La ralentización de la economía se impone y al Gobierno vasco no le ha quedado más remedio que reducir sus previsiones de crecimiento para esta año hasta el 5,6%, 1,1 puntos menos sobre lo que había estimado. Así lo ha anunciado este martes el consejero Pedro Azpiazu, que sin embargo, ha reafirmado la confianza del Gobierno en la recuperación para 2022, ya que en en el próximo año sitúa el crecimiento en el 6,7%, tres décimas por encima de lo contemplado hasta ahora.
La revisión de las previsiones económicas del Ejecutivo autonómico ha sido dada a conocer por el consejero de Economía y Hacienda en una intervención en el pleno del Parlamento Vasco al inicio del debate de enmiendas de totalidad a los Presupuestos de Euskadi para 2022, que por cierto, se han elaborado en base a unas previsiones de crecimiento mayores de las que finalmente van a ser. Pese a ello, Azpiazu ha asegurado que el recorte en el crecimiento no alteran el diseño del presupuesto de Euskadi, ya que en ellas se recoge también un incremento del PIB nominal hasta el 9,3%, que es el indicador que está relacionado con la capacidad recaudatoria que justifica los ingresos contemplados en las cuentas vascas.
Hace unos días el consejero ya adelantaba que un recorte en el crecimiento del PIB no afectaría a la recaudación de las Haciendas vascas, porque se había hecho la estimación desde un punto de vista "muy prudente", por lo que estarían cubiertas las inversiones previstas en las cuentas.
En materia de empleo, la actualización de las previsiones apenas implica cambios respecto a las de septiembre. El número de personas que, según el nuevo escenario, encontrará empleo será de 13.390 en 2021 y de casi 11.500 en 2022.
La evolución favorable del empleo tendrá su reflejo en la tasa de paro, que se situará en el 10,0% este año en media anual y bajará hasta el 9,2% el próximo.
Esta actualización se ha realizado tras la publicación de las Cuentas Económicas Trimestrales de Eustat y una vez recopilados los datos que se utilizan como variables exógenas por la Dirección de Economía.
Azpiauzu ha señalado que esta disminución del crecimiento para el fin de año se deben "en parte por el “efecto entorno” de las previsiones de crecimiento de la economía española", que ha pasado del 6,2% para 2021 al 5,2% de crecimiento del PIB. Otra parte de la moderación obedece a los "cuellos de botella" que se han producido en las cadenas de producción, dado que la oferta no está siendo capaz de responder en tiempo al fuerte aumento de la demanda.
Algo que se está viendo en sectores como el de la automoción, que está parando por la falta de componentes. “Se trata, por tanto, de un retraso en la producción, no de una debilidad del tejido productivo, o dicho con otras palabras, parte del PIB que no se va a poder generar en lo que queda del año se trasladará al crecimiento de 2022”, ha explicado Azpiazu.
También ha destacado Azpiazu la coyuntura actual es la elevación de los precios. La falta de algunos componentes y materias primas ha elevado su precio y esto se va trasladando al conjunto de la economía. Ese encarecimiento se aprecia en el IPC y en el deflactor del PIB, al igual que en otros indicadores. En el caso del deflactor, en septiembre se esperaba una subida para 2021 del 1,4%, coherente con los cálculos de otros organismos europeos. Sin embargo, en la actualidad se da por sentado que el conjunto de los precios aumentará por encima de esa cifra. El Gobierno Vasco ha elevado el deflactor del PIB para 2022 hasta el 2,4%, lo cual tiene importancia en el cálculo del PIB nominal, es decir, del valor en euros de los bienes y servicios generados en Euskadi. En la previsión de septiembre, el PIB nominal crecía un 7,9%, pero en la actual se espera un incremento del 9,3%. “Conviene recordar, que es el PIB nominal, más que el PIB real, el que está relacionado con la capacidad recaudatoria que justifica los ingresos de los presupuestos de 2022”, ha matizado el consejero.
Desde la perspectiva de los sectores productivos, el nuevo escenario refleja ese desplazamiento en el tiempo del crecimiento "tanto para la industria como para la construcción". En concreto, se revisa a la baja el crecimiento del valor añadido industrial de este año, del 9,7% al 8,7%, pero se eleva la tasa del año próximo del 5,6% al 6,6%. En el caso de la construcción, se modera del 4,2% al 2,7% el resultado de este año y se aumenta la de 2022 del 4,5% al 5,2%. En el caso de los servicios, se modera casi un punto su desempeño este año y se mantiene prácticamente sin cambios el próximo, con un 6,7%, en línea con el crecimiento esperado para el conjunto de la economía.