La dirección de Tubacex y los sindicatos han iniciado este martes las negociaciones para poner en marcha un ERTE hasta finales de año con la 'espada de Damocles' de la huelga indefinida, que suma ya más de 200 días, condicionando la negociación.
En la primera reunión la empresa ha puesto sobre la mesa que el expediente afectará a la totalidad de la plantilla de las plantas vascas de Llodio y Amurrio, incluyendo los 129 trabajadores afectados por el ERE y que la sentencia del TSJPV ha obligado a readmitir. En principio se plantea para una reducción de jornada del 70% que podría variar en algunos centros en función de los pedidos, según han señalado fuentes sindicales. La empresa justifica el ERTE por la pandemia de coronavirus y la reducción de la movilidad que le ha afectado a los pedidos.
El nuevo ERTE se extenderá desde el día 11 hasta finales de año y sustituirá al que está vigente en la actualidad, que finaliza el 10 de este mes y que suponía una reducción del 60% de la jornada.
Ambas partes han pactado volver a reunirse el viernes, el lunes y el martes de la próxima semana.
Durante el encuentro celebrado esta mañana no se ha hablado de la huelga ni de la exigencia de los sindicatos de que la empresa retire el recurso ante el Supremo contra la sentencia que anula el ERE para desconvocarla, por lo que se trata de una negociación un tanto atípica, ya que se negocia una regulación de empleo en plena huelga, que hoy por hoy no tiene visos de solución. No obstante, los sindicatos habían exigido que los despedidos en el ERE estuvieran incluidos en la nueva regulación, por lo que este hecho puede ser un primer paso para que se desbloquee el conflicto.
La huelga está lastrando las plantas vascas en un contexto en el que el grupo en general está incrementado el nivel de pedidos, según reconoce la dirección en la información trasladada a los inversores, en la que reconoce que la cartera de pedidos relacionada con el gas alcanza ya, en algún caso, los niveles previos a la pandemia.