Al fondo Los Alpes; al frente, las aguas crecidas del río Inn
¿Sabes cuál es la ciudad olímpica más brillante y cargada de historia? Innsbruck, donde todo reluce
Innsbruck recuerda lo ocurrido en 1809 cuando, dirigidos por Andreas Hofel una legión de campesinos, prácticamente desarmados, se enfrentó a los franceses
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Reflejos en las cimas coronadas de nieve, destellos dorados del tejado más caro de la historia, brillantes nubes pintadas con polvo de cristal en el descomunal cuadro de Michael Zeno, piedras Swarovski por doquier y finos ribetes de oro perfilando las blancas imágenes de la Basílica Wilten. Todo parece brillar en la capital del Tirol, donde hasta la montaña menos alta es Gloriosa.
Vistas de las montañas
Innsbruck recuerda lo ocurrido en 1809 cuando, dirigidos por Andreas Hofel una legión de campesinos, prácticamente desarmados, se enfrentó a los franceses. “La rebelión tirolesa” se recrea en una de las pinturas circulares más grandes del mundo, expuesta en el Museo Tirol Panorama.
Pese a sus dimensiones, solo dos mujeres, a las que cuesta localizar, aparecen representadas entre tanto hombre herido o combatiendo. Apurando la fecha de entrega, la colosal obra de la Batalla de Bergisel fue pintada en solo cuatro meses por un profesor de Bellas Artes alemán en 1896.
Pocos años después, el trabajo logró un rotundo éxito en el concurso de pintura de Londres, pero la llegada de la fotografía lo relegó al olvido. Los mil metros cuadrados de lienzo —27 paneles de diez metros de alto y cien de largo con un peso de quinientos kilos— agonizaron en los sótanos del Palacio Real, hasta que el propietario del hotel más antiguo de Innsbruck lo adquirió para su casa.
Nunca llegó a colgarlo porque la fortuna se alió con la adversidad de que su vivienda ardiera la víspera del traslado. Nada evitó, sin embargo, que la pintura cambiara de manos, siempre particulares, hasta que Innsbruck lo compró a un banco, su último propietario, por el simbólico valor de un euro. Desde 2011 el público disfruta del realismo de la pintura en la colina Bergisel, lugar de la batalla.
Hofer, organizador de la guerrilla campesina, murió fusilado tras ser delatado por un vecino
Bergisel, la Montaña Gloriosa, la misma en la que Zaha Hadid rediseñó la torre del trampolín olímpico en 2001. Las instalaciones del trampolín más moderno del mundo tienen capacidad para veintiocho mil personas y su forma de anfiteatro permite ver la pendiente de vértigo por la que se deslizan los esquiadores.
Desde la cima de Bergisel, donde se llega en transporte público o caminando por una ruta no excesivamente exigente, se obtienen increíbles vistas panorámicas de las montañas que rodean Innsbruck.
En enero, durante la celebración del Torneo de las Cuatro Colinas, las gradas se llenan de visitantes procedentes de todo el mundo. Frente a la pista, el cementerio parece advertir del peligro de un mal salto
La arquitecta iraquí, primera mujer en ganar el Pritzker de arquitectura, se inspiró en los paisajes de nieve para dejar en la ciudad otro de sus diseños: el funicular Nordkette que, en apenas media hora, lleva hasta el Hafelekar, la cima de Innsbruck.
Desde todas las paradas se ven la Torre de salto de ski y la larga rampa de lanzamiento
El Hafelekar es un sorprendente mirador y la razón por la que se acercan allí los amantes de la escalada
En Seegrube una terraza que parece flotar en el aire, es la forma más original de admirar la ciudad imperial
A Maximiliano I, que eligió la ciudad como residencia, se le deben numerosas intervenciones arquitectónicas con esplendoroso resultado. Falto de dinero y sobrado de ingenio, pensó en vida cómo quería ser enterrado una vez muerto.
Su féretro debería de estar rodeado de esculturas de relevantes personalidades, con las que decía estar emparentado. De las cuarenta que ideó, solo se llegaron a hacer veintiocho; todas de bronce negro, excepto salva sea la parte de una de ellas que reluce a base de "roces" de los visitantes. Tanto las esculturas como lo que debía de ser su mausoleo —vacío, porque hartos de sus deudas, el pueblo permitió su regreso tras uno de sus viajes— se encuentran en la Iglesia de la Corte.
La tumba de Maximiliano, que convirtió a los Habsburgo en la dinastía más importante de Europa, es el monumento de bronce más grande del mundo. Sus restos se encuentran enterrados en Viena
Ostentoso y sin prisa por saldar cuentas. Los artesanos del tejadillo de oro, que Maximiliano I encargó para complacer a su segunda esposa, tallaron bajo el balcón "los culos de Innsbruck", unas figurillas con posturas obscenas evidenciando el impago. Se dice que la intención de Maximiliano I era usar el dinero de la propia Blanca María Sforza, con quien se había casado por interés, pero nunca llegó a abonar lo pactado.
Las dos mil seiscientas cincuenta y siete placas de cobre bañadas en oro siguen reluciendo cinco siglos después de haber sido colocadas, aunque de los doce kilos de oro usados entonces apenas quedan hoy tres.
El Tejadillo de Oro, desde el que cada domingo a las 11:30 se ofrece un pequeño concierto, es el símbolo de la ciudad
Con o sin deudas, bajo el mandato de Maximiliano I Innsbruck vivió su época "dorada". Fue él quien ordenó ampliar en estilo gótico tardío el Palacio Imperial, aunque su majestuoso aspecto se debe a otro Habsburgo: la emperatriz María Teresa, que aportó el estilo barroco.
En su apuesta por Innsbruck, la emperatriz decidió que allí se casaría su hijo Leopoldo II con la española María Luisa de Borbón. La alegría de las nupcias se tornó en tristeza al morir durante los preparativos el padre del novio, lo que le llevó a la decisión de levantar un Arco del Triunfo con doble significado: por un lado, la alegría del enlace y por otro, el dolor de la muerte.
El Arco del triunfo se encuentra en uno de los extremos de la calle María Theresien, a pocos metros de la columna de Santa Ana
Como el resto de las iglesias en la ciudad, la Basílica de Wilten es de un sobrio exterior. Sin embargo, se trata de la iglesia rococó más bonita del país, con bancos del siglo XVIII, estucados, colores suaves y ciento ochenta gramos de oro que han cundido lo inimaginable.
Josef Stapf, uno de los mejores arquitectos, se encargó del diseño de la iglesia de precioso altar
Curiosidades
La entrada de la Casa del Gigante, en el casco antiguo, se conoce como "arco susurrante" porque el sonido corre por las nervaduras. Adosada a ella, "Casa Thomele" es la vivienda del enano de la corte, cuyo fresco aparece en la fachada.
Busca el fresco del Águila cuaternaria, representación del sacro imperio romano, bajo los arcos de una conocida hamburguesería. Localiza también un fresco gótico inacabado en la arcada de Helblinghaus, junto al Tejado de Oro.
Además de los culos de Innsbruck, bajo el Tejadillo de oro encontrarás un enorme apéndice masculino que se usaba para atar los caballos.
El brillo de Innsbruck sería menor sin la existencia de Swarovski. Se puede comprobar en la tienda del centro o acudir al museo, un lugar de fantasía, en el que se expone desde bisutería a interpretaciones del cristal realizadas por distintos artistas.
The Art of performance con atuendos originales de artistas como Elton John
Comer
En el centro se encuentran atractivos restaurantes ubicados en locales históricos como Goldener Adler, Ottoburg o Stiftskeller.
Dormir
Hotel Nala: A cinco minutos del centro, caminando. Un pequeño hotel, con jardín interior, decoración heterogénea y ambiente acogedor.
Consejos
Con la Innsbruck card de 24, 48 o 72 horas se accede al transporte público y numerosos lugares de interés. Simplemente tomando hasta Swarovski y el funicular a Hafelekar, se amortiza.