Las quejas de las constructoras por los precios de la obra civil han adquirido un cariz mucho más importante en las últimas semanas desde el estallido de la guerra. Lo que hasta entonces había sido una advertencia sobre los altos precios de los materiales, la crisis de suministros y los precios energéticos ha pasado a ser una grave realidad que ha visto a los combustibles rondar los dos euros por litro, la energía en máximos históricos y una huelga del transporte que mantuvo en jaque los suministros durante dos semanas. El cóctel de dificultades derivadas del estallido de la guerra en Ucrania ha ahondado en los problemas por los que pasaba la construcción y ha hecho que, en apenas 46 días de guerra, las administraciones hayan visto quedarse desiertos casi 14 millones de euros en obras públicas: casi la misma cantidad que lo perdido en ocho meses antes de la guerra.
Según los datos recopilados por 'Crónica Vasca', desde el 24 de febrero hasta este lunes se han quedado desiertos 16 contratos. Son muchos menos que los 43 de los otros ocho meses previos a la guerra, pero se han dado a un ritmo frenético. Desde que Rusia comenzó la invasión de Ucrania, en Euskadi un contrato de obra civil se ha quedado desierto cada 84 horas. Además, las cuantías de los contratos han sido mucho mayores: han ascendido a más de 13 millones y medio de euros. Por ponerlo en perspectiva, cuando este diario publicó las cifras de los contratos públicos que se habían quedado desiertos por la crisis de suministros, las cifras eran de 15 millones y medio de euros en 227 días. Los desiertos se están dando ahora a un ritmo cinco veces mayor que entonces.
Desde el estallido de la guerra los Gobiernos central y vasco han habilitado un mecanismo de actualización de precios para las obras públicas ya en marcha que permitía revisar los precios hasta un tope del 20%. La actualización que ahora mismo están realizando las administraciones se hace excluyendo los costes de la energía y no pueden superar el tope del 20% pese a que el coste de esa construcción civil haya aumentado más de un 20%. "En algunos casos, se supera con holgura un encarecimiento del 30 o incluso el 40%", advierte Txema Muñoz, el presidente de Ascongi. La Asociación de Constructores y Promotores de Gipuzkoa, consciente de este problema, ha emprendido una ronda de consultas con las instituciones para analizar juntos los precios de la obra civil con el objetivo de que no queden desiertas en las nuevas licitaciones. Muñoz cree que la situación por la que pasa la construcción hace que algunas constructoras ofrezcan precios extraordinariamente bajos en relación a los costes reales para evitar parar. El riesgo de que el sector entre en recesión -con las reminiscencias de 2008 que ello implica- existe y por eso se están manteniendo estas conversaciones: "para que no se desvirtúen los precios, las obras salgan adelante y no potenciemos adjudicaciones a pérdidas".
Los encarecimientos más fuertes se han experimentado en el material siderúrgico, pero también otros productos como el cemento se han encarecido. No hay que olvidar que Cementos Lemona tuvo que parar su planta de Málaga y Lemona se vio al borde de parar en los momentos más duros de la huelga de transportistas. Antes esta realidad de costes, "si los precios no están actualizados nadie va a concurrir a pérdidas" afirma Iñaki Urresti, secretario general de Ascobi, la asociación de las constructoras vizcaínas.
Dos colegios, una carretera, el tranvía de Vitoria...
Entre los 16 contratos desiertos destacan proyectos como la rehabilitación de las cubiertas del centro territorial de Osalan, presupuestada en 374.000 euros o las obras que el Departamento de Educación tenía pendiente realizar en la Armeria Eskola de Eibar o en el colegio Askartza Isusi de Abanto-Zierbena: un proyecto presentado por Maite Etxebarria, la alcaldesa de la localidad, ante los medios en marzo de 2021, del que se esperaba que las obras comenzasen en el pasado verano y que continúa sin encontrar una empresa interesada más de un año después. Aunque el mayor problema lo tiene la Diputación Foral de Álava, que ha visto como las obras de mejora en el trazado de la A-2128, presupuestadas en más de 7 millones de euros, se han quedado desiertas. En el apartado viario, ETS -Euskotren- tendrá que buscar de nuevo a una compañía interesada en varias actuaciones previstas en el trazado del tranvía de Vitoria y que no han encontrado a nadie interesado por ellas pese a que la obra estaba financiada al 100% con fondos de la Unión Europea.
Pese a todo, los contratos de obra civil no son los únicos que se le están quedando desiertos a las administraciones públicas. En el portal de la contratación pública de Euskadi también se recogen otras licitaciones desiertas que van desde una compra de paneles fotovoltaicos que quería realizar el Ente Vasco de la Energía (EVE) hasta los 14.500 euros con los que el Ayuntamiento de Vitoria buscaba a un DJ para amenizar el verano de la capital alavesa en el kiosco del Parque de La Florida.