Joseba Barandiaran, aparte de economista, ha sido mil cosas en esta vida. Ha elaborado informes de coyuntura económica para BBVA, ha sido profesor de la Mondragon Unibertsitatea y, entre otras cuestiones, vicepresidente del Colegio Vasco de Economistas y miembro del GT ekonometro de esta última institución. A las puertas de las 'vacaciones de la venganza', el economista vasco augura un otoño difícil, con lucha laboral en la calle, una inflación que dependerá del suministro de energía e incluso la posibilidad de que la economía entre en recesión en Euskadi, que es el escenario que cada día se está imponiendo más en Estados Unidos.
Antes de entrar en materia, me gustaría que me ofreciese usted mismo una foto, un primer diagnóstico. ¿Cómo ve la economía vasca?
Tenemos una panorama de mucha incertidumbre, con muchos factores externos en ciernes. Lo que más destacaría es el nivel de inflación; en 20 años no hemos tenido estos niveles. Estamos en un contexto en el que la economía mundial se está ralentizando y con una inflación a la cual no estamos acostumbrados. No es bueno. Es un panorama muy diferente al que hemos podido ver últimamente.
Es una inflación que ya es de doble dígito y hay quienes hablan ya de un otoño muy complicado. ¿Cree que va a ser así?
El problema que tiene una inflación tan alta es que, de entrada, ya deteriora el poder adquisitivo de la gente y no lo hace de manera homogénea. La gente en cuya cesta de consumo tenga un mayor peso de la electricidad, de los combustibles fósiles... se va a ver más afectada. Al igual que la gente que tenga más dificultad para actualizar sus rentas en función del IPC: lo va a pasar peor. Pero el problema es que toda la gente va a tener menos poder adquisitivo y encima el reparto de esa pérdida no va a ser igualitario
¿Es la inflación subyacente la gran 'tapada' de esta crisis?
Bueno, va a tardar más en aparecer porque es como una segunda derivada, una consecuencia de la anterior, Lógicamente el encarecimiento de la energía se va contagiando a otros ámbitos de la economía. Ha llegado ya a los alimentos frescos, que son los que no están incluidos en la subyacente, pero también al resto de alimentos. Creo que ya se ha contagiado a bastante ámbitos y eso va a hacer que la inflación sea seguramente mayor que la que el Banco Central Europeo vigila desde hace algún tiempo.
¿Cuánto de cerca estamos de una recesión?
Si hablamos de una recesión entendida como dos trimestres consecutivos de caída del PIB, por lo menos nos quedan dos trimestres. A mí no me extrañaría que este mismo año pudiéramos tener recesión entendida como eso. Eso no quiere decir que el crecimiento anual vaya a ser negativo. Con la inflación alta puede que inicialmente no se ralentice mucho el consumo porque la gente tire de ahorros, pero llegará un momento en el que el consumo se resentirá. Ya estamos viendo huelgas y negociaciones encaminadas a las subidas de precios. Habrá sectores que sí las puedan asumir y otros donde será bastante más difícil.
Más que la subida de precios, el tema de fondo está en si va a haber o no problemas de suministros
¿Está preparada la industria vasca, con tanto consumo de energía, para hacer frente a estos precios?
No crea que el coste energético sea tan determinante y además es algo que también le pasa a nuestros principales clientes, a países como Francia o Alemania. Lo que sí es cierto es que la cadena de suministro no está del todo normalizada. No hay cuellos de botella, pero es que en realidad está inflación no es una inflación de demanda.
Explíquese
La inflación no es alta porque la demanda esté muy boyante. El problema que supone esto es que una eventual subida de tipos de interés tampoco parece la mejor solución. La propia industria se enfrenta a un escenario en el que puede tener pedidos, pero puede no tener suministros. Y en algunos casos se puede repercutir los precios, pero hay otros inputs además de la energía; no estamos ante una recesión al uso, pero sí se ven factores de incertidumbre, 'nubarrones' que al final van a condicionar a la inversión. Es posible que veamos algún trimestre si no de caída del PIB, cerca. No me extrañaría entre 2022 y 2023, pero hay que ver cómo evolucionan asuntos como la propia guerra
¿Es más preocupante entonces una crisis de suministros que los propios precios de la energía?
Sí, más que la cuestión de que los precios irán subiendo el tema de fondo parece que está en si va a haber o no suministros. Ese sería el detenonante de una mayor inflación. La presión por parte de la demanda no va a ser enorme. No creo que los precios de la energía se vayan a disparar salvo que haya un problema grave de suministro. No tenemos que perder de vista que nuestra economía depende de combustibles fósiles que importamos
Ya tenemos casi un verano caliente y es probable esa tensión laboral se extienda a otoño
¿Se va a hundir el consumo?
En las cestas de consumo el peso de la alimentación en términos nominales ya se ha incrementado. A futuro lo que puede pasar es que la gente deje de consumir otros bienes: automóviles, viajes... a lo mejor después del verano. En algún momento el consumo se va a tener que adecuar a esa inflación tan alta y a unos salarios que igual no van a compensar tanto esa subida.
¿Vamos a tener un otoño caliente por eso?
Sí. Vamos, ya tenemos casi un verano caliente. Mercedes es la empresa más grande de Euskadi y ya está en huelga en un momento en el que tienen encima de la mesa la oferta de una posible inversión muy importante; no estamos hablando de pequeñeces. Es probable que esa tensión tenga su continuidad en otoño, claro
Las medidas del Gobierno central son las más rápidas, pero a lo mejor no son ni las más eficaces ni las más redistributivas
En otros punto de España se habla ya de huelga general
Personalmente a corto plazo no lo veo, pero no es descartable. Si hay una parte sustancial de la población que sufre esa pérdida en sus condiciones vitales, pero es que esta crisis es global. Ahora mismo países como Francia, que podría ser uno de los más combativos en este sentido, tampoco tiene un ambiente favorable a algo así. A corto plazo no lo veo tan claro
¿Ha acertado el Gobierno central con su plan de respuesta?
Las medidas que se están tomando, como los 20 céntimos del combustible, son las medidas más rápidas, pero a lo mejor no son las más eficaces. Ni siquiera las más redistributivas. Cuando das 20 céntimos por litro estás dando muchos euros a gente que igual, a pesar de los precios actuales, sigue gastando un montón de gasolina. Y sin embargo, a una persona que porque no da más de sí, está reduciendo el consumo, pues la ayuda relativa que le estás dando es fija; no es proporcional a su renta ni a sus necesidad. Es igual que el IVA de la electricidad: no es lo mismo un hogar que tenga la mínima potencia contratada que otra que consume 18 KW. Esa es, quizá, la medida fácil, rápida, pero no tiene por qué ser lo óptimo. Lo que deberías asegurar es que los primeros kilovatios o los primeros litros de gasolina sean más asequibles para que la gente que tiene una peor situación económica sufra menos esa subida.
¿Y esa inyección de liquidez con medidas como las del transporte no pueden alimentar todavía más la subida de precios? ¿Es momento de volver a políticas de austeridad para acortar la duración de la crisis y que la inflación baje?
El golpe ya está. Ahora la prioridad es asegurar que la población más vulnerable lo sufre menos, porque ellos nunca podrán absorber un golpe que es mucho más dañina para esas capas sociales. Desde el punto de vista productivo tienes que dar los incentivos para redirigir esos consumos hacia otro tipo de consumos. SI tú eres muy intensivo en el uso del gas, lo que te tienen que dar son incentivos para dejar de serlo. Y para eso se supone que te pueden ayudar los fondos europeos. En ese contexto, eso exige un nivel de replanteamiento de cosas que no es fácil, no está al alcance de cualquier gobierno
La oposición ya ha hablado de reactivar el debate de la reforma fiscal. ¿Habría que empezar a modificar nuestro modelo fiscal?
No lo sé. Es que aunque tú tengas aquí tres haciendas o cuatro con la navarra, realmente no eres tan tan autónomo como parece. Tienes que ser más o menos coherente con la política fiscal del Estado. No es de los tuyos. Por otro lado, la política fiscal del Estado que tienes, con la que tienes que ser más o menos coherente. Ahora los ingresos fiscales están aumentando mucho por la inflación de la inflación, pero eso mismo va en detrimento de la propia capacidad del consumo y, de alguna manera, del bienestar de los ciudadanos, no sea que estés estés recaudando el IVA, no la cosa. La subida de ingresos no es muy sana, no es muy sostenible. A la reforma fiscal habría que darle una vuelta más general.
Deme un consejo a las empresas, otro a los ciudadanos y un tercer para las instituciones que les permita lidiar mejor con la coyuntura económica actual y futura
Que seamos honestos con nosotros mismos y con los demás. Eso da igual que seas ciudadano, de empresa o institución; pero tenemos que ser conscientes de quién somos y dónde estamos. Y ser justos con nosotros mismos no es lo fácil; siempre es buscar un culpable exterior que nos ha creado todos estos problemas. Lo difícil es decir que igual tenemos que cambiar algo: nuestros hábitos de consumo, nuestras costumbres, nuestra organización del sector público... Ahora mismo no estamos en el modelo adecuado y tenemos retos muy importantes por delante.