Solo han pasado unos días desde que Saski-Baskonia anunciara a todos sus seguidores que se convertía, de la mano de Outer Ring MMO, en el primer club de baloncesto europeo en entrar de lleno en el aún poco explorado mundo del metaverso.
Conscientes en la entidad de que este nuevo paradigma digital tiene muchas posibilidades de convertirse en la siguiente revolución social y económica, desde el club que preside José Antonio Querejeta se daba con este acuerdo una muestra firme a su afición de que están deseando participar en el metaverso de forma activa a través de numerosas iniciativas posibles de colaboración.
Pese a todo, es más que probable que muchos de los seguidores de Baskonia aún no estén familiarizados con este término de nuevo cuño ni con todas las posibilidades que alberga. Pero un concepto tan amplio como el del metaverso resulta menos complejo si se ve simplemente como un universo paralelo, por supuesto, digital, donde las personas pueden interactuar de múltiples formas y bajo distintas apariencias, realistas o no. El término en sí es un acrónimo en el que se juntan ‘meta’ -más allá o después, en griego- y ‘verso’, por universo.
El pasado mes de octubre de 2021 Mark Zuckerberg colocaba la palabra metaverso en el radar 'mainstream' al anunciar un cambio de nombre corporativo en su empresa, que pasaba desde ese momento a llamarse simplemente ‘Meta’. Sin embargo, son varias las compañías que ya trabajan en este nuevo entorno digital desde hace años: Decentraland, Sandbox, Illuvium, Everdome o el propio Outer Ring son solo algunos ejemplos de metaversos todavía en construcción.
La idea inicial de Outer Ring tiene ya varios años sobre las espaldas de su CEO, Daniel Valdés. Consistía, en principio, en un complejo y potente juego MMO (multijugador masivo online). Sin embargo, con la posterior integración de un metaverso y una economía basada en criptomonedas y NFT (tokens no fungibles), el equipo parece haber encontrado la cuadratura del círculo. Es precisamente esa suma del todo, al menos sobre el papel, la que ha propiciado que Outer Ring se haya convertido en uno de los proyectos con mayores expectativas en el mediano plazo y con numerosas firmas interesadas por un producto que, en realidad y pese a su roadmap, podría no tener fin.
Un metaverso entretenido, masivo y atractivo para las marcas
La visión de Daniel es muy clara. Según sus propias palabras, “un metaverso debe unificar la gamificación (debe ser entretenido), la masificación (para un gran público) y además debe ser atractivo para que las marcas entren en su ecosistema y poder así generar una economía que incluso pueda ser rentable para las personas que se den cita en él”.
En Outer Ring el entretenimiento no conocerá límites, pues en este juego se va a poder hacer casi cualquier cosa que se nos ocurra: ir a conciertos casi a diario, jugar a los dardos, volar en una nave, subirnos una moto, hacer reuniones con amigos, visitar tiendas, ir al cine, buscar minerales...
Casi todo es posible en este metaverso, que está pensado para que cualquiera pueda entrar y tenga algo que hacer en él, y también para que las empresas hagan lo propio y puedan impactar a todo el que allí se encuentre de forma orgánica. El juego no comienza ni acaba cuando inicias sesión o la cierras. Outer Ring sigue abierto las 24 horas de los 365 días del año, y esto “es algo muy importante para las marcas”, señala su CEO, que también añade en este sentido que "llevamos mucho tiempo negociando y cerrando acuerdos con muchas marcas del mundo del cine, de comida y bebida, deportivas, de coches, de ropa…". En el metaverso de Outer Ring se podrá comprar casi de todo de forma digital, pero el usuario también podrá acceder a productos reales que le podrán enviar a casa sin salir del juego, por lo que cualquier negocio que tenga la capacidad de vender o promocionar algo digitalmente tiene cabida en su ecosistema.
Un juego RPG
Además de todas las propiedades de su metaverso, Outer Ring es claramente un juego de rol (RPG) y está dividido en sectores de dificultad, algo que también afecta a los planetas que existen en su universo. Así, en el nivel cero todo es calma y tranquilidad: no te podrán robar ni matar, por ejemplo. Los mundos de nivel diez, en cambio, únicamente serán aptos para valientes: en ellos impera la ‘ley de la jungla’ y solo los más fuertes sobreviven. Básicamente, en el juego habrá que recolectar recursos que luego te permitirán confeccionar NFT que servirán para poder seguir avanzando. El personaje es en realidad “un recipiente al que le puedes ir agregando NFT y distintas herramientas”.
Lo curioso es que el propio juego provocará situaciones de ‘conflicto emocional’, pues en algún momento necesitarás un recurso que no se produce en los planetas que estás acostumbrado a transitar o en los que te encuentras más cómodo y, una de dos, tendrás que hacer de tripas corazón y arriesgarte para conseguirlo, o tendrás que comprárselo a alguien que sí se haya atrevido a dar el paso. Dicho de otra forma, como en la vida misma, para conseguir un objetivo tendrás que salir de tu zona de confort o recompensar a otro para que lo haga en tu lugar, con lo que dichos recursos adquieren un valor intrínseco y, en cierta forma, también real. Nota mental: si te decides a visitar un ‘planeta peligroso’, asegúrate de ir ligero de equipaje por si te asaltan, ya que puedes perder todo lo que lleves encima y que tanto tiempo te ha costado conseguir.
Al final, se trata de experimentar una vida paralela en un mundo distinto y libre donde puedes ser lo que tú quieras y hacer lo que quieras, solo o en compañía, -también existirán clanes- en un lugar que además te permitirá monetizar las horas de juego. Con el tiempo, "seguramente surgirán modelos de negocio ahora mismo impensables", vaticina Daniel.
Sin barreras de entrada
Técnicamente, Outer Ring está preparado para que decenas o cientos de miles de personas puedan jugar de forma simultánea, algo nada sencillo de conseguir. Daniel Valdés señala que “en pruebas hemos logrado cifras de 70.000 usuarios jugando a la vez, pero también es cierto que hoy los servidores son escalables y se pueden lograr hasta millones, aunque siempre estará ahí el coste de la infraestructura de los servidores, y también hay que tener en cuenta las limitaciones de los ordenadores de los propios usuarios”.
Para lograr que acceda todo el que quiera, en Outer Ring han tenido muy en cuenta la eliminación de las barreras de entrada, pues tratan de llegar al mayor número de usuarios posible. Aunque la economía va a tener un papel fundamental, no habrá costes de acceso: el juego será 100% freemium. El nivel cero, de hecho, será el único apartado controlado por la compañía, del resto se encargarán los propios usuarios, para que cualquiera pueda acceder a un equipamiento elemental: armas, armaduras, vehículos básicos… la idea es precisamente que todos tengan cabida y puedan comenzar a jugar sin cortapisas, controlando además con esto que los precios no se desmadren y que el juego se vuelva inaccesible para la gran mayoría. De hecho, la barrera que supone adentrarse en el mundo de las criptomonedas tampoco va a ser ningún problema en sí mismo, ya que jugar no requiere de conocimientos ni inversión en el mundo de la blockchain.
Una economía circular
La popular frase de que “el tiempo es dinero” se atribuye históricamente a Benjamin Franklin. Simple, pero muy contundente, su significado difícilmente perderá vigencia y los guiños seguirán sucediéndose con el paso de los años (Soda Stereo compuso 'El tiempo es dinero' para su álbum homónimo de 1984, TVE popularizó el concurso 'El tiempo es Oro' que presentó Constantino Romero...). Pero volvamos al siglo XXI. Precisamente en Outer Ring esta conjunción de conceptos juega un papel fundamental en la base de su economía.
Aunque el dinero no sea un obstáculo para entrar a este metaverso, no está de más tener en cuenta que cierto desembolso sí facilitará llegar más rápido a determinados objetivos. Dicho de otra forma, podrás invertir tiempo, o dinero para ganar tiempo, pues podrás comprar un NFT a alguien que sí haya decidido invertir su tiempo previamente. De esta manera, usando siempre recursos del propio juego para generar los NFT, se está establecce casi de forma directa un suelo de precio. Es sencillo, la persona que ha invertido tiempo en algo va a saber valorar su propio esfuerzo y no regalará lo que tanto le ha costado conseguir. Puede parecer algo secundario, pero el éxito del proyecto depende en gran medida del equilibrio económico del juego, de que sea sostenible y sustentable a largo plazo.
Es precisamente en este apartado donde muchos modelos ‘play to earn’ ya han fallado y, tras un gran éxito inicial abrumador, han sido luego aniquilados y relegados al olvido de la misma manera: generando una enorme presión de venta sin contraprestación alguna. El esquema más habitual es el de alguien que gana un número determinado de tokens por llevar a cabo una acción. El usuario vende los tokens según los recibe porque no sirven para nada más en el juego. Al comportarse el precio siempre a la baja, más usuarios deciden vender cada vez que reciben el token, con lo que el precio cae continuamente y sin que se divise nunca el suelo, generando así una frustración inmensa para inversores y jugadores. Daniel ve vital la quema y la recompra de tokens como solución a este problema generalizado.
Emisión líquida para controlar la inflación
Outer Ring puede marcar aquí una gran diferencia, pues en su modelo usan un sistema de emisión líquida que tiene en cuenta la cantidad de jugadores activos, la cantidad de misiones diarias realizadas y el ratio de quemado, y ajusta la emisión del token en función a estos parámetros para controlar la inflación en la economía del juego. Además, cada vez que se hace una transacción dentro del juego (se compra o se vende un NFT) hay una tasa del 3,4% de comisión para la sostenibilidad del juego, de la cual una parte se usará para recomprar sus propios tokens y luego quemarlos -eliminarlos de la circulación-. “Con esto, pese a que puedan existir contratiempos, la economía del juego debería poder recuperarse con cierta normalidad”, señala su CEO.
La plataforma, que es tecnológicamente agnóstica de base, contará con dos tokens: uno de gobernanza y con un supply limitado, Galactic Quadrant (GQ), y otro de emisión ilimitada que servirá para el pago de las misiones y servirá como token de utilidad dentro de la plataforma, Exocrédito (EXO). Gracias al mencionado sistema de emisión líquida, los parámetros del juego se irán monitorizando de forma constante para, en el caso de EXO, sostener el precio o impulsarlo mediante quemas y recompras.
El lanzamiento del juego está previsto para el mes de junio, y seguirá con integración continua durante los siguientes 12 meses. El usuario podrá ver cómo evoluciona prácticamente en tiempo real un juego que verá la luz en la Binance Smart Chain (BSC) como punto de partida, pero que establecerá puentes directos desde el primer día con otras redes como Avalanche, Polygon, Phantom... hasta estas y otras blockchains que irán incorporando los usuarios podrán mover sus tokens y NFT siempre que lo deseen.
Para los que no quieran esperar a la salida oficial del juego, Outer Ring ofrece ya la descarga de una demo desde su página oficial. Por otro lado, su token GQ lleva varias semanas en el mercado, y puede adquirirse en los DEX Pancakeswap y Biswap, o en el CEX Huobi. Además, desde hace semanas, Outer Ring ya permite experimentar con un programa de staking plagado de opciones con las que poder comenzar a generar recursos.