El mes de julio ha sido malo para el empleo en Euskadi. El único paliativo que debe añadirse a la pérdida de cotizantes a la Seguridad Social, más de 7.000, es la finalización del curso escolar, un condicionante estacional que dificulta mucho que el séptimo mes del año pueda ser bueno a nivel laboral.
Aun así la sensación que transmite el mercado de trabajo es de cierto enfriamiento después de una etapa realmente provechosa. En relación a los datos de la Seguridad Social, esos que miden las altas y bajas reales a lo largo de mes en el sistema de cotización, esos 7.135 afiliados menos suponen empeorar el registro de julio de 2023 (4.000 menos) y también del mismo mes de 2022 (5.000 menos).
Pero es que también el paro presenta uno de los peores meses de julio del último ciclo. Habría que retroceder a 2019 para dar con un incremento del paro de proporciones similares, en aquel caso 1.740 desempleados más frente a los 1.700 de este último mes. En el medio se concatenan tres años con descenso en el número de parados apuntados a Lanbide en este mes, si bien se trata de una fase condicionada por el despertar económico tras la pandemia. En julio del pasado año el paro subió en 800 personas, lejos de este último incremento.
Euskadi sale perdiendo también en la comparativa con el resto de territorios, en este caso debido al diverso reparto de los sectores económicos, con un turismo mucho más 'potente' en el caso de buena parte del resto de España que permite compensar las bajas de personal docente en el sistema. El turismo vasco, que persigue más la calidad que la cantidad, no tiene esa capacidad, al menos de momento. De ahí que la pérdida de afiliación en Euskadi sea tan abultada en relación a los 10.000 trabajadores que pierde en total la Seguridad Social en julio.
Mejora a largo plazo
Con perspectiva, julio puede considerarse un tropiezo dentro de una dinámica que aun puede considerarse positiva. Euskadi mantiene margen más que de sobra como para sostener el listón histórico del millón de trabajadores alistados en la Seguridad Social (1.012.000 a cierre de julio) y es de esperar que, una vez sorteado agosto, empresas y sector público vuelvan a impulsar la cifra a partir de septiembre.
En el otro lado, es cierto que el vigor que mantiene la contratación en los últimos años no se ha trasladado en la misma medida a la cola de Lanbide. En una horquilla entre el 6 y el 8%, según la estadística y el momento, en Euskadi hay aun 108.000 personas que quieren trabajar y no pueden. De nuevo aquí habrá a buen seguro una reducción una vez se normalice la actividad económica tras el verano, pero la sensación es que ese listón de 100.000 desempleados está muy consolidado en la economía vasca.