El CF Lorca Deportiva vive con cierta tranquilidad ahora. Después de más de cinco años en una tesitura muy complicada de afrontar a nivel financiero, el cuadro murciano afronta una nueva etapa en una división que pocas veces había pisado en las últimas dos décadas, especialmente después de luchar y optar a ascender a Primera División en el año 2006, con Unai Emery como técnico. El equipo terminó cuarto, con opciones de subir a la categoría de oro y con la ilusión de la afición por las nubes. Una sensación que, con el paso de los años, se fue difuminando hasta el año 2019, momento en el que una empresa, 'Investments and Business World Wide S.L.', decidió apostar por el club y afrontar una deuda que arrastraba desde hace años. Prometió sanear la entidad y volver a esos gloriosos años.
En aquel momento, el Lorca se encontraba en Tercera División, con varios jugadores de la plantilla pendientes de recibir sus nóminas y con una deuda que ascendía a los 700.000 euros. Una vez que Joaquín Flores abandonó el club para ser pasará a ser presidente del CD Tercia Sport, la empresa se puso a los mandos con un empresario vasco como cabeza principal de proyecto: José Manuel Lago Lucio. Nacido en la localidad guipuzcoana de Beasain, aterrizó en Lorca junto a José Antonio Bachiller, vicepresidente, para diseñar un plan que se antojaba atractivo. Pintaba bien, sobre todo teniendo en cuenta que la empresa que encabezaba Lago Lucio se dedicaba a la construcción.
Se acordó el traspaso en más de 100.000 euros, abonando una parte en efectivo y otra en 15 días, pero Flores no percibió un euro
Así pues, Joaquín Flores llegó a un acuerdo con 'Investments and Business World Wide S.L.' para traspasar el club. Se acordó en más de 100.000 euros, destacando los protagonistas que en la firma recibiría una parte en efectivo y otra 15 días después. Tres meses después de ese acuerdo, Flores no percibió un solo euro y los jugadores se encontraron que el presidente vasco desapareció del día a día del equipo, sin dar señales ni en la oficina del club ni en los alrededores del Estadio Francisco Artés Carrasco. La situación comenzó a ser caótica, y más con una deuda que iba elevándose. Además, se encontraba en riesgo el proyecto deportivo, con tenía un coste anual de 340.000 euros, muy por encima de la media de la categoría y cerca del doble de los 180.000 euros de la pasada temporada.
El Ayuntamiento, involucrado
Ante tal situación, Flores quiso volver a tener el control del Lorca, algo que no iba a resultar nada sencillo, dado que se desconocía el paradero de José Manuel Lago Lucio. Con el murciano a la espera de una fecha, la plantilla continuó haciendo vida de la manera que pudo: tuvieron que recurrir a vestirse con equipaciones del fútbol base, se desplazaban en coches particulares a muchos partidos e incluso el Ayuntamiento tuvo que sufragar los costes del agua embotellada. Además, el grupo estuvo a punto de tener que limpiar con sus propias manos el estadio, pero al final se ofrecieron varios voluntarios de la ciudad.
Los jugadores tuvieron que vestirse con equipaciones del fútbol base, se desplazaban en coches particulares e incluso el Ayuntamiento tuvo que sufragar los costes del agua embotellada
La situación terminó siendo tan crítica que hubo desbandada de jugadores y el Lorca Deportiva contó con 15 jugadores. Mientras tanto, Lago Lucio no pisó la ciudad. Los jugadores, estaban hartos. "Son tantas promesas incumplidas que no nos creemos nada. No hemos cobrado ni un euro desde que empezó la temporada. Y lo peor es que se juntó con el verano, en el que los jugadores no cobramos durante dos meses. En total, llevamos cinco meses sin ingresar nada", dijo su capitán, Andrés Carrasco.
En abril, sorprendentemente, Lago Lucio respondió a la llamada de Joaquín Flores y accedió a trasladarle los poderes tanto a él como a Hugo Issa, que iba a ejercer como nuevo presidente. "Es una fecha más de las muchas que se han dado en estos meses y no han cumplido, esperemos que dejen esto cuanto antes", subrayó Flores días antes de reunirse con el vasco. Finalmente, el guipuzcoano anunció que abandonaba el club por "problemas económicos", casualmente algo que, según su empresa, iba a solucionar. Una situación que indignó a la entidad, a la afición y a toda una ciudad que no desea escuchar jamás su nombre. A día de hoy, el guipuzcoano está citado para comparecer a una cita judicial en la ciudad, una más de la lista después de ser juzgado por impagos en una empresa de Colombia.