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En el corazón de una ciudad con una historia marcada por importantes acontecimientos bélicos se erige un monumento que, aunque hoy es símbolo de identidad, en su momento pudo haber estado en otro lugar. Su presencia en la plaza principal ha sido testigo del paso del tiempo y del devenir de generaciones que han transitado a su alrededor sin cuestionar demasiado su ubicación. Sin embargo, antes de su construcción, hubo debates sobre dónde debía erigirse este homenaje a un hecho crucial en la historia de la región.

A más de cien años de su inauguración, esta imponente obra sigue atrayendo la atención de locales y visitantes. Su concepción surgió como una necesidad de conmemorar un evento que marcó un punto de inflexión en el devenir histórico del lugar.

El famosos Monumento a la Batalla de Vitoria

Las autoridades de la época, junto con destacados intelectuales y artistas, deliberaron extensamente sobre su emplazamiento. La discusión no solo abarcaba su significado simbólico, sino también la funcionalidad y estética que aportaría al entorno urbano. Se barajaron varias ubicaciones antes de tomar la decisión definitiva, pues había quienes consideraban que debía situarse en un punto más elevado o incluso fuera de la ciudad.

Monumento a la Batalla de Vitoria

Nos referimos al Monumento a la Batalla de Vitoria, una majestuosa estructura situada en la Plaza de la Virgen Blanca, en la capital alavesa. Su inauguración tuvo lugar en 1917, con el objetivo de rendir tributo a la victoria de las tropas aliadas sobre las napoleónicas en 1813.

Este enfrentamiento, decisivo en la Guerra de la Independencia, puso fin a la presencia francesa en el territorio y allanó el camino para la restauración del trono de Fernando VII. La escultura central representa a un soldado victorioso, acompañado de otras figuras que simbolizan los distintos ejércitos que participaron en la contienda.

Aunque la plaza donde se encuentra actualmente es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad, durante el proceso de planificación surgieron alternativas para su ubicación. Una de las opciones que se consideró seriamente fue situarlo en la Plaza de Bilbao, actualmente denominada Plaza de los Celedones de Oro, según recoge la Cadena Ser.

Finalmente, la elección de la Plaza de la Virgen Blanca respondió a su papel central en la vida de Vitoria-Gasteiz, asegurando que el monumento estuviera en un lugar visible y accesible. Con más de un siglo de historia, esta obra sigue siendo un referente en la ciudad, recordando a quienes la observan el papel crucial que desempeñó Vitoria en la historia europea