La escalada del precio de la luz que comenzó el pasado verano no solo está asfixiando a muchas industrias y amenazando al ritmo de la recuperación económica de las empresas. El gasto público para el alumbrado de las calles también, en algunos casos, nota esas tensiones. Así lo desvelan los diferentes proyectos de Presupuestos de las capitales vascas que recogen las partidas para hacer frente al gasto. Vitoria, Bilbao y San Sebastián se dejarán en 2022 12,8 millones de euros en iluminar sus calles, pero la factura más cara es la de Vitoria que, por no tener un precio fijo en el contrato de adjudicación ve cómo se dispara este coste un 26%.
Aquí también ocurre lo mismo que en las empresas, aquellos ayuntamientos que trabajan con contratos a 'precio fijo' con las comercializadoras de energía salvan el 'hachazo' de las eléctricas, pero, como le ocurre a Vitoria, quiénes tienen la adjudicación de energía a precio según el mercado se llevan un susto soberano en la factura.
Y es que el impacto del gas en el cálculo del precio de la luz y en la fijación de las partidas presupuestarias para hacer frente al alumbrado público han cambiado las tornas y dejan en la capital alavesa la factura más cara con 4,8 millones de euros, frente a los 3,8 millones de este 2021.
Según ha podido saber 'Crónica Vasca', es más dinero incluso que el que destina Bilbao, que reserva 4,2 millones de euros en su Presupuesto para esta partida. A penas un 1,92% más que este año.
Donostia registra un ascenso del 4,17%, con 3,8 millones de euros, tal y como lo refleja su proyecto de Presupuestos.
A pesar del gran esfuerzo en cambiar las luminarias de la calle por sistemas de led en los que se ha venido trabajando estos últimos años, el 'tarifazo' también pasa su factura a los ayuntamientos.