Economía

La misión imposible de alquilar piso en Euskadi

El miedo a la inestabilidad económica hace que el pequeño inversor opte por vender la vivienda que tenía en alquiler

13 noviembre, 2022 05:00

La búsqueda de una vivienda de alquiler en Euskadi se ha convertido en una aventura en los últimos meses. Lo que antes era una opción a la compra, sobre todo para la gente joven que no se podía permitir una hipoteca, se ha convertido recientemente en una espiral en la que la poca oferta y los altos precios solo dejan un resultado: la imposibilidad de acceder a una vivienda digna.

Según el Eustat, entre 2011 y 2021 el alquiler entre las familias vascas se ha incrementado 5,3 puntos porcentuales. Actualmente hay 123.479 viviendas de alquiler, pasando de un 8,2% del total de las viviendas hace 10 años a un 13,5% a finales del año pasado. Por territorios, es Gipuzkoa en el que se registra un mayor porcentaje de viviendas en alquiler, un 14,8%, seguido de Álava, un 14,4% y Bizkaia, con un 12,4% del total. Este crecimiento de la oferta de viviendas de alquiler en los últimos 10 años parece no ser suficiente para cubrir la demanda, más aún cuando la media de edad en la que un vasco se compra un piso sube exponencialmente año a año. Así, el alquiler entre los mayores de 65 años no supera el 4,3%, mientras que más de un tercio de las viviendas en alquiler ocupadas están alquiladas por personas por debajo de los 30 años.

La problemática de la poca oferta no solo afecta a futuros inquilinos, también a inmobiliarias que ven cómo su cartera disminuye cada mes. Carlos Fernández de Nograro, gerente de Pisos Vitoria, explica la perspectiva de los “pequeños” propietarios, el tipo de arrendatario más común en la capital vasca. “Pequeños ahorradores”, lejos de grandes empresas o fondos de inversión, que alquilan una vivienda para sacar un pequeño beneficio.

En estos casos, “la limitación de un 2% a la hora de fijar la subida de un arrendamiento puesta por el Gobierno vasco les ha cercado a la hora de sacar beneficio. A ello se le suman gastos como el IBI, la basura, la comunidad… Así que prefieren vender, antes que seguir alquilando. Les sale más rentable”, matiza. El escenario de que cada vez son más los pisos de segunda mano que se venden coincide con los altos precios de los pocos que sí se ofertan como de alquiler. En este caso porque son “viviendas que acaban de salir al mercado y no tienen límite en el precio de arriendo, por lo que salen al mercado a precios muy altos”, insiste.

Oferta y demanda

En el caso de Bizkaia la situación es la misma aunque por causas diferentes. La limitación impuesta a la subida del alquiler es imperceptible ya que los únicos factores por los que se rige el mercado son la oferta y la demanda. Tal y como afirma Igor Perea, CEO de Ordunte Inmobiliaria, “lo poco que sale al mercado a un precio adecuado, vuela en horas”. La poca oferta “asequible” se refleja en las cifras, ahora mismo en Bilbao hay 146 viviendas por menos de 900 euros, el año pasado había más de 250; y es que el precio medio de una vivienda en el centro de la ciudad oscila entre los 1.000 y los 1.500 euros. Cifras que hacen imposible que muchas personas menores de 30 años se permitan un alquiler. 

El mercado de venta en máximos históricos

En San Sebastián también están “padeciendo” la escasez de inmuebles. Este caso, según Marcos Areizaga, director de Areizaga Inmobiliaria, es particular: “En la ciudad se da un cóctel de dos razones. Hay cada vez más edificios que se destinan al turismo, por lo que disminuye directamente la oferta; y el mercado de la compra-venta compite con el mercado de alquiler. Los propietarios cuando ven que el mercado de venta está en máximos históricos deciden venderlo”. Como consecuencia de esta combinación de factores la oferta de vivienda disponible para alquilar ha disminuido en tan solo un año un tercio: En noviembre del año pasado se ofertaban 436 viviendas, este mes, noviembre de 2022, la oferta de viviendas es de 281.

Aunque en este caso, a diferencia de las otras dos capitales vascas, la disminución de oferta no ha afectado al precio de renta de inmuebles porque, “los precios ya eran altos de base. Ahora mismo en el centro de la ciudad no hay ningún piso por debajo de los 1.000 euros”, concluye. Así, la búsqueda de una vivienda para alquilar se ha convertido en misión imposible, ya no solo para futuros inquilinos sino también para los profesionales del sector que ven como mes a mes su cartera de viviendas disminuye notablemente.