La multi historia de Kars
Docenas, quizá cientos, de gatos y perros identificados pasean por las calles de Kars. Nadie les pasea, lo hacen solos y ellos, habituados a la gente, se acercan con naturalidad al ser humano.
Son miles, sin duda, los pájaros que cada día sobrevuelan los cielos de Kars, la ciudad turca a la que el Nobel de literatura Orhan Pamuc puso en el mapa mundial al convertirla en escenario de su obra "Nieve". Nieve bien podría ser el apellido de Kars porque ostenta el título de ser la región más fría de Turquía. Lejos de todo, cerca de nada, esta región turca con casi tantos nidos como viviendas esta situada en el este de Turquía. Es el hogar de unos 500.000 habitantes, la mitad de los cuales viven en la capital, del mismo nombre.
La historia se arraiga a las piedras que componen su vasto patrimonio cultural. Hay ambiente, aunque no bullicio, en sus calles salpicadas de edificios de arquitectura rusa o báltica, como la oficina del Tesoro o la antigua Mansión del gobernador, reconstruidos con la ayuda de fondos de la UE. Desde lo alto el castillo, varias veces reconstruido, ofrece la mejor panorámica de la ciudad. Un gran observatorio desde el que se perciben mezquitas o iglesias ortodoxas a un palmo unas de las otras, consecuencia de las distintas influencias a lo largo de la historia.
Abierta nuevamente como mezquita hace 30 años, Kümbet Camii, construida entre los años 932 y 937, ha pasado de ser iglesia a mezquita o incluso museo, en varias ocasiones.
Paraíso del queso
De la misma manera que perros, gatos o aves son protagonistas en el paisaje de Kars, otros animales como ovejas, vacas, gansos y abejas lo son en la gastronomía.
El queso al que le han dedicado un museo es, sin duda, uno de los atractivos de Kars. En el no solo se venden más de 30 tipos de queso, sino que se explica el proceso histórico en la elaboración de este producto que durante siglos ha sido parte de su cultura. El gruyere, del que el 95% se produce en Kars, es el más afamado.
Situada a 2.000 metros del nivel del mar, la vegetación de Kars es adecuada para la cría de animales y las condiciones climáticas imprimen sabores distintos incluso a la mantequilla. No hay comida que no incluya alguna variedad de queso, incluso en los desayunos, donde, además de börek, un pastel de queso hecho con masa filo, es frecuente encontrar Van Herby, un queso de hierbas duro que se presenta desmenuzado, o el apreciado Beyaz Peynir, curado en salmuera y de apariencia ligera. Sin embargo, los más sorprendentes, a mi parecer, son las distintas versiones de quesos en hebras, Kars Cecil o Kars Mould Cecil, que aparentan madejas de lana deshilachadas, con un mayor o menor grado de curación.
Dulce como la miel
Con casi 2.000 variedades florales, un centenar de ellas exclusivas de esta región, la miel de Kars es otro producto con denominación de origen e impulsor de la economía de la zona. Las abejas son de una raza del Cáucaso, capaz de seleccionar exclusivamente el néctar de las flores silvestres. Encontrarla a la venta es tan sencillo como entrar en cualquier establecimiento de quesos.
Ganso y cordero
El cordero y, fundamentalmente, la carne de ganso es el plato especial de invierno y la especialidad de varios restaurantes que, frecuentemente, combinan comidas con espectáculos musicales y danzas caucásicas.
Curiosidades
La última parada del Eastern Express, tren que está de nuevo activo, es Kars. Un larguísimo trayecto de 1.400 km que el tren tarda en recorrer 24 horas. Existe una versión para turistas con paradas más largas, lo que hace que el trayecto tarde hasta 30 horas en ser recorrido. Hay que reconocer que el paisaje nevado es realmente atractivo.
Kars ha estado a lo largo de la historia bajo los imperios persa, bizantino y otomano. Rusia ocupó la ciudad en varias ocasiones y los británicos la cedieron a Armenia; desde hace un siglo es parte de la República turca.
Alojamiento
Hay diversidad de opciones pero apostamos por Qrista Managed By Dedeman, en el centro neurálgico o Chelticov, más retirado. Se trata del edificio histórico que ha sido restaurado.
Dónde comer
Uno de los restaurantes más populares es Pushkin, donde se aderezan con espectáculos algunos de los platos tradicionales como el "Piti", una especie de cocido de garbanzos, con verdura y cordero.
No está a la zaga Gastrokars, también con espectáculo, es otro de los restaurantes recomendados. Sus platos estrella son Kaz Evi, el ganso y cordero tandoori con arroz pilaf.
Lo mismo puede decirse de 1855 Gazi Restaurant, con vistas a Evliya Camii y una calidad de servicio superior. En ninguno de ellos falla la sopa de entrante ni la música. En 1855 no deberías perderte el Hangel Manti.
Kaz Evi es otro gran restaurante en el que la cocinera y propietaria, Nuran Ozyilmaz, se preocupa personalmente por el bienestar de los comensales. Una maestra preparando el ganso y pionera al ser la primera mujer que abrió un restaurante en Kars. Maestra de muchas y ganadora de numerosos premios.
Llegar a la ciudad de Kars es fácil tomando un vuelo desde Estambul. El aeropuerto está a apenas seis km de la ciudad.