranguesado y separa las "cuencas cantábrica y mediterránea". Desde barrancos y profundos valles hasta peñas calizas y sierras, además de cumbres que permiten disfrutar de las mejores rutas naturales. Hay de todo. 

El montañista podrá gozar de las mejores vistas y de una gran tranquilidad en este hermoso lugar donde es imposible aburrirse. Además, en la cumbre más alta de Anboto se ubica la cueva del ser más importante de la mitología vasca, Mari

Anbotoko Mari o Mari de Anboto es la diosa más importante de la mitología vasca. Es la diosa de la tierra y de la naturaleza. Cambia de residencia y vive debajo de la tierra o por las cimas o cuevas de los montes del territorio vasco. Se trata de una diosa mitológica que también se puede observar en la cima del monte Alluitz, ya que se puede percibir la forma de su rostro. 

Se dice que Mari reside durante siete años en Anboto y que viaja por el cielo hasta el monte Txindoki con el objetivo de vivir, en ese lugar, otros siete años. Eso sí, castiga a quien se meta en su vivienda. Este personaje se caracteriza, sobre todo, por defender la honradez y es muy dura con las injusticias, pues no puede tolerarlas.

Motivo por el que castiga el hecho de mentir, la arrogancia, los robos, el no cumplir con la palabra o el no respetar a los individuos. Premia, en cambio, la humildad. Se nota su presencia, porque forma una tormenta. Las personas de diferentes lugares acudían a ella para que dejara de granizar.