A las puertas de un otoño que se prevé complicado y con una inflación ya de doble dígito en Euskadi, la negociación colectiva se presenta como uno de los grandes frentes para empresas y trabajadores. El debate, ya adelantado en el convenio de Mercedes, estará en las subidas salariales y su vinculación al IPC. Este mismo martes, el secretario general de UGT Euskadi, Raúl Arza, ya se mostró partidario de opciones como los pactos de rentas en una entrevista en la Cadena SER y la respuesta desde los sindicatos nacionalistas no ha tardado en llegar.
Este miércoles, por boca del coordinador general adjunto de LAB desde las ondas de Radio Euskadi. Igor Arroyo sí que ha admitido que estará encima de la mesa la opción de "modular o graduar" la subida salarial en algunas negociaciones frente a la aplicación "año a año", pero ha sido claro: la central nacionalista no va a firmar "ningún convenio" que no garantice la compensación del poder adquisitivo al final del periodo de vigencia del convenio. Arroyo, líder de LAB junto a Garbiñe Aranburu desde el último congreso de la organización obrera, augura un inicio de curso "duro y muy activo y movilizado" en la parte social para tratar de frenar un empobrecimiento que, según LAB, ha hecho que los trabajadores vascos hayan perdido, de media, unos 6.000 euros de poder adquisitivo en la última década.
El dirigente sindical ha avisado de que la respuesta a la "intransigencia patronal" frente a acuerdos que la central considere "razonables" serán las movilizaciones y las huelgas. Pese a que la sintonía entre sindicatos se ha visto incrementada últimamente -a excepción de Mercedes- en movilizaciones como las del metal en Bizkaia y Álava, Arroyo ha manifestado su deseo de que hubiese todavía una mayor unidad de acción con ELA, pero ha asegurado que ahora mismo eso "no es posible". Aun así, el sindicato ha defendido su "autonomía" con respecto a ELA o a partidos como EH Bildu y ha asegurado que LAB no va buscar "otros compañeros de viaje". En cualquier caso, el líder sindical se ha mostrado satisfecho ante unos niveles de movilización de la parte social que no se veían "desde 2011-2012".