El 2020 quedará grabado en la historia como un ejercicio que asumió la irrecuperable pérdida de 3.000 vidas en Euskadi. Se trata, sin duda del mayor daño posible y con un valor incalculable. A esta situación se han añadido pérdidas como las de los 18.200 parados más que elevan la cifra a 132.436, los 7.500 millones de euros menos en la producción de la economía, los 2.000 millones menos en la recaudación tributaria y una caída en las exportaciones superior a los 4.000 millones. Todo empezó con la llegada de un virus que borró de golpe los planes de un 2020 que prometía unas previsiones económicas muy diferentes.
Las consecuencias de esta caída no tienen precedentes, pero tampoco lo tiene la respuesta. Bien con un recurso al endeudamiento para mantener unos presupuestos que ayuden a acelerar la recuperación, bien con el gasto sanitario sin precedentes o con la financiación a las empresas. Todo en unos meses en los que hemos visto la creación y comienzo de distribución de la vacuna.
Contracción del crecimiento económico
El parón de la actividad y la producción, la caída del consumo con un descenso superior al 9% y la desaparición de pedidos han llevado a la economía vasca a cerrar un 2020 con una caída en la generación del PIB superior al 10%, no existen análisis en la serie histórica que permitan encontrar un dato análogo.
Esta situación ha tocado a uno de los nervios estratégicos de la economía vasca, la exportación, con un descenso del 20% en el año además que ha traído la incertidumbre del Brexit.
Son datos que han terminado golpeando directamente al empleo que ha elevado el paro al 11,3% incorporando a 18.200 nuevos desempleados al término de los últimos 12 meses. Las previsiones que las patronales vascas hacen, además, para 2020 no prevén una recuperación de empleo, que trasladan a 2022.
Muchas empresas no han podido aguantar la situación y, en Euskadi, han desaparecido 1.433 empresas.
Los Erte
En el escenario laboral, los Erte han permitido salvar el empleo del duro impacto de la crisis. En el mes de abril había más de 112.000 trabajadores vascos afectados por un Erte. Hoy esa cifra se ha reducido a 30.000 y en enero comienza la negociación para extender estos Expedientes de Regulación Temporal de Empleo hasta junio del año que comienza, sino es hasta el final. Serán una herramienta clave para el sector del turismo y la hostelería.
Exportaciones
Euskadi basa su crecimiento en una balanza de pagos muy favorable gracias a las exportaciones que en 2019 presentaron un saldo de 21.200 millones. Este año, en cambio, se han reducido en un 20% superando a penas los 17.000 millones
Turismo
Las restricciones a la movilidad han reducido drásticamente la entradas de viajeros al País Vasco. Así, si en el global del año pasado los establecimientos hoteleros contabilizaron 3,4 millones de entradas, al cierre de octubre de este año esa cifra se había reducido un 90% con 243.000 entradas.
Caída en la recaudación
Este descenso en la actividad y en el empleo se ha traducido directamente en una caída de la recaudación de 2.000 millones sobre los 15.469 millones de euros que gestionaron las Haciendas forales en 2019.
Un esfuerzo sin precedentes en la respuesta
La respuesta del sistema ha este reto ha desafiado también a los precedentes. Así, en tan sólo 9 meses, Osakidetza ha desembolsado 1.000 millones de euros para hacer frente a los gastos de la atención médica.
A su vez, el sistema financiero ha puesto en movimiento 800 millones de euros para facilitar la liquidez de las empresas con créditos avalados por el Gobierno vasco a través de Elkargi. Unas líneas que añadir a los créditos ICO impulsados por el Gobierno de España
A su vez, desde la Unión Europea se ha recurrido por primera vez a la emisión de deuda común para poner en marcha un Fondo de Recuperación, el Next Generation EU, dotado con 750.000 millones de euros, de los que llegarán a España 140.000 millones y para los que el Gobierno vasco ya ha presentado una primera serie de proyectos para recibir 5.700 millones de euros.
En la misma línea, El Gobierno vasco se apoyará en la deuda como palanca para intentar mantener un nivel de gasto sin precedentes en las Cuentas para el 2021. Un esfuerzo se cifra en los 1.600 millones de euros de endeudamiento que prevén las cuentas y que dejarán la deuda viva del Gobierno en el techo histórico de los 12.440 millones de euros, un 16,9% del PIB. Es una respuesta para afrontar la reconstrucción ante la crisis de la pandemia.