La posible permanencia del impuesto a las energéticas y la banca está dando mucho de qué hablar en territorio vasco. El lehendakari, Imanol Pradales, criticó este impuesto hace unos días y, la otra parte que compone el Gobierno vasco, el PSE-EE, acusó a Pradales de 'dumping fiscal' y de "perdonar impuestos".
La parte mayoritaria del Ejecutivo, la del PNV, ha vuelto a mostrar este martes su disconformidad con estos gravámenes. "No nos gusta esta figura", ha señalado el consejero de Hacienda y Finanzas, Noël d'Anjou, durante la presentación del proyecto de presupuestos para 2025.
El consejero ha defendido que estos gravámenes "no son impuestos", sino que se crearon "como prestaciones patrimoniales no tributarias", algo —ha sostenido— "atípico".
"En principio, no es algo que a nosotros nos pareciese adecuado porque entendemos que cuando se grava algo, se tiene que meter dentro del sistema tributario como un impuesto", ha explicado d'Anjou.
Desde la parte jeltzale del Gobierno vasco han asegurado que, si estos gravámenes se convierten en permanentes y, por lo tanto, en impuestos, "tendremos que respetar nuestro Concierto Económico". "Se tiene que concertar sí o sí y lo que haremos es adaptarlo a las necesidades particulares de Euskadi".
En este sentido, el consejero de Hacienda y Finanzas ha precisado que el proyecto de las cuentas vascas para el próximo año incluye esa previsión de ingresos por esos gravámenes. "No sabemos si serán gravámenes o impuestos, pero efectivamente estamos contemplando los 119 millones de euros, la misma cantidad que contemplamos en el 2024", ha señalado.