Será una Semana Santa de recuperación, pero no de normalidad. Al menos, eso es lo que dice la estadística: según Exceltur, las ventas de alojamiento esta Semana Santa se quedarán en Euskadi un 6,3% por debajo de las de 2019. La comunidad autónoma será la segunda peor de España, solo por detrás de Madrid, que se quedará a un 7,6% de la normalidad. Esa brecha también la apunta el sector turístico vasco, pendiente, una vez más de las decisiones de última hora. "La demanda es hipersensible" afirma Elena Estomba, la presidenta de Hoteles de Gipuzkoa. "La última hora es la clave" apunta Iván Saldaña, desde sus alojamientos alaveses. "Cualquier noticia relacionada con la pandemia, el uso de la mascarilla, la climatología o sobre la guerra o el ascenso de los precios de los combustibles puede alterar al alza o a la baja las estimaciones" de los hoteles guipuzcoanos, que han proyectado una ocupación media del 75% entre el Miércoles Santo y el Domingo de Resurrección. La guerra de Ucrania es uno de los factores a tener en cuenta este año en el que los clientes van a volver a ser mayoritariamente nacionales según el gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia, Héctor Sánchez.
Sánchez y Elena Estomba coinciden en un punto: que cuatro días -cuatro noches en el caso de Estomba- "no salvan un año". La incertidumbre sobre el comportamiento del consumidor es total. "A priori, la expectativa es buena, pero hay dudas", señala un Héctor Sánchez. Este mismo jueves el Ejecutivo autonómico reconocía que la economía vasca ya está notando una contracción en el consumo privado y en la inversión. "Los precios de los carburantes y los del IPC son factores de incertidumbre" afirma Sánchez. En Gipuzkoa, la caída del consumo tiene cifras concretas: según Dendartean, la agrupación de comercios guipuzcoanos, entre sus asociados, el gasto se ha contenido en un 20%. "Ha caído en picado" afirma Amador Viteri.
Eso no ha quitado para que, pese a ello, establecimientos como el Nirea Hotel, que abre hoy sus puertas en la céntrica calle Dato de Vitoria, tenga una demanda de hasta el 100% el Sábado Santo. "Va a ser una buena Semana Santa y eso que aún nos estamos posicionando" admite Saldaña pese a reconocer que hay incertidumbre y que otros alojamientos suyos no llegarán al lleno. Tanto los alojamientos rurales -a los que el 'boom' del año pasado se les queda difícil de repetir- como los hoteles rondarán el 80% de ocupación.
En cuanto al efecto que pueda tener la eliminación de la mascarilla obligatoria en interiores, Hector Sánchez sí que cree que la eliminación de la mascarilla en interiores ayudará al funcionamiento de los hosteleros. "Todo lo que sea eliminar restricciones y acercarnos a la normalidad, suma", explica el gerente de los hosteleros vizcaínos.
Comercios y bares de barrio, los más pesimistas
Los comerciantes son los que peores expectativas tienen. Viteri, el presidente de Dendartean, lamenta que el turista "no viene con mentalidad de comprar" y trae "el 95% de su tiempo programado: visitas a museos, a monumentos, a parajes naturales; si compra, va a ser para algo elemental". "La inflación nos ha matado", asevera un Viteri que cree que vienen tiempos de cierres y que el Gobierno vasco debe abordar una "reconversión" del comercio minorista al nivel de la que se acometió en la ría de Bilbao. En opinión del presidente de Dendartean -que recientemente ha hecho hincapié en su 'no' a TicketBai- tampoco ayudan las "ofertas agresivas" de las grandes superficies, con cadenas de supermercados que "te reducen al 25% la factura si compras más de 40 euros"; "no se puede competir contra eso".
Al papel del gran comercio se le suman los otros 'olvidados' cuando se habla de turismo en ciudades y medio rural: los barrios de las afueras. Desde el vitoriano de Lakua, uno de estos hosteleros se queja precisamente de eso: "la Semana Santa es una mierda para mí, porque no viene nadie", resume.