La economía vasca tendrá en el 2024 un año de crecimiento suave basado en el alto nivel de empleo, un año en el que la principal pregunta va a ser cuándo empezarán a bajar los tipos de interés.
Eso si no más hay sustos mayores, con las guerras en Ucrania y Gaza activas, porque las broncas políticas en España y el año electoral en Euskadi se dan por descontados.
1. ¿Cómo estamos ahora? Bien sin más, aunque mejor que el resto de Europa, ya que Alemania y Francia, los principales clientes de Euskadi, están estancados. En el 2023, los cálculos del Gobierno y de Laboral Kutxa coinciden en que el PIB vasco subirá un 1,7 %.
Para el 2024 la previsión más optimista del crecimiento de la economía es el 2,1 % del Gobierno vasco, mientras que Confebask la rebaja al 1,6 % y Laboral Kutxa al 1,4 %.
2. Lo bueno para 2024: el empleo. Euskadi ha superado su máximo histórico, la mítica cifra de un millón de afiliados a la Seguridad Social, y este 2024 la tasa de paro bajará aún más, al 7 % según el Gobierno y Confebask, con 16.000 empleos más.
El empleo sostiene las rentas y la recaudación fiscal. Además, en Euskadi hay estabilidad política con unos presupuestos aprobados.
3. Lo malo: la carestía de todo. Aún moderándose, la inflación terminó el año en el 3,1 %, y Laboral Kutxa prevé un 3 % el año que viene, en la línea del 3,3 % que calcula el Banco de España.
La prórroga para el 2024 de las medidas de contención aprobadas por el Gobierno, como la subvención al transporte, contendrá los precios. También ayuda la caída del precio del petróleo y el gas, lo que influye directamente en los bolsillos domésticos y en la industria.
4. Como la inflación ha bajado, pero según el Banco Central Europeo no lo suficiente, de momento mantiene los tipos muy altos, al 4,5 %. La gran pregunta del año es cuándo decidirá empezar a bajar los tipos. BBVA AM apuesta por que el primer recorte se produzca en el primer semestre, y luego vaya cayendo hasta el 3-3,5 % para final de año.
Un descenso de los tipos se notaría inmediatamente en las hipotecas, animaría las inversiones y el consumo.
Aunque el Euribor ya ha bajado y ha cerrado el año al 3,67 %. En Euskadi hay 122.000 hipotecas a tipo variable que viven pendientes del Euribor. Ahora, para un préstamo medio de 150.000 euros la cuota sería de unos 850 euros al mes.
5. ¿Y mi dinero? Los sueldos van estar cerca de la inflación. Si es funcionario, una subida del 2 % que al final con variables será un 2,5 %; si no, para el sector privado se calcula un 3 %, pero es solo una media, dependerá mucho del tamaño de la empresa y de la fuerza que tengan los sindicatos.
Si es pensionista, la subida en enero será del 3,8 %, lo que en Euskadi supone 64 euros mensuales de media.
6. En el ahorro, la gran banca sigue sin remunerar los depósitos y no parece que vaya a animarse el año que viene.
La Bolsa promete más, incluso Bloomberg apuesta por un IBEX revalorizado hasta los 11.400 puntos, más de un 10 % de subida, pero la renta variable ya se sabe que es alérgica a cualquier imprevisto.
7. Comprar un piso, quizás, alquilarlo, un sueño. En el 2023 la venta de viviendas ha caído un 17 % en Euskadi, pero los precios de las casas se resisten a bajar. Los cálculos son que el año que viene suban, aunque por debajo de la inflación, un 1-2 %. El alquiler es otra cosa, seguirá imposible por la escasez de la oferta.
8. ¿Llegarán los fondos europeos? El maná europeo ha caído con lentitud, aunque se han adjudicado a Euskadi ya 2.400 millones de euros. En el 2024 debería acelerarse la llegada.
Euskadi necesita estos fondos para engrasar proyectos como las apuestas por el hidrógeno y las baterías para coches eléctricos de Basquevolt o Gestamp.
9. ¿Un año caliente de huelgas? En el 2024 habrá menos diferencias entre salarios e inflación, lo que debería generar menos conflictividad, pero a la tradicional apuesta por las huelgas de los sindicatos mayoritarios, ELA y LAB, se une una convocatoria de elecciones vascas "golosa" para llevar las protestas a la calle.
10. ¿Habrá reforma de impuestos? Solo "retoques" y no para aplicar en 2024, sino para aplicar el siguiente. No se esperan grandes cambios en los más importantes, IRPF y Sociedades, si acaso, en la fiscalidad de la vivienda para jóvenes o para favorecer la transición energética y las EPSV de empleo.