La ingeniería que fundaron los hermanos Enrique y José Manuel de Sendagorta en 1.956 cuenta hoy con una plantilla que supera las 2.000 personas y con una importante carga de trabajo en el diseño y ejecución de soluciones de ingeniería, en el área aeroespacial, y en el mundo de la energía. Los acontecimientos de los últimos meses le han puesto en el centro de todas las miradas por su papel en dos de los proyectos que más ríos de tinta están dejando correr en Euskadi. Por una parte, el hidrógeno, donde Sener tiene un papel fundamental en la que va a ser la primera fábrica de electrolizadores del País Vasco y también en la primera cental de hidrógeno. Y, por otra parte, la operación corporativa industrial más importante de los últimos años, la compra de ITP Aero. En este caso, el papel es más incómodo porque son pretendidos como el socio perfecto para culminar la operación ante las exigencias de la Administración.
Portavoces oficiales de la compañía confirmaban esta semana a 'Crónica Vasca' que no hay ningún acuerdo en firme con Bain Capital para entrar en el consorcio que se haga con ITP, pero varios de los agentes implicados en la operación siguen apostando por incorporar a Sener como uno de los elementos clave que permitiría cumplir las condiciones del Gobierno de España, un propietario nacional y con proyecto industrial. Fuentes conocedoras del proceso señalan que los trabajos en estos momentos están concentrados en las tareas que el fondo de inversión Bain Capital, elegido para negociar en exclusiva la adquisición, está desarrollando para armar el consorcio y pasan por lograr convencer a algún agente vasco como Sidenor, Sener o grupos de inversores. El Gobierno vasco ya ha señalado que quiere un propietario para ITP que garantice su desarrollo industrial y el arraigo en el Euskadi. Condiciones que Sener cumple más que sobradamente.
Apuesta por el desarrollo aeroespacial
La ingeniería de Getxo ha desarrollado un importante volumen de negocio en su área aeroespacial. Aunque los orígenes de Sener eran el de una oficina técnica naval, la compañía llego rápidamente al sector aéreo. Fue en 1966, cuando se adjudicó el contrato de diseño y construcción de una torre de lanzamiento de cohetes Suecia. Esta unidad de negocio es una de las grandes apuestas del grupo, ya que la compañía se ha marcado el objetivo de ser un actor de referencia en el mercado de Defensa. Una estrategia que le ha llevado a participar en el desarrollo de programa europeo FCAS ( Futuro Sistema de Combate Aéreo), en el que también participa ITP. Además, el pasado mes de mayo invirtió 5 millones en su sede aeroespacial de Barcelona para desarrollar unas nuevas instalaciones de integración, ensayo y producción de sistemas y equipos espaciales y de astronomía.
El hidrógeno
La división de Energía de Sener es otro de los focos de desarrollo que está trabajando en otra de las claves, el hidrógeno. La apuesta del Gobierno vasco era crear un polo para esta fuente de energía con dos fábricas de electrolizadores. Iberlyzer, el proyecto de Iberdrola no pudo salir adelante, con lo que la fábrica de Sener y Petronor se convierte en la punta de lanza para Euskadi. Las obras comenzarán a finales de este año y podría entrar en funcionamiento en 2022 en su primera fase y prevé una inversión de 120 millones de euros, y una creación de alrededor de 150 empleos. y para lo que contarán como socio tecnológico con el belga, John Cockerill. Los electrolizadores que fabricará esta planta son un elemento clave para la generación de hidrógeno, que es uno de los ejes fundamentales de la descarbonización por el que ha optado la Unión Europea.
También 2022, y junto a los fondos de inversión White Summit Capital y Castleton Commodities International (CCI), Sener participa con Nortegas y Bizkaia Energía en una planta de hidrógeno verde aprovechando las infraestructuras existentes de gas y electricidad de la central de ciclo combinado de Amorebieta-Boroa, en Bizkaia. El proyecto cuenta con una inversión inicial de 50 millones, aunque el objetivo es ampliar la capacidad de generación antes de 2030 para alcanzar los 200 MW, lo que implicará una inversión total de 300 millones de euros.