Mercedes ha pasado, en tan sólo dos meses, de reducir el tercer turno de producción de su planta de Vitoria y anunciar el despido de 500 trabajadores eventuales a prever un 2021 muy “optimista” en palabras del consejero delegado en España, Roland Schell, y reforzar el plan de producción con 8.500 unidades más. Son los efectos del coronavirus y la dificultad e imprevisibilidad que está generando en las empresas. El caso es que, apenas 60 días después, la fábrica vasca de la multinacional alemana afronta una cartera de pedidos que asciende a 140.000 unidades, una cantidad que siembre ha fabricado con plantillas de más de 5.000 trabajadores.
Son noticias que no dejan de confirmar unas previsiones que, en la automoción y en las exportaciones, se vinieron apuntando desde el otoño pasado, cuando gracias a este sector obtuvieron casi el mismo nivel que el año anterior. Si bien es cierto que están condicionadas a la evolución de la pandemia en Europa, ya que la paralización de Alemania y una bajada de consumo tendría efectos inmediatos y negativos.
El riesgo de la falta de suministros a partir de marzo
La otra amenaza es la falta de provisiones de chips semiconductores electrónicos. Es un material que proviene de China y que sufre un problema serio de suministro en Europa que afecta a toda la automoción. En la planta de Mercedes cuentan con el suficiente hasta, al menos, el mes de febrero y afecta principalmente al sensor que las furgonetas utilizan para la cámara trasera.
En cualquier caso, la situación actual con lo que sí contrasta es con el anuncio de la dirección de la planta que, el pasado mes de noviembre, trasladó a la plantilla graves problemas que obligaban a no renovar a 500 eventuales y a reducir el turno de la noche desarrollándolo al 50%. Estas decisiones dejan la plantilla actual en unas 4.600 personas, mientras que la producción anunciada ayer en 140.000 unidades ha requerido siempre a una cifra en torno a los 5.000 trabajadores.
Es por ello que la plantilla ha trabajado todo los días disponibles de enero, activando todos los sábados del mes, una medida que se anunció ayer también por parte de la dirección para febrero. Además, en el tercer turno, el de noche, ya se ha prolongado el sector de ´Montaje Final´ para que funcione por encima del 50%.
Desde el comité de empresa, señalan que estos ajustes coinciden con un año en el que arrancan las negociaciones para renovar el convenio de la empresa e insisten en que, en las actuales circunstancias, son innecesarios y tampoco sobra el personal eventual. De esos 500 trabajadores, 400 ya no han sido renovados y miran con esperanza estas últimas noticias esperando una posible reincorporación a la empresa. Desde la compañía, aseguran que, en estas circunstancias, no se pueden hace previsiones y que hay que adaptarse a la situación de cada momento.
Un impacto en la recaudación de más de 3 millones de euros
El otro efecto fundamental de esta situación es la repercusión fiscal. Mercedes es uno de los contribuyente más importantes para la hacienda alavesa. Solamente el efecto que el IRPF puede tener en las arcas forales si la plantilla es de 5.000 personas llegaría hasta más de 3 millones de euros. Es el resultado de aplicar la retención de rentas del trabajo correspondiente al salario medio de 40.000 € señalado por los sindicatos en la planta. Así, si en 2021 hubiese 4.600 trabajadores, las retenciones en la nómina ascendería a 34,9 millones, mientras que si se se emplearan a 5.000 personas serían de 38 millones de euros.