¿Sería posible que Europa lograse prescindir de su dependencia en el mercado tecnológico respecto a Estados Unidos y China? ¿Sería viable alcanzar un estado de autonomía en este ámbito? ¿Se podría concebir el eventual declive del sistema capitalista? Ekaitz Cancela, un destacado periodista e investigador tecnológico, colaborador de Crónica Vasca entre otros medios, plantea diversas alternativas tecnopolíticas en su más reciente obra literaria titulada "Utopías Digitales". Libro que enfoca un posible cambio en el sistema económico actual.
Cancela lleva dedicado una década a la investigación de las transformaciones estructurales del sistema capitalista y la posición de Europa en el contexto mundial. Sus investigaciones han sido divulgadas en diversos formatos y a través de distintos medios. Asimismo, es editor en la plataforma de curación de contenido 'The Syllabus'. Actualmente, se encuentra cursando estudios doctorales sobre la transformación del Estado en la era digital en el seno del grupo Tecnopolítica del CNSC/IN3 de la UOC. Una figura que nos sitúa en el momento que se encuentra Europa en la guerra de los modelos de mercado.
P: ¿Cuáles fueron las motivaciones que te impulsaron a embarcarte en el proyecto que has denominado "utopías digitales"?
R: Yo creo que desde que cayó el Muro de Berlín y desde el auge del llamado neoliberalismo, se ha establecido la idea de que parece que no hay alternativas a la economía de mercado. Lo que se trataba de decir es que hay maneras de escalar la innovación, la creatividad, el desarrollo de tecnologías y el uso de herramientas que nos permitan pensar fuera del sistema actual, sin necesidad de recurrir quizá a la forma start-up que habitualmente suele ser. O tienes una familia con dinero que te deja millones para montar una empresa, o bien vas a mercados de capital o a mercados financieros y le pides dinero habitualmente a los mismos actores que en la crisis económica. Entonces, claro, nos encontramos con un modelo de innovación donde la única forma que tienes de escalar tú es la creatividad y esa idea para solucionar problemas es a través de crear una empresa que tenga un modelo de negocio basado en extraer datos, en mercantilizar aún más el día a día, recopilar, vigilar y alienar a la gente con interfaces adictivas.
P: Estados Unidos y China son las potencias mundiales con respecto a la tecnología y de la que la UE es totalmente dependiente. En tu libro, "Utopías digitales," expones críticas hacia las acciones de la Unión Europea en el campo de la digitalización y sus infraestructuras. ¿Cuáles son las principales objeciones que planteas?
R: Creo que la Unión Europea no ha sabido entender el mundo global en el que habita. Creo que salió de la Segunda Guerra Mundial creyendo que abrir las fronteras al comercio iba a garantizar la paz y que la libertad de empresa y la libertad comercial iba a ser el mejor aliado contra el fascismo. Bueno, en 2023 creo que eso se ha demostrado que no es real. Pero no solo eso, creo que la Unión Europea está empeñada en su modelo tecnocrático para garantizar la competencia en la economía digital, es decir, en regular a Google, en multar a Google y a estas grandes tecnológicas estadounidenses si no se comportan como actores económicos ideales. O sea, cualquier economista sabe que el mercado no funciona así, que el mercado es una guerra. Ganas o pierdes. Por eso hay colapsos de empresas. Todos los años nacen unas y mueren otras. Entonces, en esta guerra la Unión Europea ha desaparecido, ha perdido la batalla. Las empresas de telecomunicación, de coche, los bancos, multinacionales, etc. dependen de Silicon Valley y cuando dependen de China los embajadores estadounidenses se encargan de cortar los lazos como en el caso de Huawei. Entonces, la crítica y la objeción principal son decirle a la Unión Europea, por garantizar los mercados libres te estás convirtiendo en una colonia que no innova, que solo consume soluciones extranjeras, que se subdesarrolla tecnológicamente y que su espacio cada día se parece más a China. Aunque hay una economía de mercado, es decir, te vigilan, te explotan para pasar esos datos a empresas estadounidenses que creen servicios.
Es una forma de decirle a la Unión Europea no vas a conseguir nada con esta visión de la economía libre. Estados Unidos y China están triunfando porque los Estados tienen un rol fundamental. En el caso de Estados Unidos, a través del sector de la defensa y sector del Ejército, que es por donde han venido todas las innovaciones tecnológicas que existen desde la Segunda Guerra Mundial y en el caso de China, a través del Partido Comunista. Es evidente que, si quieres tener una industria de los microchips, una industria que dentro de los coches no crezca, vas a tener que intervenir en este mercado libre. Para mi hipótesis, la Unión Europea ya ha perdido. Europa ya no puede recuperar lo que ha conseguido ser Estado Unidos desde la Segunda Guerra Mundial.
La única alternativa es apostar por un modelo público y democrático contra el Big Tech y el Big State
P: ¿Crees que existe alguna alternativa para revertir esta situación?
R: Claro. Pero, para mí la alternativa no puede ser capitalista, porque tú ya has perdido la carrera capitalista con China y con Estados Unidos. Entonces, la única alternativa, dado que ya ha fracasado, es apostar por un modelo público y democrático contra el Big Tech y el Big State, contra las grandes tecnológicas y el gran Estado chino, un modelo de gran democracia. Una tercera vía realmente que no sea una tercera vía neoliberal, sino una tercera vía que pueda empezar a entender que las universidades, los hospitales, las bibliotecas, las infraestructuras públicas, puede ser un motor de desarrollo.
P: Volviendo al libro, en él dices que “nuestras mentes están saturadas de basura digital” y es la realidad. Hay una apabullante dependencia de las redes sociales, lo que implica un consumo masivo de ‘basuras’, ¿qué impacto tiene en el control de la atención de la ciudadanía?
R: O sea, se está destruyendo la democracia liberal por los por las vías que la propia democracia liberal ha creado. Es lo que decía Goebbels. Y no vivimos en regímenes fascistas como los anteriores, porque en un siglo la humanidad cambia mucho. Pero la ultraderecha es una fuerza en toda Europa. Entonces, yo creo que aquí hay una reflexión que no nos estamos haciendo. La economía digital, lo que es verdad es lo que más clics tienen. Para Google, la intención es que el mayor número de personas que hagan clics en una noticia porque eso va a dar más dinero. Entonces hay una economía que ha mercantilizado la información, que es la sangre de la democracia. Yo creo que así es imposible desarrollar una esfera pública, ya no digamos alternativa, sino una esfera pública liberal. No te hablo de grandes revoluciones.
El capitalismo no va a morir de muerte natural. No sabe ni siquiera defender su modelo
P: Para finalizar, ¿consideras que realmente hay una solución al capitalismo como para imaginar su fin?
R: Yo creo que el capitalismo no va a morir de muerte natural. Y creo que esto lo decía Walter Benjamin, el capitalismo destruye la Tierra antes que se destruya a sí misma. Entonces, creo que el capitalismo no ha conseguido ni siquiera llevar a cabo en los últimos 50 años un modelo alternativo para el propio capitalismo. O sea, el propio capitalismo está en crisis y es incapaz de ser capitalista y de hacerlo de manera en que se recuperen los niveles de crecimiento de antaño, sin destrozar los ahorros de las personas, sin engañar a la gente con hipotecas o con derivados financieros, o sin darle tecnologías que creen adictos a internet. Yo creo que el capitalismo no sabe ni siquiera defender su modelo. Entonces, yo creo que por lo que apuesto es por un modelo que no sea el capitalista. Evidentemente, no apuesto por volver a Stalin, pero creo que tenemos que encontrar esferas para coordinarnos socialmente que sean alternativas al mercado, porque si tú te fijas en las tecnologías actuales no todo es economía.