Empresas

Iriondo: "América tiene Amazon, Asia Alibaba, en Europa tenemos que desarrollar nuestra plataforma"

El director general de Gaia señala la importancia de la transformación industrial, pero alerta de que los Fondos Europeos están generando "sensación de colapso" porque hay muchas expectativas y poca definición

15 marzo, 2021 05:00

Gaia es la Asociación de Industrias de Conocimiento y Tecnologías Aplicadas del País Vasco. Se trata de un clúster que aglutina a más de 200 compañías de este área y que comenzó su andadura hace más de 30 años lo que, según explica su director general Tomás Iriondo, "evidencia la sensibilidad que nuestras empresas siempre han tenido hacia este sector para poder innovar". La tecnología es una de las claves para afrontar la transformación industrial que ha marcado la Comisión Europea y que impulsará con los Fondos Next Generation

Tomás Iriondo explica el reto de esta transformación señalando cuatro pasos. La importancia del dato, "lo primero es el dato, es la materia prima del futuro", y defiende la necesidad de recogerlo de un modo "fiable y con precisión" para poder aplicar "inteligencia artificial" que lo trasnforme en "riqueza", en información para detectar oportunidades y amenazas. El siguiente paso es el de "aplicar la inteligencia experiencial, acercar esta inforamción de modo útil a las personas en su despempeño". Y el cuarto ámbito es la "ciberseguridad", Iriondo recuerda que esta digitalización creciente debe ser atendida con las herramientas necesarias que permitan "dar fiabilidad y seguridad"

La tecnología y la digitalización representan uno de los pocos sectores que menos afectado se ha visto por las pérdidas de la crisis generada por la pandemia. Todo el mundo ha necesitado apoyarse en la digitalización ¿cómo han notado ese crecimiento desde Gaia?

Sí, hemos crecido. Este año hemos alcanzado las 300 empresas asociadas. El volumen de facturación se está manteniendo en torno a los 5.300 millones de euros anuales y las necesidades de la pandemia han permitido incrementar el compromiso con la I+D y que podamos orientar talento al desarrollo. Afortunadamente, el sector mantiene todo su activo, que son los profesionales, incluso está en proceso de contratación de perfiles con una amplia especialización en distintos ámbitos. Es uno de los sectores en el que, por lo menos en las compañías ya consolidadas, se han salvado de la quema.

En digitalización, lo que se hubiera producido en cinco años naturales, se ha producido en cinco meses

 

El confinamiento ha provocado una introducción de la digitalización en nuestro día a día con un crecimiento muy importante

Desde luego, hemos acelerado los tiempos de maduración, de confianza sobre las tecnologías de una manera exagerada. Lo que se hubiera producido en cinco años naturales se ha producido en cinco meses. Hemos tenido que reaccionar de manera improvisada ante unas limitaciones de movilidad y unas restricciones que nos condicionaban el desplazarnos.

¿Hemos vencido nuestras reticencias entonces?

Es que se ha generado un `click` en la concienciación sobre las bondades de la tecnología. Y eso especialmente en la teleasistencia. Antes exigíamos que la asistencia fuera presencial. El hecho de que la situación nos haya forzado a trabajar en remoto ha ayudado a que el cliente perciba que no ha cambiado nada, que se ha garantizado el servicio, su calidad. Se ha generado confianza.

¿Ahora nos creemos el teletrabajo?

Con el teletrabajo ha ocurrido lo mismo. Antes era algo residual, ahora se ha generalizado. Ahora, el 60% de nuestro sector está trabajando y los ratios de competitividad del sector se han incrementado. O sea, el teletrabajo no genera pérdida de competitividad. Es eficaz y eficiente y eleva la satisfacción. Esto no tiene vuelta atrás.

El 60% de nuestro sector está trabajando y los ratios de competitividad del sector se han incrementado. Es eficaz, eficiente y eleva la satisfacción. Esto no tiene vuelta atrás.

 

Pero eso ha requerido una capacidad de respuesta de las empresas tecnológicas muy importante

El sector tecnológico vasco se ha comportado de manera ejemplar. Los ratios de productividad se han incrementado, la facturación se mantiene, se han seguido contratando perfiles. Se ha permitido dar el servicio y responder a una situación crítica.

Y ¿cómo se han comportado las redes con tanto tráfico? ¿hemos corrido el riesgo de caídas?

Está claro que la red y las infraestructuras de banda ancha han demostrado su capacidad de respuesta en momentos tan disruptivos como el que se ha producido. Hay estructura e infraestructura en Euskadi suficiente como para realmente creernos que la transición digital de la que tanto se habla es viable.

Pero las crisis también sirven para evidenciar nuestros puntos más débiles. En el caso de la digitalización, ¿cuáles son?

Hay uno muy claro, la Justicia. Y es un sector en el que la digitalización es sencilla porque lo que se maneja es conocimiento y el conocimiento se tiende a digitalizar en una manera práctica. Pero se han visto paralizadas actividades judiciales, procesos… En la Administración se han detectado grandes dificultades.

En la Justicia y en la Educación la digitalización es una asignatura pendiente

 

¿Y la Educación? Ha habido muchos profesores, colegios y universidades que han descubierto Skype

Y ahí la digitalización es una asignatura obligada. Lamentablemente, hemos visto que muchos centros no estaban preparados para poder plantear y desarrollar una docencia digital, incluso los propios profesores en un porcentaje muy alto, eran desconocedores de los ámbitos tecnológicos.

En la industria, ¿qué diagnóstico hace de su preparación?

Hay dos ámbitos, uno es el de las teleoperaciones. En la pandemia se ha evidenciado que no hace falta el traslado, el viaje y el movimiento permanente. Mediante un modelo telemático adecuado se puede dar soporte remoto a una persona o una empresa, y eso ha hecho que muchas actividades industriales se hayan mantenido. Pero el concepto de las operaciones tiene que trabajarse.

¿Se refiere a la comercialización digital?

La mayor área de mejora es la comercialización digital. No tenemos en España, en Europa, plataformas universales de comercialización y nos hemos visto claramente dependientes de Estados Unidos, principalmente respecto a las grandes plataformas, que son las grandes beneficiarias de estas pandemias. América tiene su Amazon, Asia su Alibabá, nosotros no tenemos esa plataforma 

América tiene Amazon, Asia Alibaba, en Europa tenemos que desarrollar nuestra plataforma

 

Y qué nos aportaría ¿independencia?

Muchas más cosas. Esas plataformas comerciales son mucho más que un lugar de compra. Son espacios virtuales en los que yo mantienen interacciones con los clientes que generan datos. Pero ahora esos datos se los damos a un proveedor americano o asiático. No tenemos ni el control del mercado, ni la capacidad de interpretar hacia dónde y cómo evoluciona. Estamos dando lo más valioso, el conocimiento.  

Y además de eso, dependemos de esos mercados para materias primas básicas en nuestra industria

Ese es otro problema que se ha evidenciado. Somos dependientes de componentes o de materiales que son básicos para nuestra producción y que traemos de Asia. Como los chips o los semiconductores. Tenemos que reconsiderar nuestras cadenas de suministro. Tenemos que ver cómo podemos hacer que en los próximos años estos suministros se acerquen a nuestro a nuestro territorio, a Europa.

Se supone que contamos con los Fondos Europeos para poder afrontar esa transformación. Hablamos mucho de ellos ¿Qué le parece la situación que están generando?

La sensación es de colapso porque hay muchas expectativas abiertas y hay poca definición. Se habla de cifras, de grandes magnitudes, pero ¿cómo se van a acercar esos recursos? En cualquier caso, hemos de hacer el esfuerzo porque para nuestro sector es un momento histórico por nuestra capacidad y por cómo podemos acompañar a las empresas en los retos marcados por Europa.

Con los Fondos Europeos la sensación es de colapso, hay muchas expectativas y poca definición

 

¿Cómo plantea hacerlo?

Es que va a llegar lo que tengamos capacidad de atraer. Y eso va a estar muy condicionado a que seamos disruptivos e innovadores. No tengo duda de que Euskadi va a salir reforzada. Pero también tenemos que ser conscientes del momento y de qué podríamos conseguir un gran efecto exponencial si aprovechamos esta oportunidad. Hay que ser ambiciosos, colaborar y plantear respuestas a los retos marcados por Europa.

¿Cuál es el reto de la industria vasca con esta transformación?

La industria tiene avanzar para tener el control del conocimiento, del dato. Saber qué está pasando alrededor de su producto, de su mercado, del entorno. La industria vasca es muy productiva, es muy de hacer un gran producto, venderlo y hacer el mantenimiento. Y nos desentendemos. Hay que evolucionar hacia ese modelo de más conocimiento, para dar más servicio, más datos. Tener un termómetro permanente en el usuario para saber si está contento, cómo lo usa, qué tipo de ventajas competitivas aportamos… Hasta ahora no ha sido así.

La industria vasca tiene que avanzar para conocer que está pasando alrededor de su producto, de su mercado

 

Y ¿cómo contempla el debate sobre la cogobernanza y la participación de las regiones en el destino de estos recursos?

Cuanta más autonomía tengamos en la interpretación, en el uso o en las sinergias que esos fondos puedan generar, mejor. Cada región debe alinear el uso de esos fondos a su coyuntura, y esta es diferente en cada caso. No es la misma foto la que vamos a tener en las distintas regiones europeas y por tanto, lo importante es que la foto sea lo más próxima al espacio en el que se van a procesar esos fondos.

Se había fijado para este año, al menos para su segunda mitad la recuperación. ¿Lo ve posible?

En 2020 quisimos ver una recuperación más rápida, pensar que el 2021 iba a ser un escenario distinto. Pero seguimos casi con las mismas incertidumbres. Tenemos vacunas, pero son insuficientes. Tenemos fondos, pero no llegan. No tenemos unas reglas de juego definidas para poder hacer inversiones claras y concretas. Necesitamos que se empiecen a despejar las incertidumbres para que realmente cambiemos todos actitud. Es ya el momento de invertir y es el momento de empezar a generar confianza y hacer apuestas.

¿Entonces este 2021 lo damos por perdido?

Hasta 2022 probablemente la recuperación no va a ser un factor de crecimiento claro. A ver si de aquí a verano somos capaces y, al menos en el último trimestre de 2021 empezamos ya a ver cómo todo esto crece y crece de manera exponencial.