El 2021 ha impactado de lleno en la industria eólica, un sector estratégico para Euskadi que ha visto como, a pesar de la apuesta por las renovables, las principales constructoras de aerogeneradores se estrellaban con la crisis del encarecimiento de los suministros. Así, la vascogermana Siemens Gamesa y otro de los gigantes internacionales, la danesa Vestas, se han visto obligadas ha corregir sus previsiones en 2021 a la baja con los 'profit warning' tan temidos por los mercados y que tanto han penalizado la cotización de las compañías en Bolsa. Así, la compañía con sede en Euskadi se ha dejado casi un 40% de su valor en Bolsa -pasando de los 34,9 euros de enero de 2021 a los 20,8 euros de esta semana-, mientras que Vestas ha registrado pérdidas por un 33,3%.
Al encarecimiento de los suministros se han añadido otros problemas como los aranceles en el mercado internacional. Siemens Gamesa se ve afectada por el conflicto abierto en Estados Unidos que hace que el regulador reclame una liquidación que penaliza el 70% los costes por la adquisición de piezas para las torres de los molinos marinos. Además, la UE ha fijado también una tasa que penaliza las piezas que los fabricantes importen desde China. Mientras el 2022 se ve como el año de la gran oportunidad por el impulso que desde la administración se está dando a las renovables. Aún así, desde la Asociación Empresarial Eólica (AEE), su director general, Juan Virgilio Márquez, señala a 'Crónica Vasca' que es necesario dar un horizonte dé estabilidad a los fabricantes para los próximos años sobre la asignación de potencia instalada renovable y la capacidad de autorización de la administración.
La empresa con sede en Euskadi dirigida por Andreas Nauen, Siemens Gamesa, señala que, a septiembre de 2021, "el precio de la chapa de acero había subido entre un 56% y un 177% dependiendo del mercado, el del cobre un 58% y los costes de transporte marítimo se habían disparado entre 5 y 6 veces". Un encarecimiento de la fabricación que afectaba a muchos contratos de pedidos ya firmados y valorados sobre un escenario mucho más competitivo. Una situación que le llevó a trasladar oficialmente a los mercados una corrección de sus previsiones que es la que se ha reproducido en sus resultados del año con unas pérdidas en su ejercicio anual de 627 millones de euros, un 32% menos que el año pasado, pero unas cifras que alejan la previsión de recuperar los números negros, sin pérdidas, que se había fijado para 2022.
La compañía hispano-germana con sede en Euskadi, además de indexar el precio de los suministros en sus contratos busca también la obtención de liquidez con la venta del negocio de renovables para centrar los esfuerzos de la compañía exclusivamente en la fabricación. Según señalan agentes que participan en el proceso, la venta de estos activos podría reportar a Siemens Gamesa unos 300 millones de euros.
El reto, un escenario estable a medio plazo
El escenario para 2022 presenta buenos augurios gracias a las adjudicaciones de potencia eólica que se esperan en España y Europa, pero desde la Asociación Empresarial Eólica, su director general, Juan Virgilio Márquez, señala lo que trasladará "tranquilidad es una visibilidad a medio plazo de la creación de estas infraestructuras y de una regulación estable". Según señala Márquez, para alcanzar el objetivo marcado en el mix de generación en 2030 es necesario activar 2,2 GW cada año y "es fundamental que la administración asegure el ritmo", en referencia al atasco en las tramitaciones y en la aprobación de un marco a largo plazo que dé seguridad sobre las siguientes convocatorias y subastas públicas de renovables.
Para Márquez, si el reto de la industria eólica en 2020 fue la pandemia, en 2021 la crisis de suministros, en 2022 será la garantía al sistema para mantener el ritmo de crecimiento y los objetivos marcados para una industria que en España tiene una capacidad de fabricación al año de 4 GW. Sobre el futuro y el desarrollo de la I+D en la eólica terrestre -onshore-, el responsable de AEE, señala que sigue teniendo un hueco muy importante, ya que para lograr los objetivos fijados en 2030, a pesar del crecimiento de la eólica marina -offshore-, esta no basta. En Euskadi y en España la industria está centrada principalmente en la terrestre y es un sector en el que Márquez señala que "sigue habiendo un importante espacio para desarrollar valor añadido con investigación y desarrollo sobre la maximización de los aerogeneradores, la sensorización o el mantenimiento, eso sí da valor".
Sobre la capacidad de fabricación, Márquez señala también la importancia de que los centros de producción, tanto de las nacelles, como de las palas de los molinos, estén cerca de los puntos de instalación. "Reducir los costes logísticos otorga un gran valor añadido", apunta el director general de AEE, que dadas las previsiones de construcción en España, suponen una garantía para fabricantes como Siemens Gamesa y sus instalaciones y plantillas.