Circulando sobre los raíles, la locomotora bien podría hacerlo con la imagen impresa de un jaguar, regio habitante en la densa selva de Yucatán por la que el Tren Maya transcurre a lo largo de 1554 kilómetros en los que se ha trabajado duramente para dar inicio a una nueva forma de transporte en la península mexicana.
No lo hace, posiblemente, porque con el animal que los mayas consideraban sagrado conviven pumas, ocelotes, coatíes, monos aulladores, cocodrilos, tortugas carey, iguanas, guacamayos o flamencos, lo que complicaba la elección. Así, el morro aerodinámico del tren luce tatuado de color blanquiazul como las camisetas del Alavés y de La Real y no a propuesta de algún aficionado sino porque, pese al carácter bipolar del tiempo en el Caribe, azul es el color del cielo en algún momento del día, el agua de sus playas y la de los cenotes que los mayas consideraban la entrada al inframundo.
O quizá, en realidad, el tono no sea exactamente azul sino verde, como esos ojos a los que Bécquer dedicaba una rima para la quejumbrosa niña que, de tornarse, decía Gustavo Adolfo, lo sintiera. Los daltónicos, siempre dudamos respecto de los tonos y no está mal porque la vida es una perpetua duda. Un ir y venir constante, a veces en tren. Un viaje, o varios, a Yucatán, porque uno pocas veces resulta suficiente.
Los tramos más solicitados son Cancún, Tulum, Bacalar y Chetumal. Al actual trazado se le añadirán pequeños ramales, mientras que la apuesta se completará con un tren de mercancías. A nuevo huelen las instalaciones del Tren Maya, en las que aún aparecen precintados algunos elementos
Obra faraónica, en la que se han invertido 29 millones de euros y llevada a cabo en solo cuatro años en los que se han registrado nuevos hallazgos arqueológicos, poniendo de manifiesto que la jungla continúa ocultando miles de tesoros, como los que ya se exponen en los museos de Tulum o de Chichén Itzá. Un trazado ideado para dar servicio a la población local —para la que se ajustan precios— y turistas, quienes pueden optar por un bono de siete días a disfrutar en un año.
Apuesta por una Red ferroviaria de la que la península carecía y que aporta seguridad con el apoyo de 3.200 elementos de la Guardia Nacional, encargada de custodiar las 34 estaciones. Casual o intencionadamente, el trazado completo guarda gran similitud con la Osa mayor, constelación en la que los mayas, astrónomos muy precisos, veían la cola de una serpiente, para ellos símbolo sagrado.
Felizmente, las estaciones están próximas a ciudades como Mérida, capital de Yucatán, la mágica Valladolid, o de las principales zonas arqueológicas en las que, a su vez, se han construido hoteles integrados en la naturaleza para ocasionar el mínimo impacto posible en ella.
El Grupo Mundo Maya, creado en 2022 y propiedad de la Serena, ofrece siete hoteles —seis en la península de Yucatán y uno en Chiapas—. Abiertos hace escasamente un año, como es el caso de Mundo Maya Tulum en el Parque del Jaguar o Mundo Maya Chichén Itzá, son elegidos por visitantes que buscan un turismo distinto a la playa
Alstom, francés, por lo tanto, es el tren ensamblado íntegramente en México. España ha colaborado capacitando a los maquinistas, quienes en 11 horas recorren el trazado de extremo a extremo: Cancún aeropuerto-Palenque.
En medio, atrapados en la selva al mismo tiempo que la propia historia de la península, multitud de cenotes de los que algunos, como tantos tesoros arquitectónicos, han visto la luz durante los trabajos de excavación. Nunca los arqueólogos han llegado a ver la inmensa serpiente tsukán, de enorme cabeza y crin de caballo que, cuenta la leyenda maya, vivía en esos depósitos acuíferos cuidando las grutas y encargándose de que nunca faltase en ellas el agua.
De la cuidadora del inframundo maya toma el nombre el cenote "Tsukán, santuario de vida", donde las experiencias que se proponen resultan tan interesantes como livianas en comparación a la magia que desprenden las profundas aguas en las que moraba tsukán y en las que siguen nadando otros peces.
Tsukán, el complejo turístico que lleva el nombre de la serpiente mítica, nos acerca la cultura y tradición maya con la autoridad que le confiere saberse uno de los poblados en los que durante la edificación de Chichén Itzá se alojaron familias que disfrutaban del cenote al que se llega tras descender 106 escalones, tantos como municipios tiene el estado.
Tras el baño, posterior a la visita del lugar, que incluye abrazo al árbol sanador-pich-, siembra de maíz o elaboración de tortillas, la experiencia de Tsukán concluye con una comida maya
Silvio Rodríguez titulaba uno de sus álbumes "Al final de este viaje" pero quizá sea recién comenzado cuando desciendas por las escaleras del Tren Maya, que tiene acuerdo comercial con Avoris y más de 3.000 de venta, con la intención de visitar Chechén Itzá, una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.
Millones de visitantes lo hacen cada año que, aunque no coincidan con los equinoccios, imaginan a la serpiente emplumada Kukulkán, en su zigzagueante descenso por la escalera norte del Castillo. La pirámide de treinta metros de altura y el resto de edificios, Patrimonio de la Humanidad desde el siglo pasado, constituyen una lección magistral de matemáticas, astronomía, geometría y acústica, materias que los mayas dominaban a la perfección.
El Castillo está formado por cuatro laterales con 91 sobre los que reposa la plataforma, conformando los trescientos sesenta y cinco días del año. Chichén Itzá, cuyo significado en maya es "Boca del pozo de los itzaes", hace referencia al cenote ubicado al norte del Castillo o Pirámide de Kukulkán donde se llevaban a cabo rituales
La cancha de juego de pelota de Chichén Itzá es la mejor conservada de Mesoamérica y mantiene casi intactos los palcos y los anillos por los que debía atravesar la bola que, solo al inicio, se permitía tocar con la mano. El templo de los Guerreros y el de Las mil columnas, que en algún momento debió estar techado, son otras dos destacadas construcciones.
En la última de las plataformas se encuentra el templo al que se accedía por una puerta de tres vanos
"Por qué y por qué" es una de las preguntas más repetidas. No todas las respuestas, pero muchas, se encuentran en el Museo al que siguen llegando piezas y cuya ampliación prosigue. Al igual que a Chichén Itzá, a la zona arqueológica de Tulum, en el Parque del jaguar, llega la lanzadera que, por un par de euros desde la estación, pone a disposición el Tren Maya.
Apenas el 2% de lo que debió ser la ciudad en la que vivió una población de dieciséis millones de personas, está amurallado. Una barrera, muy próxima al mar, que posiblemente servía para dividir las clases sociales y que solo cruzaban los más poderosos. Poderosos o no, la ciudad sumida en la sequía más absoluta por la quema de arbolado para fabricar cal con piedra caliza, permaneció abandonada durante tres siglos hasta que fue redescubierta en 1842.
Su ubicación sobre el punto más alto del Caribe mexicano, un acantilado de trece metros que le protegía de las inclemencias, permitió la supervivencia y conservación de los edificios.
Solo el 10% de la ciudad arqueológica de Tulum ha sido restaurada, el resto es original. El Castillo, uno de los edificios más significativos, fue realmente un templo
Como el Caracol en Chichén Itzá, en Tulum el Templo del Dios Descendiente está relacionado con Venus y muestra la exactitud matemática de esta civilización a la que la Nasa solo ha sido capaz de corregir en décimas el cálculo del ciclo sinódico realizado por los mayas.
El mundo maya sigue proporcionando sorpresas pendientes por descubrir, ahora más fácilmente, con las conexiones ferroviarias que han incorporado una parada en Playa del Carmen, corazón de la Riviera Maya, destino de sol y playa en el que Travelplan opera desde hace lustros www.travelplan.es.
Desde su complejo Barceló Maya Beach se ofrecen cuatro mil habitaciones, distribuidas en diversos hoteles que conforman una pequeña ciudad que se proporciona desde servicio médico a bolera.
Existen opciones de alojamiento familiar o solo adultos, caso de Barceló Riviera Maya a cuyos clientes se permite acceder a la oferta de los otros cinco hoteles del macrocomplejo
Las ruedas del nuevo Tren Maya, siguen rodando y confían en aumentar frecuencia, pasajeros y servicios en los meses venideros.
