El horror de la Alemania nazi llega al Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo de Vitoria de la mano del Instituto Nacional Auschwitz España —extensión en nuestro país del Memorial Auschwitz— con la exposición ‘Campo de la muerte alemán nazi KL Auschwitz’, que estará disponible para el público hasta el 2 de julio y toma el relevo de la muestra dedicada a Joxeba Pagazaurtundua.
Cuenta con más de 160 documentos, entre fotografías, dibujos de los prisioneros e información nazi y aliada. Se trata de una exposición que, según el comisario de la misma y director del departamento educativo del Instituto, Eduardo Ocampo, es una “lección colosal de historia” porque permite ver desde una panorámica general cómo se fue confeccionando el Holocausto, desde el ascenso de Hitler al poder y el origen del nazismo, pasando por la creación y etapas del campo de concentración de Auschwitz o la llamada "solución final", hasta su liberación por parte del Ejército Soviético en enero de 1945.
Además de la importancia que tiene conocer estos hechos para que no se vuelvan a repetir, pretenden hacer reflexionar al público y educar en valores universales, cultura democrática y prevención de los totalitarismos. “Es importante que se sepa lo que ocurrió porque en cualquier momento, de una manera u otra, se pueden repetir los modus operandi aunque tengan otro aspecto”, señala Ocampo. Y, por supuesto, es también una manera de honrar a todas las víctimas y mantener viva su memoria.
Sentimientos a flor de piel
De esta exposición, probablemente, nadie salga indiferente ya que a lo largo del recorrido se despiertan multitud de sentimientos, hasta el punto de que, en ocasiones, hay personas que acaban llorando y muy emocionadas.
Una de las partes que más suele impresionar a los visitantes es, por ejemplo, la de los experimentos médicos, “donde se puede sentir que experimentan con uno mismo”. Otro de los aspectos que suele impactar mucho es el relacionado con las mujeres —un capítulo muy desconocido por el público— y donde se puede percibir “el infierno dentro del propio infierno”.
Además, tal y como explica Eduardo Ocampo, dependiendo del género, edad o circunstancias de cada persona, las sensaciones pueden ser distintas. “Una mujer embarazada puede quedarse impresionada con lo que pasaba allí con los niños o simplemente por el hecho de ser mujer o tener una pierna rota lo vives de una manera u otra. Teniendo en cuenta eso, pueden imaginar cuál sería su futuro en un campo de concentración”.
Reflexión de un superviviente
El cónsul honorario de Polonia y presidente del Instituto y co-director de la cátedra, Enrique de Villamor y Soraluce, ha tenido la oportunidad de hablar con varios supervivientes del Holocausto. Entre todos, el relato de uno de ellos le ha llamado especialmente la atención. Se trata del historiador Marian Turski, que sobrevivió al gueto de Lodz, a Auschwitz, a dos Marchas de la Muerte y a los campos de Buchenwald y Theresienstadt. “Lo que me llama la atención es que no suele hablar de las miserias sufridas o de las terribles condiciones, sino que habla de sus reflexiones sobre la conducta humana”, señala Enrique de Villamor y Soraluce.
Entre ellas —explica— una de las grandes dudas de Turski era por qué los judíos no habían reaccionado de forma violenta contra los nazis si, teoricamente, era inferiores en número. La conclusión a la que llegó es que la Alemania nazi había diseñado el arma más letal que existe para paralizar a las personas, una mezcla de desgaste psicológico y hambre. “Desde que empiezan a practicar la difamación de los judíos para segregarlos de forma natural de la sociedad, crean guetos, llevan a cabo espolios de sus bienes y riquezas, ya marcan el desgaste psicológico” y, en este sentido, el cónsul recuerda la famosa frase de Hitler: “Repite una mentira un millón de veces y acabará siendo una verdad”.
Por otra parte, con la falta de alimento el desgaste físico también iba haciendo mella. En los guetos los judíos no ingerían más de 800 calorías diarias y en los campos se reducían a 350 calorías al día. “Era el arma más letal y económica para prevenir la respuesta por parte de la sociedad civil” y esto —indica— nos lleva a reflexionar sobre la condición humana.