La crisis industrial europea continúa dejando incidencias en Euskadi. La caída en comercio exterior continental, motivada por el crecimiento de la competencia asiática y ahora por la política proteccionista de Trump, es ya una realidad que se ha consolidado en la mayoría de los países de la Unión Europea y ha provocado un estancamiento, si no peor, de sus economías.
En el caso de Euskadi, las consecuencias que está teniendo este fenómeno son ya evidentes; repercusión que incluso ha provocado la creación del Grupo para la Defensa Industrial por parte del Gobierno vasco. Y es que ya no son solo los efectos que la caída de la demanda europea deja in situ en las plantas vascas -algunas de ellas adoptando medidas desde comienzos del año pasado-, es que esta caída de la demanda ha tenido una secuela directa en lo que sale de las mismas con destino al extranejero.
Las exportaciones vascas registraron en 2024 un descenso del 5,1% respecto al año anterior, 2023 -1.678 millones de euros menos-. La caída ha sido especialmente notoria en el sector del automóvil y en Álava, donde el tejido industrial -mayormente enfocado a dicho sector- y con relación directa con el ecosistema de la fábrica de Mercedes Benz- ha experimentado una caída interanual de 1.058 millones.