Superada la crisis del ladrillo los indicadores económicos comenzaron a florecer. Se abrió en 2012 una larga recuperación con la dupla salarios-inflación bajo mínimos que, en el global, no dejó un mal balance para la capacidad de compra de las familias. Entre 2013 y 2020 el IPC no rebasó ningún año el 1,5%, incluso hubo ejercicios en negativo que dieron oxígeno al bolsillo de los trabajadores.

La situación ha dado un vuelco tras la pandemia. 2021 y 2022 han sido años de grandes incrementos en los precios y la negociación colectiva no ha conseguido impulsar los convenios a esa misma velocidad. Aunque sí ha habido acuerdos sobre todo en los principales sectores y multinacionales que han logrado sostener ese nivel del IPC (6,4% en 2021 y 5,4% en 2022) no ha sido este el caso de todas las nóminas: en conjunto, el sueldo medio se revaloriza un 10% en dos años, según el INE, casi dos puntos por debajo de la suma de la inflación.

El tirón del salario medio en Euskadi, hasta 2.693 euros (incluyendo pagas extra, atrasos y otros conceptos), ha sido especialmente significativo en 2022, en el que se ha vuelto a equilibrar el poder de compra después de un 2021 muy negativo para los salarios. Lo cierto es que entonces parecía imposible la conciliación de posturas sindicales y empresariales completamente enfrentadas que, con el paso de los meses, han acabado encontrándose.

Decía Tomas Arrieta, presidente del Consejo de Relaciones Laborales (CRL) en este medio que la fuerte inflación ha obligado a empresas y comités a buscar fórmulas imaginativas para salir del paso y, desde luego, los convenios a largo plazo han sido en muchos casos determinantes para minimizar al máximo la pérdida de poder de compra. La capacidad de consumo va ligada muchas veces a la propia evolución de la inflación y es vital para que la rueda económica gire. Las propias instituciones vascas han aprobado medidas estos últimos ejercicios para suavizar el impacto del IPC en el pago del IRPF y contribuir a mejorar la capacidad de compra de los hogares.

Trabajador de una empresa del Metal. / EP

350 euros más

Ahora que lo peor de esta fase inflacionista ha pasado y el IPC mira incluso a ese nivel 'normal' del 2%, es hora de hacer balance de cuánto se han dejado por el camino los salarios en la última década, justo después de la crisis de 2008. En diez años el sueldo medio (incluyendo extras y atrasos) ha subido en 350 euros, de los que en torno a 250 corresponden a los últimos dos ejercicios y, los otros 100, al tramo 2012-2020.

Y a pesar de que el incremento en los ocho primeros años parece corto, la subida casi calca la del IPC. Un 4,3% sube el sueldo medio y el 4,7% la suma de los IPC (con un par de ejercicios en negativo, 2014 y 2020), por lo que la pérdida real en la última década se concentra en este último acelerón de la inflación al calor de la recuperación de la demanda postcovid y de la guerra de Ucrania, que disparó aun más los precios de la energía y de las materias primas.

Movilización de las trabajadoras de residencias de Bizkaia convocada por ELA TWITTER

Balance negativo

Los sueldos pierden así un valor en diez años del 1,5%, lo que supone unos 35 euros al mes, algo más de 400 euros al año. Eso siempre en relación al salario medio según las estadísticas que no deja de ser un valor de referencia normalmente algo hinchado por aquellas nóminas situadas en la cúspide de la pirámide. Hay estudios que desvelan que los salarios más comunes, los que cobran la mayor parte de trabajadores, están algo por debajo de la media.

Es más, normalmente quien está bajo un buen convenio que se renueva de forma puntual suele encadenar incrementos superiores al IPC, es decir, hay una parte de la población trabajadora que no solo no ha visto reducir su poder de compra en esos 35 euros sino que, al contrario, acumula un superávit respecto a la inflación. La otra cara de la moneda son los asalariados vascos que han tenido parte de este periodo su convenio congelado o incluso están fuera del paraguas de la negociación colectiva.

El sueldo medio en Euskadi era a cierre del año pasado el más alto de España, con Madrid casi al mismo nivel, unos 400 euros por encima de la media de todas las comunidades autónomas. En el primer trimestre de 2023 la Comunidad de Madrid ya supera al País Vasco, que reduce su ventaja respecto a la media española a menos de 300 euros.

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