Las cifras de paro en los servicios de alojamiento, de comidas y bebidas en Euskadi se han incrementado en más de un 15% interanual. Los últimos datos del Servicio Vasco de Empleo elevan la cifra de desempleados a 13.920 en febrero, más de 11.000 sin subsidio o prestación contributiva. El aumento se concentra mayormente en la provincia de Bizkaia, 7.476, seguida de Gipuzkoa,4.212, y Álava con 2.232 personas en la cola de Lanbide.
Unos datos que si no son más dramáticos es debido al muro de contención de los ERTE que contempla en el último mes a más de 20.000 trabajadores ligados a los alojamientos y la alimentación esporádicos en Euskadi. El 31 de mayo, sin embargo, concluirá el proceso de regulación temporal de empleo, cuya prolongación demandan desde el sector hostelero, dueños de bares, restaurantes y locales con el fin de garantizar la continuidad de los negocios y el mantenimiento de empleo en el sector hasta final de año.
Desde la Federación de Servicios en Euskadi, la portavoz de CC.OO, Susana García, afirma que "no hay otra esperanza que no sea la prolongación del ERTE o la llegada de garantías a través del diálogo social entre sindicatos, asociaciones y Gobierno para estos sectores". "Los ERTES tendrán que ampliarse en escenarios muy concretos, hasta que la actividad económica pueda retomarse en condiciones medianamente normales", clarifica. Mientras tanto, la clave "es la reubicación", explica Iñigo Alonso desde LAB, y en estos momentos "conlleva una enorme dificultad en un sector en el que la coyuntura se está dilatando mucho más de lo que se podía prever". Muchos no tienen expectativas de encontrar empleo a corto plazo y se acogen a la percepción por desempleo "en un contexto de fraude constante en la contratación temporal".
A pesar de contar con una amplia experiencia en el servicio, a menudo, profesionales del sector, "carecen de formación concreta" para su reubicación en otro puesto de trabajo. Y si finalmente se reincorporan al mercado, "no lo harán en las mismas condiciones", sujetas a cambios en el convenio colectivo y pérdida de antigüedad. "Su economía se va a ver mermada aunque regresen al mundo laboral, en sectores en los que existe además un flujo discontinuo de trabajo por temporadas que le resta estabilidad". Un contexto en el que las medidas restrictivas han supuesto un duro golpe para la rama hotelera que ha anunciado una contracción del 76,5% en su actividad en febrero respecto al mismo mes de 2020, en el que la rentabilidad del sector cayó casi un 60%.
Según el estudio presentado por la Asociación de Hostelería de Gipúzkoa sobre el estado de reservas de alojamiento, el 32% de los establecimientos no ha abierto sus puertas debido a la falta de demanda por las restricciones de movilidad y las reservas de los que permanecen abiertos no superan en ningún caso el 20% de su capacidad. El subsector, pedía este mismo mes acelerar de forma urgente la vacunación por "todos los medios posibles" de cara a recuperar la actividad que, auguran, no se recuperará hasta el verano de 2022, e incluso 2023.
Aunque factores como la vacunación, los subsidios y la ampliación de los ERTE juegan un papel importante en la evolución del sector turístico en Euskadi, "la sensación de preocupación es inmediata". "Sin llegar a ser una crisis estructural como la del comercio a la que se suma los cambios en lo hábitos de consumo y la migración hacia la compra online, la situación actual es sangrante. Que las cifras no sean peores responde a la calma que precede a la tormenta una vez finalicen los procesos de regulación temporal de empleo" insiste Alonso, que recalca, las medidas de rescate deben ser acordes a las medidas restrictivas, que se han alargado más de un año.