Corrugados Azpeitia se convierte en el símbolo de la pugna entre PNV y EH Bildu en Gipuzkoa
Gobierno vasco y Ayuntamiento se cruzan graves acusaciones de "faltar a la verdad" y de responsabilidades por impedir la vuelta a la actividad de fábrica
26 mayo, 2021 05:00"Malestar", "tristeza", "cinismo", "vergüenza" o "tergiversaciones" son algunos de los términos que ha empleado la consejera de Desarrollo Económico del Gobierno Arantza Tapia, para explicar los sucedido en el municipio guipuzcoano de Azpeitia, una vez que se ha saldado en fracaso el intento del grupo CL (Cristian Lay) para reabrir la fábrica de Corrugados. En los seis meses de vida que tiene ´Crónica Vasca´ nunca la responsable de Industria del Ejecutivo de Urkullu, siempre comedida y rigurosa, había empleado en menos tiempo y en sede institucional una retahíla de palabras tan gruesas. Es una prueba palpable de que lo que se juega detrás de la polémica de la recuperación de la actividad de la empresa son más cosas que los 50 millones de euros de inversión y la creación de 700 puestos de trabajo, que no es baladí. Azpeitia es una de las banderas simbólicas de Gipuzkoa donde PNV y EH Bildu preparan una dura pugna electoral en la siguiente cita con las urnas municipales y forales. Los estudios de tendencia de voto indican una recuperación de la izquierda abertzale que alberga esperanzas de repetir el ´sorpasso´ al PNV y volver a gobernar la Diputación; y es difícil en la gestión política separar los efectos que eso puede generar.
En ese contexto, Azpeitia es una localidad gobernada por la izquierda abertzale desde 2011 y en la última cita con las urnas municipales el PNV se quedó tan solo a 1.092 de la candidatura encabezada por la alcaldesa Nagore Algorta. Un símbolo y una oportunidad de evidenciar las consecuencias de un la vuelta de un gobierno de EH Bildu a Gipuzkoa. Una tormenta perfecta que aglutina todos los ingredientes para tirar de argumentario político. Gipuzkoa tiene una importancia estratégica por la confluencia de pactos que puede dibujar para establecer la gobernabilidad del territorio y de diversos municipios claves, como Irún o Eibar, donde PSE y PNV han chocado puntualmente para fijar su gobernabilidad.
Una victoria de EH Bildu en Gipuzkoa establecería un juego de mayorías en el que la importancia del PSE cobraría valor. Los socialistas guipuzcoanos han defendido, además, que sin llegar a acuerdos de fondo con la izquierda abertzale hasta que no se desmarque claramente de su pasado connivente con la violencia, no descartan pactos puntuales de estabilidad. Así que, aún sin cambio en la política actual de pactos entre PNV y PSE, lo que sí sería evidente es que una victoria de EH BIldu en Gipuzkoa haría para el PNV más caro el apoyo de los socialistas.
EH Bildu acusa al Gobierno vasco de mentir para buscar el desgaste de la izquierda abertzale
Es un trasfondo que conoce bien Arantxa Tapia y sobre el que se ha desarrollado el duro cruce de recriminaciones. Porque si bien la consejera de Desarrollo Económico ha acusado abiertamente a la alcaldesa de Azpeitia de abortar la reapertura de Corrugados, el representante de EH Bildu, Unai Urruzuno, ha acusado abiertamente a Gobierno Vasco y Diputación de Gipuzkoa de organizar "una campaña de mentiras y difamaciones" para "desgastar" a su partido.
Desde el pasado mes de febrero, cuando la empresa deslizó la posibilidad de recuperar la actividad en la planta de Azpeitia, la Diputación de Gipuzkoa, gobernada por el PNV con el apoyo del PSE, anunció rápidamente su disponibilidad para favorecer y estudiar las modificaciones legales oportunas. Un planteamiento que fue rápidamente seguido por el Gobierno vasco, del que depende la autorización medioambiental integrada, mientras que el PNV guipuzcoano y el grupo municipal jeltzale de la localidad aplaudían la posibilidad de la reactivación de la planta y centraban la atención en el Ayuntamiento de Azpeitia reclamando que "estuviera a la altura".
Desde entonces, pocas operaciones empresariales se han seguido con más detalle sobre las reuniones y contactos mantenidos, así como los problemas que aparecían para poder llevarla a buen puerto. Los mensajes de Diputación y Gobierno trasladaban que era posible facilitar cualquier cambio para permitir la actividad, mientras que desde el Ayuntamiento de Azpeitia, la alcaldesa de EH Bildu, Nagore Algorta, se centraba en señalar que el Plan General de Ordenación Urbana no permitía recuperar la actividad de la antigua fábrica y ofrecía un terreno en un polígono de las afueras, por cierto, promovido por Sprilur.