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Albert Einstein, uno de los científicos más influyentes de la historia, revolucionó la física moderna con sus teorías de la relatividad y su famosa ecuación, E=mc². Nacido en 1879 en Alemania, su trabajo le valió el Premio Nobel de Física en 1921, y a lo largo de su vida se consolidó como un referente no solo en la ciencia, sino también en la defensa de la paz y la justicia.

Su legado va más allá de sus descubrimientos científicos, pues también fue un firme defensor de los derechos humanos y un pensador comprometido con su tiempo.

Este es el famoso vasco que recibió el mensaje de Einstein

En la década de 1920, el filósofo vasco Miguel de Unamuno se encontraba en una etapa particularmente difícil de su vida, marcada por el destierro y el exilio. A raíz de sus críticas al régimen autoritario de Miguel Primo de Rivera, Unamuno sufrió la represión política del gobierno español.

En 1924, tras sus publicaciones irreverentes contra el dictador, fue enviado a la isla de Fuerteventura, un exilio que se prolongó durante cinco meses. Posteriormente, se trasladó a París en 1925 y, finalmente, a Hendaya, donde vivió hasta 1930. Durante estos años de destierro, Unamuno se vio obligado a alejarse de su país y, por ende, de sus seres queridos, pero su lucha intelectual y su valentía no pasaron desapercibidos en el panorama internacional.

Telegrama / EFE

Fue en este contexto de dolor y aislamiento cuando Albert Einstein, ya reconocido mundialmente, envió un telegrama a Unamuno, que se convertiría en un símbolo de apoyo y solidaridad intelectual. En el telegrama, firmado por una veintena de personalidades alemanas, Einstein se unió a otros intelectuales y artistas para expresar su afecto y su desagravio hacia el pensador vasco, según ha explicado en la Casa Museo de Unamuno, Ana Chaguaceda.

El telegrama, fechado alrededor de 1930, fue escrito en alemán y describe a Unamuno como un "valiente luchador, gran poeta y filósofo" que había "soportado con noble orgullo" su exilio. Además, se le saluda por su "gloriosa vuelta del honroso destierro", un reconocimiento a su resistencia frente a la adversidad política.

Este mensaje de apoyo se enmarca dentro de una serie de gestos que Unamuno recibió durante su exilio, destacando la importancia que su figura tenía no solo en España, sino también fuera de las fronteras nacionales.

Entre los firmantes del telegrama se encontraban figuras de renombre como Alfred Döblin, autor de la famosa novela Berlin Alexanderplatz, y el dramaturgo Ernst Toller, ambos destacados exponentes del modernismo alemán. Estos intelectuales, al igual que Einstein, vieron en Unamuno a un pensador valiente que, a pesar de las dificultades, se mantenía firme en sus principios.

Dónde ha aparecido el telegrama 

El telegrama fue recientemente descubierto en el archivo que custodia la Universidad de Salamanca, en el fondo documental que alberga el legado de Miguel de Unamuno. Este hallazgo, fruto de la investigación de la historiadora Marta García Gasco, surgió en el marco de la preparación de una futura exposición que buscará explorar la relación entre Unamuno y la ciencia, un vínculo que, aunque poco conocido, resulta de gran interés para entender mejor el pensamiento de este filósofo.

El telegrama de Einstein no solo refleja la admiración y el respeto de sus firmantes hacia Unamuno, sino también la profunda solidaridad intelectual que trascendió las fronteras del régimen franquista. Unamuno, quien fue desterrado por sus críticas a Primo de Rivera, se encontraba en una situación de vulnerabilidad, pero este telegrama vino a reforzar la idea de que su lucha no estaba sola. Además, subraya la conexión entre dos grandes figuras del pensamiento del siglo XX: el científico alemán y el filósofo vasco, quienes compartían un compromiso con la libertad, la justicia y la dignidad humana.

Este gesto de Einstein y los otros intelectuales alemanes no solo representa un apoyo moral a Unamuno, sino también un acto de resistencia frente a las injusticias del poder. De esta manera, el telegrama hallado en el archivo de la Universidad de Salamanca no solo se erige como un símbolo de amistad entre dos grandes pensadores, sino como un testimonio de la valentía intelectual frente a los regímenes autoritarios de su tiempo.