La pandemia está suponiendo una fuente de tensiones y preocupaciones y el dulce es un recurso que se incrementa para afrontar las consecuencias de las crisis. El chocolate un producto al que se asocian efectos afrodisíacos y que, según los médicos, mejora nuestro estado de ánimo. “Con todo lo que está ocurriendo el chocolate es una compensación, un antidepresivo natural”, apunta María Saint- Gerons propietaria de Chocolates Mendaro Saint- Gerons.  

 En este último año la sociedad ha tendido a adquirir los productos locales, los ‘made in Euskadi’. Las restricciones de movilidad han generado un incremento en el comercio de barrio y en los proveedores más locales. Esta tendencia ya estaba bastante esparcida en nuestra comunidad, pero el coronavirus la ha acentuado aún más. “La gente gasta bien, notamos que gasta con más ganas en nuestros productos”, reconocen desde Chocolates Mendaro.  

Esta empresa familiar ha aumentado su venta online por el cierre de las tiendas físicas. A pesar de ser un sector de primera necesidad durante los meses de confinamiento la escasez de gente en la calle provocó el cierre de la mayoría de comercios de este tipo, como las bombonerías, pastelerías y chocolaterías. “La gente no pasaba por la calle, tuvimos que cerrar y vimos la venta online como una oportunidad que ha funcionado muy bien, nuestras ventas se han incrementado mucho en ese aspecto”, explica la propietaria Saint- Gerons, quien asegura que “la gente al no poder gastar en viajes o cenas se da más caprichos de este tipo, gasta más en productos más exquisitos o especiales, como los que ofrecemos”.  

El sector del chocolate ha conseguido mantenerse a flote a pesar de registrar unas ventas pésimas durante algunos meses del año pasado. “No tuvimos actividad y las ventas eran mínimas tuvimos que llevar a los empleados al ERTE”, comenta el propio Rafa Gorrotxategi, alma matter del obrador de chocolates que lleva su propio nombre. Aunque recuperar las perdidas es difícil, ambas empresas coinciden en que las Navidades han sido bastante mejor de lo esperado. Al igual que la fábrica guipuzcoana, la empresa de Rafa Gorrotxategi también ha notado un aumento en la venta on-line.  

Sin embargo, “la falta de turistas y de celebraciones, genera muy poco trabajo”, aclara Gorrotxategi. La economía del chocolate está ligada a la celebración y a la hostelería, sectores muy perjudicados por la covid-19. Los cierres y las limitaciones constantes de estos locales han afectado directamente a su producción como proveedores y a sus ventas. “Tal como está ahora la situación, el trabajo está siendo muy bajo y los ingresos son mínimos”, confirman desde la chocolatería de Tolosa.  

Renovarse o morir 

En Chocolates Mendaro son optimistas y resaltan que la pandemia les ha ofrecido una clientela nueva. “Cada vez más empresas contactan con nosotros para preparar productos a modo regalo para incentivar a sus empleados”, revela Saint- Gerons.  

Los chocolates Gorrotxategi han creado un museo, el Rafa Gorrrotxategi Txokolate Museum, que ofrece distintas actividades, como visitas guiadas con cata de chocolate y talleres. “Este año está teniendo mucho éxito y gusta mucho a los asistentes”, detalla el responsable. Además, trabajan en varias líneas de nuevos productos para sobreponerse de los meses tan difíciles que dejó la pandemia, cuando claramente el chocolate fue uno de los grandes aliados para muchos.