El sector de la alimentación está muy atomizado en Euskadi y la mayor parte de las mismas son pymes o micropymes, según indican desde Basque Food Cluster, que celebran 15 años al frente de un área que ya supone el 10% del PIB vasco y el 14% del empleo.

A pesar de su peso en la economía territorial, desde el clúster han identificado hasta una decena de retos a los que deben hacer frente en los próximos años para poder competir en igualdad de condiciones a nivel internacional, entre ellos el de ser capaces de implantar la normativa sobre sostenibilidad, atraer talento que permita llevar a cabo el relevo generacional o entender el comportamiento y las nuevas necesidades de los consumidores.

De todo esto y mucho más hablamos con el director general de Basque Food Cluster, Jon Ander Egaña, que acaba de estar presente en la celebración de la feria Food 4 Tech celebrada en BEC hace unos días.

-Basque Food Cluster celebra nada más ni nada menos que 15 años.

-Sí. Se constituyó el año 2009, cuando se hizo una apertura de la política de clústers y empezamos con una docena de empresas. Ahora estamos en torno a 145 empresas y hemos presentado nuestro cuarto plan estratégico ya.

Ahora intentamos cubrir toda la cadena de valor de la alimentación. La industria alimentaria es el CORE central, pero tenemos empresas desde ámbito más primario, de la distribución, como Horeka o Eroski, de servicios, del entorno tecnológico, del conocimiento, etcétera. 

-Se han producido muchísimos cambios en todo este tiempo, ¿cómo ha cambiado el sector en estos tres lustros?

-Sí. Al principio, cuando se constituye el clúster, no había un concepto propio de sector, sino que estaba muy diseminado y disperso. Al fin y al cabo, lo que hemos conseguido es que el sector esté entre los sectores estratégicos de Euskadi ya que supone el 10% del PIB vasco y el 14% del empleo. 

-Una de las consecuencias de la pandemia fue la de hacernos reflexionar sobre el actual modelo de producción y valorar aún más la importancia de tener stock propio.

-Así es. Comemos todos los días varias veces y el sector demostró lo bien engrasada que estaba toda la cadena, porque no hubo desabastecimiento a pesar de todos los pesares, funcionó a la perfección. Era un momento en el que había que darlo todo y el sector lo dio. Y ahí se vio la importancia de lo local, de apreciar más el producto de cercanía y sí que nos ayudó a poner en valor el producto producido y transformado en Euskadi, que genera mucha riqueza en el entorno.

-¿Cuál sería la radiografía actual que comparten las pymes y micropymes que componen el sector alimentario en Euskadi?

-Es un sector muy atomizado y, a la hora de poder acceder a materias primas o negociar inversiones, si eres más grande tienes más ventajas, pero yo destacaría que antes éramos todos competidores, pero ahora, en cambio, el entender que el competidor no es el vecino, sino que el competidor es alguien que va a venir de fuera, ha sido un primer paso.

Jon Ander Egaña, director general de Basque Food Cluster, indica que el sector alimentario en Euskadi está muy atomizado.

-¿Y cuáles son, en su opinión, sus puntos débiles y sus puntos fuertes?

-Creo que es un sector que tiene buen producto, que hace bien las cosas y tenemos una cultura gastronómica que nos arropa. Además, tenemos un entorno tecnológico que nos facilita la innovación y un entorno administrativo que aporta un montón de recursos. Tenemos los retos que tenemos como empresas pequeñas, que son su mayoría, pero bueno, y el entorno regulativo normativo en torno a la sostenibilidad tiene su presión. También debemos responder al reto del talento y de acceso a personas como relevo generacional son retos que hemos detectado en nuestro plan estratégico y que tenemos encima de la mesa.

Sobre todo, es un sector que tiene que tener una orientación hacia el consumidor, hacia el mercado. Entonces tenemos que tener el foco en que todo lo que vayamos a hacer tiene que responder a una necesidad de innovación. No queda otra que innovar, generar valor añadido.

-Y como dice, los gustos de los consumidores también han ido cambiando. ¿Qué es lo que más se demanda actualmente?

-No sé si son tanto los gustos o los hábitos de consumo, pero en función de los momentos y los recursos que puedas tener disponibles, del precio… surgen las necesidades.

-¿El precio también sigue influyendo tanto? 

-Sí. Es un tema que siempre está encima de la mesa, pero sobre todo, tienen que ser productos que estén buenos, sabrosos. Y luego ya está el tema de la sostenibilidad. 

-¿Se mira más la etiqueta de origen de los productos? 

-Se mira de dónde viene y el envase en el que viene. Durante la pandemia, la gente cambió de hábitos y ahora quiere disfrutar más del momento, entonces al cabo del día hay un montón de momentos de consumo, entonces hay que saber adaptar los productos a esos nuevos requerimientos.

La salud, además, es un driver básico que siempre he estado encima de la mesa. También hay que entender que hay un consumidor senior en lo alto de la pirámide generacional, ya que cada vez hay más personas de más de 65 años que tienen poder adquisitivo, que están saludables y activos, y todo lo que sea innovar en ese sentido para saber adaptarnos a las necesidades que pueda tener ese público efectivo. Entonces hay que estar muy cercano y muy vigilante del consumidor y poner el foco para segmentarlo.

-Y hablando de las innovaciones que se están produciendo, ¿qué proyectos podemos destacar en Euskadi?

-En los premios que acabamos de entregar junto con Azti en la feria Food 4 Tech celebrada hace unos días en BEC, premiamos a tres empresas: Delicass, que además de hacer paté tradicional hace ahora paté 100% vegetal respondiendo a una necesidad del mercado; Ecolumber, que ha creado un snack saludable a base de frutos secos; y Paturpat, que ha sabido desarrollar un producto a través de la patata que no tenía salida comercial.

Egaña indica que uno de los retos a los que se enfrentan es al relevo generacional y a la necesaria atracción de talento.

-Entre todos los retos que tiene el sector por delante, destaca el del talento. ¿Cómo pretenden atraer a nuevos profesionales?

-Estamos trabajando mucho en diferentes ámbitos. Desde la empleabilidad, apostando por la formación de gente que venga de otros sectores y que se ha quedado en paro, por ejemplo. Lo que buscamos es entender cuáles son las necesidades que tienen nuestras empresas, pero también las de los empleados, que cada vez buscan más flexibilidad, mejores salarios, etc. Y también hay que apostar por la profesionalización en todos los puestos. Hacen falta operarios, carretilleros, cortadores de jamón, gente que atienda en tienda… Dentro de poco será necesario hacer un relevo generacional porque los nacidos en el baby boom nos vamos a jubilar, entonces hay que pensar en cómo vamos a hacer esa reposición.

-Un relevo que en el sector primario se presenta aún más difícil…

-El sector primario, al final, es el que sufre más los vaivenes de precios y esa flexibilidad de la que hemos hablado, que cada vez es más requerida por los empleados, no existe, por lo que hace que no resulte tan atractivo para la gente joven. 

-Hemos visto las manifestaciones de los agricultores pidiendo un reparto más equitativo de los beneficios que se obtienen en la cadena alimentaria, ¿qué opina al respecto?

-Hay una serie de costes que se van sumando a lo largo de la cadena y ya hay una ley de la cadena alimentaria que entendemos que hay que cumplir y hay que reforzar las inspecciones para vigilar que se cumpla para que nadie realice ventas a pérdidas porque hay que entender que todos los eslabones tienen que generar riqueza y tienen que tener sus márgenes.

Desde la óptica del consumo, tenemos que entender también que no vale precio bajo para todo, sino que todo tiene un coste. Entonces, si queremos mantener todo este ecosistema y queremos ser coherentes, igual hay que pagar el precio justo por los productos sostenibles y ecológicos. 

-La feria Food 4 Tech es un interesante escaparate, ya que se trata de un evento internacional al que asisten países como Japón, Italia, UK, países nórdicos… ¿Qué oportunidades surgen para las empresas vascas en un encuentro como éste? 

-Se trata de un entorno tecnológico que tiene el objetivo de aportar soluciones de cara al futuro y, como clúster, nuestro stand ha sido, como siempre, un espacio a disposición de los socios, para que tengan presencia y se convierta en punto de encuentro con terceros. Además, hemos participado en cuatro mesas redondas para dar voz a nuestras empresas alimentarias de Euskadi, darles visibilidad y que tengan la oportunidad de expresarse.

Basque Food Cluster ha organizado cuatro mesas redondas en la feria profesional Food 4 Tech celebrada en BEC.

-¿Tienen marcado algún mercado como especialmente estratégico?

-No. Todos son estratégicos. Exportamos fundamentalmente a Europa y también a Estados Unidos, pero lo importante es que las empresas tengan claro cuál es su estrategia, con quién van a competir en ese mercado, quién es su consumidor, cuáles son sus canales, las normativas de ese país… Porque no es un proceso sencillo. Y también que sepan que antes de la internacionalización puede haber otros mercados donde también se puede crecer. 

-¿Por qué productos somos reconocidos fuera?

-Vino y conservas es lo que más exportamos, pero somos un punto pequeño en el mapa. Lo que más se valora es la calidad de nuestros productos y nuestra cultura gastronómica, y eso también tenemos que saber trasladarlo al mercado. 

-Y por último, no podemos olvidarnos del reto de la sostenibilidad, ya que con las nuevas normativas en vigor es muy difícil para las empresas ajustarse en tiempo y forma a todos esos requerimientos, ¿cree que haría falta más flexibilidad para facilitar más estos trámites? 

-Sí. Yo creo que sí. Hay muchas regulaciones de muchas administraciones y es importante tener flexibilidad, sobre todo cuando luego, cuando nuestras empresas van a competir, lo hacen con otros países que no tienen estas normativas o no las aplican con la misma intensidad. Nadie dice que no tenga que haber regulaciones, pero sí facilitarlas burocráticamente, ya que su aplicación exige un tiempo y quita recursos de otras áreas de las empresas. Por eso, desde el clúster, hemos puesto un servicio de asesoramiento en esta materia para acompañar, ayudar a entender y sensibilizar a nuestras empresas.