¿Qué presidente convenía más a la industria de las criptomonedas? Es la pregunta que muchos de los inversores se han estado haciendo en los últimos meses al margen de sus convicciones políticas. No es una cuestión sin importancia, y más si se tiene en cuenta que este nuevo mercado está a las puertas de una fase regulatoria que puede ser crucial para su futuro, sobre todo en Estados Unidos. Aún así, todo hay que decirlo, la respuesta tampoco tenía fácil solución o un claro favorito una vez que Bernie Sanders desaparece del tablero de juego. Aquí, como en la sociedad norteamericana, las opiniones también eran variadas y la división, palpable. Las quinielas, en cualquier caso, ya poco importan.
En estos días en los que Bitcóin sigue corrigiendo tras un rally sin precedentes mientras el resto de activos esperan la confirmación de una posible 'altseason', la salida del Gobierno de Donald Trump es un hecho y ahora es necesario poner el foco en las piezas que pueden ser determinantes en la nueva administración comandada por Joe Biden para el desarrollo de una industria en auge, pero aún 'en pañales' en lo que a reglas de juego se refiere. Mike Novogratz, CEO de Galaxy Digital, apuntaba hace unas semanas en la CNBC que para que la industria de las criptomonedas tenga éxito a largo plazo "se necesita más claridad regulatoria". También miraba a la nueva administración con esperanza: "Espero que pronto podamos conseguir más reguladores de mente abierta".
La primera orden presidencial del nuevo inquilino de la Casa Blanca ha sido, cuanto menos, un ejercicio de templanza. Biden ha detenido los procesos regulatorios federales por un mínimo de 60 días con la intención de que las normativas sean revisadas por los nuevos integrantes de su gobierno. Esto frena en seco, al menos de momento, la polémica medida propuesta que hacía en diciembre el Departamento del Tesoro sobre el KYC (conoce a tu cliente) de las carteras de autocustodia, y también de la relación de los exchanges con sus clientes, obligándoles a informar de la identidad de cada usuario que realizara transacciones superiores a 3.000 dólares, una medida que la industria prácticamente al completo ha criticado al considerar que atenta contra la privacidad de los propietarios de criptoactivos.
Algo que se ha visto con buenos ojos desde el sector es la sustitución de Steve Mnuchin, contrario a los criptoactivos, por Janet Yellen al frente del Departamento del Tesoro. Yellen, que ha comentado en varias ocasiones su preocupación por el uso ilícito de las criptomonedas, también se ha expresado en términos positivos hacia la industria, como en su afirmación de que "Bitcóin y otras monedas digitales están proporcionando transacciones financieras en todo el mundo. Como muchos desarrollos tecnológicos, esto ofrece beneficios potenciales para EE UU y para nuestros aliados". Ve luces y sombras cuando afirma que "creo que es importante que consideremos los beneficios de las criptomonedas y otros activos digitales, y el potencial que tienen para mejorar la eficiencia del sistema financiero. Al mismo tiempo, sabemos que pueden usarse para financiar el terrorismo, facilitar el lavado de dinero y apoyar actividades malignas que amenazan los intereses de la seguridad nacional. Creo que debemos analizar de cerca cómo alentar su uso para actividades legítimas y restringirlo para actividades ilegales y malignas", apostilla Yellen.
Otro de los cambios importantes, también en el Departamento del Tesoro, es la previsible sustitución de Brian Brooks (exdirector legal de Coinbase) por Michael Barr (antiguo asesor de Ripple) como jefe de la Oficina del Controlador de la Moneda (OCC). Ha sido el propio Brooks quien renunció al tras ocho meses. En este caso sí estaba bien visto por la industria, pues siempre trataba de transmitir calma asegurando que "nadie va a prohibir Bitcóin". Según sus palabras, las próximas regulaciones "van a ser menos impactantes de lo que la gente espera" porque los reguladores solo buscan asegurar su integración en el sistema financiero.
Se espera, en cualquier caso, que Michael Barr, que también tiene experiencia en el sector, continúe en la misma línea de su antecesor, al menos si sus pensamientos son los mismos que expresó cuando se unió al Consejo Asesor de Ripple en 2015, momento en el que dijo que "nuestro sistema global de pagos está muy desfasado. Creo que la innovación en los pagos puede ayudar a que el sistema financiero sea más seguro, a reducir costes y a mejorar el acceso y la eficiencia tanto para los consumidores como para las empresas".
La SEC debe "brindar claridad"
El pasado 23 de diciembre la Comisión de la Bolsa de Valores de Estados Unidos (SEC) daba un revés importante a un proyecto que podría acabar teniendo efectos en otros muchos, al menos en Estados Unidos. Ese día la SEC presentaba una demanda contra la empresa de la tercera criptomoneda por capitalización de mercado en ese momento: Ripple. También cargos contra su consejero delegado, Brad Garlinghouse, y uno de sus fundadores, Christian Larsen.
El motivo de la acusación es una "oferta continua de valores no registrados" a sus inversores desde 2013. La SEC acusa a sus dos ejecutivos de recaudar de esta forma más de 1,3 mil millones de dólares. Consideran que su criptomoneda (XRP) es un valor o security, mientras que desde Ripple sostienen que es una "moneda virtual", una versión respaldada días después por Reino Unido, que equipara a XRP con bitcóin o Ethereum, y también por otros países como Japón. De hecho, la agencia del Departamento del Tesoro que lucha contra los delitos financieros (FinCEN) clasificó a XRP como moneda en 2018. Novogratz apuntaba en la CNBC a las posibles consecuencias: "Van a provocar que muchas de las cosas geniales que están sucediendo en las criptomonedas se vayan al extranjero".
Es un tema para abordar en profundidad, pero no son pocos los que se han preguntado por qué una demanda de estas características que puede poner patas arriba a gran parte de la industria llegaba pocos días antes de que el entonces presidente de la SEC, Jay Clayton, de la administración saliente, tuviera que dejar su cargo. La patata caliente, efectivamente, pasa de manos.
Todo indica que Gary Gensler será nuevo hombre fuerte en Wall Street y Rohit Chopra dirigirá la Oficina de Protección Financiera. El nuevo presidente de la SEC tiene por delante una tarea compleja. No es un mundo ajeno para él, pues Gensler conoce muy bien la tecnología, imparte clases en el MIT sobre bitcóin y blockchain. En la industria se ha interpretado su llegada como favorable ya que ha comentado en varias ocasiones que la blockchain podría dar reemplazo a muchos intermediarios financieros existentes hoy. También ha pronunciado palabras que a más de uno pueden haber hecho temblar. Gensler tiene claro que bitcóin no es un valor, pero el resto... no está tan claro. Incluso a Ethereum, en teoría fuera de toda duda, lo ha metido junto a XRP en el saco de las 'security', y ha dicho en alguna ocasión que "probablemente muchas criptomonedas" estén operando fuera de la ley en EEUU.
Gensler conoce el sector y domina la tecnología, pero además tiene experiencia en procesos regulatorios. De hecho, fue él quien puso orden en el mundo de los derivados durante el mandato de Obama aprobando decenas de reglas para mejorar la transparencia y reducir el riesgo en los mercados de futuros. También trabajó con Clinton en el Departamento del Tesoro. Tiene fama de riguroso y de plantar cara cuando considera necesario a los grandes titanes financieros. Le sobra experiencia y, de hecho, fue uno de los socios más jóvenes en la historia de Goldman Sachs.
Habrá que ver cómo termina la demanda contra Ripple, pero Brad Garlinhouse no ha tardado en felicitar desde su cuenta de Twitter al nuevo presidente de la SEC: "¡Felicitaciones a Gary Gensler! Estamos listos para trabajar con el liderazgo de la SEC y la administración de Biden en general para trazar un camino a seguir para la innovación de blockchain y criptografía en los EE. UU."
Hester Pierce, comisionada de la SEC desde 2018 y conocida cariñosamente por los entusiastas como 'Crypto Mom', también ha valorado la llegada de savia nueva a la Comisión de la Bolsa de Valores estadounidense: “Realmente necesitamos adoptar la innovación y descubrir cómo podemos establecer un entorno regulatorio que conduzca a la innovación, lo que creo que en nuestro espacio significa brindar claridad. Y creo que eso es algo a lo que se enfrentará el nuevo presidente desde el primer día”.
El sector ve ahora un panorama más favorable en términos generales para abordar una regulación, pero solo el tiempo dirá si acaba lloviendo a gusto de todos. Ripple ya ha anunciado que si encuentra demasiadas trabas en su casa piensa en la posibilidad de un cambio de sede a otro país más amigable. Novias no le van a faltar, y desde hace tiempo tiene la mano tendida de su socio en Japón, SBI Holdings. No sería de extrañar que, en el caso de encontrar problemas en exceso, se produjera una fuga de proyectos y eso, no cabe duda, no beneficiaría a la economía de Estados Unidos. No está de más apuntar que Biden toma la presidencia con un dólar que se ha depreciado un 3600% frente a bitcóin.
El desarrollo, la tecnología y el impacto que puede generar en la economía un sector emergente y global como el de las criptodivisas es un tren que Estados Unidos no puede ignorar. La claridad regulatoria debe llegar cuanto antes para que el sector pueda seguir innovando con unas reglas de juego bien definidas y justas para todos sus actores.