La octava subida consecutiva de los tipos de interés anunciada ayer por la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, es un reflejo tardío de lo que ha pasado en Estados Unidos, donde han llegado a acumular un ascenso ininterrumpido durante diez meses. Sin embargo, en la reunión de la Reserva Federal (Fed), acaban de optar por congelarlos. En cambio, el BCE ha anticipado que no va a hacer una pausa en esta escalada, sino que planea una nueva subida de tipos el próximo mes de julio, lo que sitúa el precio del dinero en su nivel más alto en casi quince años.
Los tipos de interés acumulan ya 400 puntos básicos de subida desde julio del año pasado. Ahora, la próxima subida de 25 puntos básicos se traduciría en una tasa de referencia para las operaciones de refinanciación del 4%, una tasa de depósito del 3,50% y una facilidad de préstamo del 4,25%.
A diferencia de la Fed, el 'Guardián del euro' no cree que los tipos hayan tocado techo y la entidad bancaria europea sigue empeñada en lograr reducir la inflación hasta el 2%. La tasa de inflación interanual de la zona euro ha mostrado una desaceleración de hasta el 6,1% el pasado mes de mayo, nueve décimas por debajo de la subida de precios registrada en abril y el nivel más bajo desde febrero de 2022. La tasa subyacente, que excluye del cálculo el impacto de la energía y de los alimentos, el alcohol y el tabaco, se moderó tres décimas con respecto al mes anterior y se situó en el 5,3%.
En su opinión, los costes laborales y los salarios se están convirtiendo en uno de los principales componentes impulsores de la inflación. Además, la inflación subyacente proyectada tanto en 2023 como en 2024 sigue al alza después de que la energía y los alimentos hayan empezado a ceder protagonismo. "Por lo tanto, seremos tan restrictivos como sea necesario para asegurarnos llegar a ese destino", ha señalado la presidenta del BCE.
Mayores exigencias por parte de las entidades bancarias
Este escenario de incertidumbre está provocando efectos secundarios directos en el sector financiero, y, por ende, en el sector inmobiliario y de la construcción. También en Euskadi. La firma de hipotecas en la CAV se desplomó un 31,8% en abril de este año con respecto a dicho mes en 2022, lo que confirma la inhibición a la hora de solicitar un préstamo a la hora de adquirir vivienda teniendo en cuenta la estrategia iniciada por el BCE el verano pasado y que ha repercutido gradualmente en subidas del Euríbor, el índice de referencia más común en las hipotecas vascas.
El euríbor a 12 meses, el índice más usado para calcular el interés de las hipotecas variables, cerró en mayo en el 3,86%, unas décimas por encima del dato de abril y ahora, con el índice al 4% se traduciría en un nuevo incremento de la cuota mensual hipotecaria, que ya ha aumentado, de media, 300 euros al mes. En Euskadi, el capital prestado ascendió a más de 303 millones de euros en marzo de este año, un 13,9 % menos que el año anterior, y la hipoteca media superó los 159.000 euros.
En la actualidad, la mayor parte de las hipotecas son fijas, pese a la tónica habitual de los últimos años. Así, dos de cada tres préstamos hipotecarios que se conceden a día de hoy son a tipo fijo. El plazo medio del crédito es de 25 años y el tipo de interés medio fue del 2,99 %, su valor más alto desde abril de 2017. Sin embargo, el tipo de interés medio fue del 2,72% a tipo variable y del 3,15% a tipo fijo.
Otro de los problemas a los que deben enfrentarse los nuevos solicitantes de hipoteca es al endurecimiento de las entidades bancarias a la hora de conceder créditos, ya que para tratar de reducir los impagos al máximo analizan cada una de las operaciones y exigen que la cuota no exceda el 30% de los ingresos.
Desplome en la venta de viviendas en Euskadi
Tal y como revelan los datos del Eustat, la venta de viviendas en Euskadi fue de 1.349 a lo largo del mes de abril, lo que supuso una caída del 33,2%, frente al descenso del 22,4% registrado a nivel nacional con 50.186 operaciones.
Además, el territorio vasco lideró en abril la mayor caída interanual de toda España en la compraventa de viviendas. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa media de 78 operaciones por cada cien mil habitantes supondría un descenso del 23,4% en doce meses, frente a la caída del 8,1% registrada a nivel nacional, donde hubo 114 actuaciones por cada cien mil habitantes.
De nuevo, el mercado inmobiliario de segunda mano ha vuelto a generar mayores movimientos en territorio vasco. Y es que nueve de cada diez viviendas compradas en Euskadi fueron de segunda mano (1.204) frente al 10% (144 en total) que fueron de nueva construcción. En cambio, a nivel nacional, las nuevas construcciones coparon casi el 19% de las ventas (8.254 nuevas frente a 35.057 viviendas usadas).