Guillermo Dorronsoro, profesor de la Deusto Business School, de la que fue decano, es uno de los economistas de referencia en Euskadi. Compagina 'la Comercial' con su trabajo en la consultora Zabala Innovation, de la que es responsable de la estrategia de innovación, además de coordinar los estudios del think tank empresarial Zedarriak. Esta semana ha conversado con 'Crónica Vasca' para hacer un repaso de la difícil situación económica a causa de la energía. "Las opiniones son mías y no de Zedarriak", zanja antes de empezar la charla.

El Gobierno vasco mantiene el listón del crecimiento en el 4 este año y en el 2% en 2023. ¿Es realista?

La mayoría de analistas de momento mantienen números en esos márgenes. El primer semestre ha sido bueno y todavía no hay certeza de que se vaya a producir un deterioro rápido de la economía. Pero todos avisan de que estos números serán así solo si Rusia no aprieta más con la energía. Y ya vemos que Rusia no se va a echar atrás. Entonces, sí, yo comparto esas previsiones siempre que Rusia no apriete más con la energía.

Parece difícil que la situación no empeore.

Esa posibilidad es cada vez más pequeña. Además tiene pinta de que va a haber subidas de tipos agresivas porque la inflación está disparada. Se mantienen las previsiones porque no interesa alarmar a la población porque eso precipita más crisis. Entiendo a los que dicen, tranquilidad, vamos a mantener las cifras. Pero está claro que las probabilidades de que esas cifras de crecimiento se puedan mantener es cada vez más débil. ¿Se puede mantener ese escenario que proyecta el Gobierno? Yo diría que cada vez con más alfileres.

¿Qué sectores van a sufrir más?

Nuestra industria tiene tres grandes mercados: España, Alemania y Francia. Si este invierno Alemania tiene que aplicar restricciones al suministro a la industria eso va a rebotar aquí. Somos sus proveedores, si ellos paran porque tienen una gran dependencia del gas ruso nosotros tendremos que parar también.

Rusia aprieta con el gas y vienen más subidas de tipos. Las previsiones aguantan con alfileres

¿Está bien orientada la política energética?

Hay que combartir el cambio climático, en eso estamos de acuerdo. Para ello habíamos diseñado una hoja de ruta con un plazo agresivo de cierre de todo aquello con emisiones de carbono. Ahora la situación ha cambiado. Decía Keynes, cuando cambian las circunstancias hay que cambiar de opinión. ¿Tenemos que avanzar hacia una economía baja en carbono? Sí. ¿Tenemos que conseguir que la energía tenga un precio accesible para familias e industrias? También. Hay que avanzar en la descarbonización, pero sin pobreza energética. Se nos ha ido la mano y tenemos que repensar todo un poco. 

La reflexión es similar a la que vienen haciendo los líderes de grandes empresas del sector como Repsol.

Alemania está reabriendo plantas térmicas. Claro que el cambio climático es un problema pero si la alternativa es que cierren la mitad de las empresas pues igual no compensa.

¿Es tan grave la situación de la industria de gran consumo?

La situación es muy delicada. Una empresa electrointensiva cada día que produce pierde dinero. Eso no es sostenible. Lo lógico es parar. Y eso que la decisión de parar tiene graves repercusiones para la propia compañía, no es tan sencillo como darle a un botón.

Se nos ha ido la mano. Hay que avanzar con la descarbonización pero sin pobreza energética

¿Le convence el plan energético vasco?

Las empresas dirán. Es bueno que la administración reaccione con rapidez, pero no es bueno ir poniendo parches. Debemos pensar a 10 o 15 años, la energía es así. Bienvenido sea retomar el debate sobre la energía eólica, por ejemplo. ¿Es mejor que los montes no tengan aerogeneradores? Claro. Pero como país no nos podemos permitir renunciar a la eólica.

Y ahí se ha producido un cambio importante en la posición de EH Bildu.

Lo que decía antes, si cambian las circunstancias hay que cambiar de opinión. Que haya corrientes de opinión que cambien demuestra que tenemos sentido común.

¿Estamos ante el punto de inflexión para el acelerón de las renovables?

El problema es que todas estas energías se amortizan cuando pasan 10 o 15 años. No se trata de ver con buenos ojos a las eólicas durante tres meses. Si vienen vendrán para quedarse. Y no tenemos tanto tiempo, hay que tomar decisiones ya.

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¿Exploraría el gas de Subijana?

El fracking en Álava tiene un riesgo enorme. EEUU tiene grandes terrenos deshabitados pero en Euskadi no tenemos eso. Yo en estos momentos es una decisión que ponderaría. Ojo, habría que ver en qué localizaciones y tener planes de contingencia por si hay problemas sísmicos o movimientos de tierras, creo que no es una decisión fácil. Ni descartar el fracking totalmente ni decir venga, vamos a hacer fracking en cualquier sitio.

¿Cuánto le preocupa la fuga del capital de empresas vascas?

Mucho. Los centros de decisión siguen a los propietarios financieros, es lo que he visto en mi carrera profesional. El dueño quiere tener cerca al ejecutivo. Si el jefe está en Londres el que quiere progresar en la empresa se va a Londres.

Yo ponderaría la decisión sobre el gas de Subijana. No es una decisión fácil pero no la descartaría

¿Hay peligro entonces de que Ibermática acabe en Sevilla?

Ibermática no lo ha comprado Ayesa, lo ha comprado un fondo que antes había comprado Ayesa. Ese fondo va a comprar cuatro o cinco empresas en España, les va a poner un lazo y se las va a vender a otro. ¿Dónde acaba eso? Al final el equipo ejecutivo de esa empresa, lo normal es que a medida que pase el tiempo se vaya alejando. Es lo que ha pasado con BBVA, Iberdrola o Euskaltel, y pasará en Siemens Gamesa o en Ibermática.

¿Falla la política industrial?

Eso pasa porque no tenemos inversores financieros en Euskadi. ¿Es culpa de alguien? Bueno, aquí durante un tiempo estuvimos cobrando impuesto revolucionario y mucha gente se fue. Ahora tomamos la decisión de tener Impuesto de Patrimonio. ¿Somos un país acogedor para aquellos que invierten? No particularmente.

Veo que no le convence mantener el Impuesto de Patrimonio.

Yo no quiero ser un paraíso fiscal, no quiero eso para Euskadi. Claro, tampoco quiero que se me vayan todos los centros de decisión de las empresas. Ahora mismo Madrid y Barcelona nadan a favor por su tamaño. La globalización no es culpa nuestra, somos 2 millones en Euskadi. Pero, ahora bien, ¿podemos permitirnos pagar el precio de no tener centros de decisión de grandes empresas aquí? Estamos formando profesionales que pueden aspirar a esos puestos. Si quieres tener una carrera directiva sabes que no va a terminar en Euskadi, que va a acabar en Madrid o en Londres. Nuestros hijos tienen que tener la oportunidad de trabajar en puestos atractivos. Si retienes equipos ejecutivos aquí tienes más fuerza para generar más empleo y más prosperidad aquí.

El equipo directivo se va donde está el propietario. Y no tenemos inversores financieros en Euskadi

Habla de los jóvenes, ¿falta talento de verdad en Euskadi?

La situación demográfica es complicada. Nos falta gente en general. Si la economía va bien tenemos un gran problema. Si la economía se ralentiza tenemos un problema menor, que es lo que está pasando. No se está creando mucho empleo pero como se jubilan muchos y hay pocos jóvenes pues el dato del paro no va mal. Claro, ahí tenemos un grave problema con las pensiones, y cada vez va a peor. Entonces diría que falta gente sí, pero en especial en ciertos ámbitos como las ingenierías o la formación profesional técnica. Yo mismo llevo seis meses buscando un perfil para incorporar. Me llega un currículum al mes.

¿Vamos a ver un otoño malo para el empleo?

Depende un poco de si entramos en recesión, y ahí afecta mucho cómo evolucione la energía. La estadística dice que se ha recuperado el empleo pero nos ocultan que las horas trabajadas no se ha recuperado. El empleo que se está creando ahora es en gran medida a tiempo parcial.

¿Se resolverá el problema de los chips que está lastrando a pilares como la automoción y, de rebote, el acero?

Euskadi no tiene dimensión para abordar ese problema, hay que abordarlo a nivel europeo. Hemos hecho mal en confiar en que esas cadenas de suministro iban a funcionar siempre. Europa ha sido ingenua. No podemos tener todo en Euskadi, eso hay que verlo a nivel europeo, pero hay que cambiar algo. Soy positivo. Tenemos talento y empresas dinámicas. Hemos demostrado siempre capacidad de reacción.

Si la economía se ralentiza el problema de la falta de jóvenes es menor. Por eso el paro no sube

¿Llega el dinero de los PERTE?

No están llegando todavía pero son una oportunidad. Va lento y tarde, pero tampoco está todo perdido. Hay una gran cantidad de dinero que va a apoyar inversiones importantes y hay que aprovecharlo.

La negociación colectiva vuelve a reactivarse. ¿Está mejorando el clima laboral en las empresas?

Sí. Hemos atravesado unos años difíciles para la negociación, parecía que no pasaba nada por tomar ciertas decisiones. Ahora las partes se han dado cuenta de que las cosas se están poniendo complicadas y es importante llegar a acuerdos. La falta de acuerdos mata a las empresas y mata a los empleados porque hasta que no hay acuerdo no hay subida. No nos podemos permitir no llegar a acuerdos.

En Zedarriak queremos acertar con la comunicación, no ser polémicos. De momento guardamos silencio

En el caso de Mercedes la situación se encarriló sobre la bocina.

No tengo una mala imagen de los sindicatos. Tiran de la cuerda, en eso consiste la negociación. En Euskadi tenemos los sueldos más altos de España gracias a los sindicatos. A veces se pasan, sí, pero es tan difícil valorar eso.

Próximamente está anunciado un nuevo informe de Zedarriak. ¿Puede avanzar algo?

En Zedarriak hemos aprendido que el tema de la comunicación es muy delicado. Eso nos ha llevado durante un tiempo a guardar silencio, porque el objetivo que perseguíamos no lo conseguimos. Tenemos que hacer la comunicación mejor y con este nuevo informe queremos hacerlo bien. Hasta entonces preferimos estar en silencio. Estas son mis opiniones, no las de Zedarriak.

Pero, ¿tiene que ver con la comunicación o con el tono? ¿Van a ser menos críticos?

Tiene que ver con acertar en el fondo de lo que quieres decir y en las formas. Queremos acertar, no queremos ser polémicos. Zedarriak quiere sumar. No lo conseguimos con el primer informe, a ver si podemos hacerlo con el segundo.