La Axarquía no puede, quiere, ni debe, ocultar su pasado. Un legado que pasa de las denominaciones a la gastronomía y llega a las edificaciones que, afortunadamente, aún se mantienen en pie en buena parte de los 31 municipios que la componen. A algunos llegó el turismo con fuerza hace décadas; otros han sido conocidos posteriormente por su inusitada belleza y en unos cuantos, igualmente bellos, persiste el espíritu rural fraterno, esquivando a duras penas el riesgo de salir del anonimato.
Aunque solo sea un pequeño tramo, transitemos por la calle de La Amargura, una de las más fotografiadas en toda la Axarquía. Parte de la historia más dolorosa de Frigiliana transcurrió en esta calle en la que en tiempos de Alfonso XI se despedían los soldados que partían a Algeciras para luchar contra los árabes. Hoy ya no se vierten lágrimas de despedida, aunque subir pueda considerarse un pequeño castigo atenuado por la belleza de balcones de hierro forjado y macetas de barro con flores que transforman en placer la penitencia. Al cuidado de las plantas dedican muchas horas los vecinos que en la década de los 60 encontraron en los trabajos de canalización la ocasión destacar la belleza que parecía oculta en su laberíntico barrio.
Las calles, en las que antaño tropezaban los vecinos y por las que incluso a las mulas costaba caminar, lucen hoy geométricos empedrados en blanco y negro que, junto con las puertas y ventanas de colores mediterráneos, se han convertido en seña de identidad compartida con los mosaicos que cuentan su historia.
Frigiliana, donde un tercio de los 3.000 vecinos censados son extranjeros que, como todos, "encalan" sus paredes cada año con pintura plástica, es una de las localidades incluidas entre los pueblos más bonitos de España.
Fiestas a celebrar no faltan en el calendario. Una de las más multitudinarias es la de las Tres Culturas que pone de relieve la armonía en la que convivieron cristianos, judíos y musulmanes. Si en febrero son los carnavales, los pasos en Semana Santa suben haciendo equilibrios por la calle Zacatín y bajan con cautela por la de la Amargura. En mayo se festeja el Día de la Cruz y de la miel, porque en Frigiliana está la única fábrica de Europa que elabora miel de caña gracias a la receta de los árabes. Naturalmente, la oferta gastronómica incluye las afamadas berenjenas a la miel que también se sirven en el Restaurante El Adarve, una apuesta gastronómica segura y el lugar perfecto para disfrutar de una puesta de sol.
El actual ingenio o fábrica de miel, antes palacio de los Condes de Frigiliana y después casa solariega de los Condes Manrique de Lara, se edificó con materiales del castillo árabe, derribado tras la derrota de los moriscos en la batalla del Peñón y del que apenas quedan restos.
De los condes también era el edificio de aperos, situado muy cerca y que tras quedar en desuso fue comprado por el consistorio para convertirlo en sede y centro multiusos. A pocos metros se encuentra el único hotel del pueblo: hotel Villa Frigiliana, un dignísimo hotel de tres estrellas que envidiarían muchos con más astros en su entrada.
A 44 km de Frigiliana se encuentra el Balcón de la Axarquía, Canillas de Aceituno, otro pequeño pueblo blanco de la ruta del Mudéjar, de estrechas calles que, cuando se abren, se convierten en minúsculos ensanches en los que las tabernas distribuyen sillas y mesas en las que propios y extraños apagan su sed sentados en improvisadas terrazas. Muchos son senderistas que acuden para realizar alguna de las rutas que parten de las inmediaciones del ayuntamiento. La más frecuentada, también una de las más cortas, la que llega al Puente del Saltillo.
Un recorrido lineal, apodado "El caminito del Rey de la Axarquía", que transcurre junto a una acequia y cruza el Barranco del Rio Almanchares al que atraviesa uno de los tres puentes colgantes más grandes de España. Es, realmente, un recorrido "a demanda" que puede hacerse con niños y extenderse tanto como se quiera ya que, tras el puente, la ruta continua hacia Sedella, aunque a partir de ese punto se complica. En el camino, en el que no falta agua ni sombra, se puede ver el mar e, incluso África si el día es claro. El plato típico es el chivo, animalito que veremos en más de una ocasión encumbrándose por las rocas. Afamado es el que preparan en horno de leña en el Restaurante La Sociedad, quizá uno de los primeros en elaborar esta receta.
Los aguanosos, gentilicio no oficial de los habitantes de Frigiliana, se asoman a las aguas del Mediterráneo a través de Nerja, a solo 6 km. Si en 1960 la apertura de su cueva puso a la localidad en el mapa, el éxito de la serie Verano Azul la convirtió en imán para el turismo. Cuarenta años después, los protagonistas de la serie de Mercero siguen siendo un reclamo. Alejado de la interpretación, en Nerja sigue Miguel Joven, Tito en la serie, ahora dedicado al turismo de aventura. Los visitantes toman el sol en alguna de sus 10 playas, en su mayoría pequeñas calas que permiten contemplar, como también lo hace Chanquete, el Mirador de Europa.
Tan habitual como comerse un pescaíto o beber un tinto de verano en uno de los chiringuitos de playa, es encontrarse con una boda inglesa organizada por los sobresalientes negocios de wedding-planner.
Casi al tiempo que a Nerja, llegó el turismo a Rincón de la Victoria donde es imprescindible visitar la Cueva del Tesoro , una de las tres únicas cuevas de origen marino del mundo. Hacerlo es como caminar por el interior del esqueleto de una ballena en búsqueda de alguna muestra de arte rupestre. Arqueología, leyenda e historia se mezclan en el recorrido por 8 salas que puede hacerse con calzado abierto y sin ropa gruesa .A tener en cuenta que, de lunes a viernes la primera visita del día resulta gratis si se reserva online y los últimos domingos de mes se realizan visitas teatralizadas.
Otro de los rincones que no hay que prescindir es del yacimiento romano Villa Antiopa, en los bajos de un bloque de viviendas. Casi 20 años ha llevado la recuperación de una de las villas romanas mejor conservadas de España aunque, finalmente, en 2022 abrió sus puertas al público. Se trata de un centro de interpretación, un yacimiento arqueológico, en el que afloran siglos de historia a través de las teselas magníficamente conservadas. Sobrecoge saber las excavadoras podrían haberse llevado por delante los habitáculos de esa joya de más de 2.000 años, repleta de hermosos mosaicos y estucos que ahora resguarda el edificio de Torre Benagalbón.
Benagalbón, blanca e islámica, actual pedanía de Rincón de la Victoria, fue antes la titular del ayuntamiento. A este pulmón verde, el reconocimiento hoy, además de por su belleza, le llega por ser la capital de Verdiales. Cada año en septiembre se celebra el "choque de verdiales", un "combate" entre pandas que aceleran el ritmo del baile a la espera de que el contrario se equivoque. Siempre es un acierto sentarse a la fresca de La Casa de las flores donde sirven un pulpo a la vinagreta que, por distancia, puede compartirse con los vecinos de calle también sentados en sus sillas ante la puerta de su casa.
Treinta y un pueblos en la Axarquía, 31 descubrimientos. Muchas playas, mucha sierra. Pero, sobre todo, mucha belleza.