La inteligencia artificial ha revolucionado el mundo tecnológico en los últimos años. Su capacidad de adaptación, la rapidez en la que está siendo mejorada y su multifunción en tiempo récord están haciendo que esta se expanda por el tejido empresarial a ritmo galopante. Tal es su crecimiento que según el último estudio de Randstad, esta supondrá la eliminación por automatización de más de 12.000 empleos en el País Vasco en un periodo de 10 años. Cifra que surge de la diferencia entre los empleos que potencialmente pueden desaparecer con la adopción de la IA por parte de las empresas en el País Vasco (92.239) con los que se crearán (80.217) por las oportunidades económicas surgidas como consecuencia del uso general de esta tecnología.
Ante este dato son muchos los profesionales de diferentes ámbitos de trabajo que han comenzado a formarse para entender la IA y sacar el máximo beneficio de esta herramienta. Es el caso de Ana Herrán, profesora titular de Derecho civil de la Universidad Deusto, con una dilatada experiencia y formación en inteligencia artificial. Herrán más que por cuantificar los puestos que se perderían, aboga por medir el impacto de la misma: “Se trata de que la IA llevará a redefinir las funciones profesionales y de establecer una nueva definición de las actividades laborales, acorde con las funcionalidades y tareas que la IA puede realizar en cada ámbito y en cada organización, como herramienta de apoyo a las personas trabajadoras”.
Y es que, a su juicio, esta herramienta no es más que un mecanismo nuevo de los muchos con las que ha contado el ser humano para ejecutar su trabajo: “Ha desarrollado siempre utensilios y máquinas, más o menos sofisticadas, que le han facilitado las más diversas tareas, y eso ha llevado a las personas trabajadoras a la necesidad de adaptarse a cada evolución industrial, tecnológica, médica… Aparecerán nuevas tareas, nuevas oportunidades laborales, y posiblemente se amortizarán otras, así ha sucedido en ocasiones anteriores a lo largo de la historia”, explica la experta.
¿Cuáles serán los sectores más perjudicados?
Describe que “cuanto mayor sea la automatización de las tareas en los empleos y sectores, mayor impacto tendrá la IA en esos puestos laborales”, y habla de impacto porque evita la palabra “destrucción de empleo” y prefiere usar “adaptación, formación y acomodación” del empleo a esta herramienta y a la colaboración entre el trabajo que conocemos comúnmente y el que podría realizar esta misma.
Por sectores, apoyada en el informe de la OCDE de 2023, 'The impact of AI on the workplace: Main findings from the OECD AI surveys of employers and workers' apunta a que “la industria manufacturera y la financiera son dos de las áreas más afectadas por la irrupción de la inteligencia artificial”; y haciendo referencia al estudio 'How will Language Modelers like ChatGPT Affect Occupations and Industries?' de las Universidad Princeton, de Pennsylvania y de New York, señala que las ocupaciones que se verían más afectadas serían las de teleoperadores, profesores de lenguaje y literatura inglesa o idiomas extranjeros. Análisis que realiza bajo una clave: “La IA no reemplazará a las personas, pero las personas que la usan reemplazarán a las que no la usan”.
Igual que hay sectores que se verían afectados, los hay también que, por sus características, podrían explotar al máximo sus competencias. Sobre todo a profesionales STEM (relacionados con las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas), a los creativos y los juristas: “Como siempre que se incorporan nuevas herramientas, sean máquinas, sistemas informáticos o tecnologías, quienes sean capaces de integrar en sus tareas y en su vida profesional estas herramientas, y demuestren preparación, conocimiento de los sistemas, y habilidades en su uso, serán capaces de aprovechar oportunidades que la IA ofrece, y serán profesionales demandados en los diferentes ámbitos profesionales; sean ámbitos legales, industriales, financieros, o artísticos”, recalca Herrán.
Las máquinas y el descanso del ser humano
Además, la experta en inteligencia artificial insiste en un factor: el descanso. Y es que, tal y como explica: “Pensamos que las máquinas, los sistemas no descansan, no duermen, no tienen necesidad de tiempo de ocio, (solo los tiempos necesarios para su revisión, reparación…). Es cierto que podrán realizar durante más tiempo tareas. Pero eso no quiere decir que lo hagan mejor, ni con mayor calidad. Pueden hacer más, y pueden tener actividad durante más tiempo. Y es esta una realidad que debe aprovechar el ser humano en su propio beneficio, para aquellas tareas repetitivas, y que no requieran, por ejemplo, empatía, compasión, en definitiva, relación o contacto humano. Más no significa siempre mejor, y de mayor calidad”.
Y en este sentido, Herrán pone como ejemplo herramientas ya integradas en nuestra vida personal y también profesional como el ordenador, el teléfono móvil, o programas como Excel, que “nos ayudan sí, nos hacen infinitamente más sencillo y ágil nuestro trabajo. Pero no dejan de ser instrumentos y herramientas a nuestro servicio, para ayudarnos profesionalmente en nuestras tareas. Estos sistemas tienen capacidad casi ilimitada para almacenar información, para realizar con precisión cálculos y análisis matemáticos en segundos, de proyectar y diseñar imágenes. Pero en estos desarrollos el ser humano debe ser el centro; y estos sistemas, por muy sofisticados que sean, serán máquinas, bienes, sistemas o instrumentos al servicio, y para el apoyo al ser humano”.
Por eso, anima a adoptar esta tecnología a los empleos ya existentes y crear perfiles que sepan cómo gestionarla. Perfiles que ya se están buscando, tal y como anunció el clúster vasco de Industrias de Conocimiento y Tecnología, en el sector tecnológico de Euskadi, hacen falta 2.000 perfiles de personas especializadas "en tecnologías habilitadoras y disruptivas", áreas como la propia inteligencia artificial (IA), realidad aumentada, IoT, data, ciberseguridad y cuántica.
Cómo implantarla en las empresas
Sobre el uso de la IA en las compañías vascas, Herrán avisa, cada empresa y sus trabajadores son casos aislados. Y en ese sentido, para poder hacer una sinergia entre la inteligencia artificial y los humanos “será fundamental antes consultar a las personas trabajadoras, cómo puede o no, ayudar la IA al desarrollo de sus tareas, sus funciones y de sus responsabilidades, y a su bienestar profesional y laboral. La IA no es la respuesta a todo, ni como herramienta tiene sentido utilizarla en todo caso, y para cualesquiera tareas”.
Para que esta sea fructífera y productiva es fundamental la participación de todos los sujetos de la organización, “no solo de la dirección, y de los departamentos de gestión de personas, también hay que consultar y consensuar con sindicatos, y trabajadores, por su impacto en los puestos de trabajo, y en las funciones y tareas, así como en la vida profesional de los trabajadores”, recalca la experta.
Y aunque matiza que no es lo mismo, por ejemplo, quien se dedique al ámbito industrial en una cadena de montaje, o de diseño industrial, ni en el caso de las profesiones jurídicas, las artísticas, los profesionales de la medicina o en el sector de la educación; señala a los responsables de RR. HH. de cada compañía como los que deben tener un papel protagonista en esta transición. Responsables que “deberán impulsar la planificación, el diseño y la estrategia de cada departamento y en relación a cada persona trabajadora; para definir y aspirar en la organización a un trabajo de mayor calidad/valor, con la identificación de las funciones y habilidades necesarias para el futuro y la gestión de las nuevas contrataciones de profesionales, así como respecto del cambio de personal a nuevas funciones, la revisión de tareas, la propuesta de formación, y la transformación de las actividades”, concluye.