La Navidad no es únicamente sinónimo de nostalgia, estrés o tristeza. Para muchos, esta época del año representa todo lo contrario: una fuente de alegría y de celebración. Es una época que inspira belleza gracias a sus luces y adornos, árboles, mercados o belenes singulares, además de sus comidas o cenas, o encuentros llenos de afecto.
Los pueblos vascos y las localidades cercanas a Euskadi, en estas fechas, se llenan de color y de figuras llamativas, como ocurre en el pueblo cántabro de Quijano de Piélagos. Una localidad cerca de Bilbao, entre Santander y Torrelavega y de casi 400 vecinos, que cada año enamora a los amantes de la Navidad y despierta su atención gracias a su belleza, calidez y alegría.
El pueblo más navideño
Uno de los escenarios más fotografiados y que cada año atrae a miles de curiosos. En este pequeño pueblo de apenas 400 habitantes se concentran algunas de las decoraciones navideñas más espectaculares de Cantabria. Quijano de Piélagos se ha vuelto el pueblo navideño más bonito y llamativo cerca de Euskadi, un lugar que ha conquistado a cántabros y vascos.
Desde fábricas de juguetes, una heladería luminosa, una pastelería de cuento y una escuela de música hasta más de 30 casas tematizadas. La localidad mantiene una tradición desde hace años: la de decorar todas sus hogares, cada una de una temática distinta.
Muchos han llegado a compararla con Laponia gracias a su despliegue de luces que, este año, alcanza las 500.000 bombillas repartidas por todos sus rincones, creando un paisaje de ensueño.
El ayuntamiento, además, incorpora su sorprendente Tren de la Navidad, un servicio gratuito cuyo recorrido conecta Quijano de Piélagos con Renedo de Piélagos con intención de impulsar el comercio local. Este recorre las calles cada tarde de 18.00 a 22.000 horas hasta el próximo 5 de enero.
Este rincón invernal lo reúne todo. Según destaca la web de Turismo Cantabria en su artículo Navidad en Quijano, esta localidad luce medio millón de luces que iluminan cada espacio del pueblo. "Quijano sorprende a todos los visitantes con su capacidad para encarnar el espíritu navideño de una manera única".
En este lugar, "cada fachada cuenta una historia propia". Quienes se acerquen podrán encontrarse con un gigantesco árbol, fábricas de juguetes, un tren a tamaño real, una pastelería de ensueño, un puente mágico que concede deseos, una librería, entre otros.
"Los vecinos han tomado la iniciativa de diseñar sus propias decoraciones, logrando una simbiosis entre tradición y originalidad que convierte a este pueblo en el epicentro del turismo navideño de Cantabria", añade la web. No es necesario salir del país para descubrir pueblos con un ambiente festivo tan asombroso.
La iluminación es la gran protagonista. "Miles de luces adornan cada rincón, creando un ambiente que no solo atrae a familias y curiosos, sino que también despierta el interés de fotógrafos y amantes de la Navidad en su máxima expresión".
Si Cantabria ya era bella el resto del año, ahora se transforma en un lugar lleno de magia, capaz de hacer sentir al visitante como si caminara dentro de un cuento. Un enclave único que merece ser descubierto.
