Euskadi es una hermosa tierra que cautiva a todo el mundo que la pisa. Un territorio que rebosa belleza que enamora a todos gracias a sus verdes montañas, sus asombrosos acantilados y sus pintorescos pueblos llenos de tradición.
Todo el que visita este territorio tiene la oportunidad de disfrutar de una región capaz de combinar la historia y belleza con una autenticidad que no es fácil conseguir. No es de extrañar que haya habido personalidades que hayan caído rendidas a su encanto.
Este es el caso de los reyes de España o incluso el dictador Francisco Franco, quienes veraneaban o residían en el Palacio de Aiete, en San Sebastián. Coco Chanel o Steven Spielberg tampoco se pudieron a la capital guipuzcoana y llegaron a alojarse en el Hotel María Cristina.
La mansión que enamoró a Chanel
Con una aura parisina elegante y moderna, y envuelto en piedra y un estilo de la Belle Époque, el Hotel María Cristina, símbolo de Donostia, ha acogido a grandes personalidades desde su inauguración en el año 1912.
Ubicado justo frente al mar (entre las playas de La Concha y Zurriola) y delante del teatro Victoria Eugenia, y obra del arquitecto Charles Mewes (quien se encargó de diseñar los hoteles Ritz de Madrid y París), es el más antiguo de la ciudad junto con el Hotel Londres.
Destaca por todo tipo de detalles lujosos, por tener un interior inspirado en la belle époque y por sus increíbles lámparas y columnas. La primera persona que lo pisó fue la reina María Cristina y, desde entonces, por el lugar han pasado grandes personalidades por ser el referente de los actores y actrices de Hollywood.
Terraza del Hotel María Cristina.
Entre estos destacan Coco Chanel, Elisabeth Taylor, Audrey Hepburn, Lana Turner, Woody Allen, Mick Jagger, Alfred Hitchcock, León Trotski o Steven Spielberg.
Además, Donostia fue el lugar favorito de la realeza y de los aristócratas que querían disfrutar del sol y del mar durante en el siglo XIX. De esta manera pasó de ser un pueblo de pescadores a volverse una ciudad cosmopolita y con edificios lujosos y modernos.
Recibidor.
Con una esencia clásica y única, el hotel sorprende no solo por su exterior, sino por el interior, donde el arte se encuentra por todas partes. Desde un Sorolla en las paredes hasta increíbles escaleras y lámparas de estilo araña.
El edificio, que ha adoptado diferentes formas a lo largo de su historia, alberga más de 135 habitaciones y más de 25 suites.
Una de las habitaciones de lujo.
Una de estas se llama Bette Davis, pues fue la habitación preferida de esta actriz. Tiene vistas al río Urumea y cuenta con un salón imperial ovalado, así como con decoraciones de la actriz. Una elegante y acogedora suite que se une a sus tres Royal Suites y la Suite María Cristina.
