El fracaso en torno a la reapertura de Corrugados de Azpeitia no ha dejado indiferentes a los sindicatos vascos. No al menos a ELA y UGT con posiciones completamente opuestas respecto a la posibilidad de reactivación de la fábrica y, sobre todo, el proceder de las administraciones desde que su propietario, el grupo Cristian Lay, trasladara la intención de retomar la actividad industrial en el municipio. Hace apenas dos días, la compañía abandonaba su intento de resucitar Corrugados en medio de un enredijo urbanístico al que ha acompañado una incesante confrontación entre PNV y EH Bildu estos últimos meses.
La recuperación de la actividad en el núcleo de población no es viable para ELA desde donde respaldan la actuación del Ayuntamiento atendiendo a criterios "sanitarios, ambientales y de seguridad". "La creación de empleo no es excusa para dar por bueno cualquier proyecto y más sabiendo que va a perjudicar a la salud de la ciudadanía y el medioambiente", trasladan desde el sindicato que alude a la "poca seriedad con la que se ha llevado a cabo el proceso", sin un proyecto "sólido" al que acogerse.
En contraposición, UGT tilda de "despropósito" la cancelación de un plan que hubiera creado 700 puestos de trabajo, decisión que achacan a una "nefasta gestión política" en la que "no han sido capaces de entenderse a pesar de tratarse de una cuestión vital y de interés general". En la misma línea se sitúan LAB y CC.OO, al margen de analizar un proyecto "del que nadie sabe a ciencia cierta". Sendas organizaciones coinciden en el "oscurantismo" en torno a la propuesta del grupo envuelta en un "tira y afloja político" que no ha beneficiado a su puesta en conocimiento.
Impera el anonimato en Azpeitia
En el mismo Azpeitia, sin embargo, reina el anonimato sin una visión oficial por parte de las principales asociaciones municipales, reticentes a trasladar una opinión que se torna dispar entre la población, aunque en algunos casos se respire cierto alivio ante la imposibilidad de reanudar la actividad industrial a tan solo unos metros del centro urbano. "En mi entorno entendemos que la situación económica no es tan mala como para tomar esa decisión", explica un ciudadano de la localidad que aprueba la actuación del Ayuntamiento. "Muchos ya antes del cierre queríamos que se trasladase la fábrica y ahora que está cerrada y la mayoría de empleos recuperados creo que no debe retomarse la actividad en el mismo sitio", afirma otra vecina de la localidad.
Y es que ya desde un principio la predisposición de CL chocó con la oposición del Ayuntamiento de EH Bildu, quien ha insistido en la necesidad de trasladar la actividad a la zona de Txukutxo como "única vía legal" para llevar a cabo el proyecto en el marco de un plan territorial, urbanístico y comarcal cuya modificación esta sujeta a "numerosos estudios del entorno que podrían llevar años sin ninguna garantía", han asegurado desde el Ayuntamiento. Una "oportunidad perdida" señalaba por su parte la consejera de Desarrollo Económico, Sosteniblidad y Medio Ambiente del Gobierno Vasco, Arantxa Tapia, cuyos esfuerzos y los de su partido para cambiar el rumbo de los acontecimiento no han impedido el fallo de la firma, sin escapatoria en un mar de legalidades que han echado por tierra cualquier intento de recuperación en el mismo emplazamiento.