La primera televisión privada era vasca y nació en los ochenta, se llamaba Canal 10
Canal 10 fue el primer proyecto de televisión con un concepto de contenidos conformado exclusivamente por series y películas y que contó con más de un 20% de capital vasco, a través de la Caja de Ahorros de Vitoria y el presidente de KAS
18 julio, 2021 05:00Hay historias que se vuelven cíclicas, ingredientes, incluso protagonistas, que vuelven a repetirse más de 30 años después. El boom de las plataformas de consumo de contenidos audiovisual como Netflix o HBO no es nuevo. La capacidad de internet y los dispositivos móviles le han dado impulso eso sí, pero no es una idea nueva. Y es que en 1987 un grupo de empresarios ya la había cocinado con el objetivo de hacer un canal de televisión sin anuncios, sin contenidos informativos y con la única programación de películas, series y dibujos animados. Se llamaba Canal 10, iba a ser la primera cadena privada de España y más del 20% de su accionariado era vasco. Su historia recoge elementos de plena actualidad como el uso de paraísos fiscales como la Andorra que ahora buscan los 'youtubers', tráfico de influencias políticas, José Luis Moreno o el apellido Calviño, no porque estuviera la vicepresidenta, pero sí su padre, José María, como uno de los máximos responsables del proyecto. También participó el PNV, y no podía faltar la trama financiera, a través de la entonces Caja de Ahorros Municipal de Vitoria y de un banco de Andorra.
Corría el año 1987 y el Congreso de los Diputados comenzaba la elaboración de la primera Ley de Televisión Privada de España, hasta entonces solo se podían sintonizar cuatro canales en Euskadi: los dos de TVE y otros tantos de ETB. Una situación que provocaba una gran cantidad de movimientos entre los grupos de comunicación que empezaban a preparar el despegue de las primeras cadenas privadas. José María Calviño, el padre de la actual vicepresidenta del Gobierno, había sido director general de TVE y con Enrique Talerewitz, que tenía el control de grandes distribuidoras cinematográficas idearon Canal 10. Era una televisión de suscripción, al cambio de hoy, 90 euros por el enganche y 18 euros al mes, para tener acceso a una programación 24 horas ininterrumpida con series y películas.
Caja de Vitoria y empresarios encabezados por Luis Knörr se hicieron con el 22%
Entonces, en la presidencia de la Caja de Ahorros de Vitoria estaba Jesús Muzás. La entidad había sido presidida anteriormente por Mercedes Villacian que había sido diputada del PNV en el Congreso, donde participó en la comisión de control de RTVE. En ese foro surgieron las relaciones con Calviño. La caja vitoriana acaba de vender Radio Vitoria y desde la época de Muzás había un intento por darle un empujón, más fortaleza y presencia. Así que Canal 10 se convirtió en un medio para ello. La caja se hizo con el 12% del capital de la nueva televisión al que también se sumaron un grupo de empresarios en torno a Luis Knörr, presidente de KAS, bajo la sociedad Noara que se hizo con otro 10%. En total, el 22% del nuevo proyecto televisivo tenía propiedad vasca.
El principal accionista, Talerewitz, tenía un 39% de las participaciones y completaba el accionariado una entidad financiera, la Caixa de la Seguridad Social de Andorra con un 15%. Precisamente el principado jugará un papel importante en toda la operación ya que las participaciones de Talerewitz se vehiculizaron a través de dos sociedades, una con domicilio en Andorra y la otra en Panamá.
Emisión desde Reino Unido
Canal 10 buscaba adelantar a los proyectos de televisión privada que buscaban su hueco en el mercado a la espera de la ley que regulara su organización. La picaresca fue convertir a Canal 10 en un canal satélite con una programación emitida desde fuera de España y que pudiera sintonizarse por las parabólicas comunitarias ya habituales entonces en las comunidades de vecinos y por las que se sintonizaba la televisión italiana, la francesa o el canal de Murdoch, Sky TV. El nuevo canal de contenidos temáticos incorporó socios franceses (ligados a Canal +) y británicos e instalaron su centro de emisión en Londres para llegar a los hogares españoles a través del satélite Intelsat. Fue la fórmula para esquivar la prohibición legal de emitir en España sin concesión de licencia
"Apúntese al 10"
Aquel año de 1987, Canal 10 comenzó su lanzamiento con diferentes campañas de información con el objetivo de ir consiguiendo abonados. Una de las acciones que más se recuerdan fue el patrocinio del equipo de ciclismo KAS Canal 10, que contaba en su plantel con el francés Eric Caritoux, vencedor de la Vuelta a España del 84 y campeón de Francia en ruta en 1988. Una iniciativa en la que se dejó notar la presencia de Luis Knörr en el proyecto. El eslogan con el que se buscaba conseguir suscriptores era el de "Apúntese al 10" en una campaña que registró hasta 30.000 interesados y que requirió de un esfuerzo importante de comunicación para explicar el procedimiento para la instalación de la antena parabólica con la que poder recibir la señal, en aquella época toda una odisea.
Comienzo de las emisiones
En enero de 1988 comenzaron las emisiones con la película 'Kramer contra Kramer' protagonizada por Dustin Hofman y Meryl Streep. Eran los inicios de unas emisiones en pruebas que se oficializaron en el mes de abril con una gala dirigida por el, de nuevo en el primer plano de la información, José Luis Moreno que vendió 55 programas al proyecto. Pero problemas de todo tipo comenzaron a asaltar al nuevo proyecto, especialmente los políticos. Tanto la oposición, como el resto de medios de comunicación, incluido El País, criticaron con dureza el proyecto por entender que muchos de sus responsables, como Calviño gozaban de información privilegiada e influencias en TVE, dado que había sido director general de la entidad. O, en el caso de Talerewitz porque era un proveedor de contenidos audiovisuales habitual de la cadena pública. Las críticas llegaron a un punto en el que la oposición solicitó una comisión de investigación en el Congreso de los Diputados y el Ejecutivo se mostró dispuestos a modificar la ley de incompatibilidades de altos cargos, así como a proponer al Parlamento un estudio sobre “la actuación de los políticos desde 1977”.
Muchos acusaron a la nueva cadena de estar impulsada directamente por Alfonso Guerra. La polémica política se vio avivada además cuando se conoció que el accionista principal de la plataforma, Enrique Talerewitz, tributaba todos los beneficios que obtenía por la venta de derechos de los contenidos en Andorra y Panamá. A estos problemas de imagen comenzaron a añadirse otros más graves. La instalación de la antena requería una acción en el tejado de toda la comunidad de vecinos donde vivía la familia que quería suscribirse. Una actuación que podía suponer, al cambio de hoy, unos 3.000 euros y suponía poner de acuerdo, al menos en permitir la obra, a todos los vecinos.
La crisis del proyecto
En el verano de 1988 comenzaron los primeros problemas de impagos, deudas y reclamaciones. Los empresarios vascos en torno a Luis Knörr y la Caja de Ahorros de Vitoria trataron de recomprar las acciones de Talerewitz y en mitad de la negociación, un tribunal de Barcelona aceptó una demanda por la que un suministrador de contenidos reclamaba a Canal 10 lo que hoy serían un millón de euros. Entonces la Junta de Accionistas reconoció que no habían logrado obtener ingresos de los suscriptores y que la empresa estaba en bancarrota, a la vez que interponían una demanda "por mala gestión" contra Enrique Talarewitz.
Fue el final de un proyecto que se generó con las más rocambolescas combinaciones de socios y relaciones, ingredientes y apellidos que se pueden seguir encontrando a día de hoy y que se conjugaron hace más de 30 años sin internet, ni banda ancha. El sueño de la primera televisión privada, del primer proyecto a lo 'Canal+' que se fraguó en España y que contó con un importante capital vasco.