El tristemente célebre suceso de esta semana, el del rapto de un bebé en el Hospital de Basurto, ofrece no pocas lecturas. Amén de señalar los fallos en los protocolos de Osakidetza, que parecen obvios, cabe destacar también el éxito policial que logró el Departamento de Seguridad que dirige Josu Erkoreka, ya que la Ertzaintza, en una brillante actuación en la que destacó la solicitud de ayuda a la ciudadanía, logró consumar la detención de la presunta culpable en pocas horas.
Antes incluso de que dicho arresto fuera una realidad, Erkoreka hizo lo que hay que hacer en estos casos: dar la cara pronto y no ahorrar en explicaciones a los ciudadanos. Esa actitud de transparencia y de cercanía a la sociedad, unidas al innegable logro que supuso la detención, sitúan al también vicehelendakari en un buen momento político.