En medio de la OPA que está lanzando Siemens Energy sobre Gamesa, uno de los dueños del 32,9% que tiene pendiente de adquirir la matriz alemana, BlackRock, ha decidido echar el freno a sus posicionamientos en favor de la transición energética. El segundo fondo inversor con más capital en empresas vascas -solo superado por Norges Bank, el fondo soberano noruego- ha emitido este mismo mes de mayo una circular a sus clientes para advertir de cuál va a ser su posicionamiento en las votaciones de las próximas juntas de accionistas, que encaran ahora su época de más convocatorias empresariales.
Y es que después de haber apoyado el 47% de las propuestas de carácter medioambiental o social de las empresas en las que participaba, BlackRock anticipa que este año será más exigente con las propuestas de orden climático que presenten los distintos consejos de administración. La prestigiosa firma de Larry Fink advierte de que lo que se están encontrando en los órdenes del día de las juntas de accionistas son propuestas que no consideran "consistentes a largo plazo con los intereses financieros de nuestros clientes". De hecho, el prestigioso fondo de inversión hablan claro de que los enfoques más medioambientalistas "están atrayendo un menor volumen de apoyo inversor" y que asesores del prestigio de ISS o Glass Lewis están recomendando a los accionista no apoyar las propuestas de carácter medioambientas que sea excesivamente constrictivas.
Al entender de BlackRock, las cosas han cambiado de 2021 a 2022 y no solamente lo han hecho en Ucrania; "hay algunas dinámicas únicas que están entrando en juego por primera vez en esta temporada de juntas" señala el BlackRock Investment Stewardship (BIS). Dinámicas como el acelerón que ha pedido la Comisión de Bolsa y Valores en Estados Unidos o la "falta de inversión en energía tradicional y renovables" que cree la compañía que se ha dado a nivel global en estos últimos meses y que se ha exacerbado ante "las tensiones geopolíticas actuales". La invasión rusa de Ucrania ha sido solo otro paso más que ha hecho que se reduzca la dependencia del petróleo y el gas ruso, pero el fondo estadounidense reitera la advertencia que ya hizo hace meses de que este rechazo a la energía rusa ya está impactando en la transición energética que están afrontando Occidente.
El aumento de renovables allí donde las economías importaban energía marrón y el aumento de la oferta de energía fósil por parte de los países exportadores para no perder beneficios va a generar una dinámica que va a forzar a las empresas "a invertir tanto en fuentes de energía tradicionales como en renovables". Quien aumente la inversión en ambos sentidos, señala el fondo de Larry Fink, será quien conseguirá "retornos de inversión que resulten atractivos". Por eso, la propuesta de BlackRock para esta ronda de juntas de accionistas pasa por defender solo las estrategias 'verdes' que permitan al mismo tiempo proteger los intereses del fondo de inversión y generar más beneficios.
Las energías fósiles, el flotador de Siemens y la condena de BlackRock
Las palabras de BlackRock llegan en un momento delicado para el fondo de inversión. La guerra en Rusia ha hecho perder al coloso neoyorquino de la inversión 17.000 millones de dólares -unos 15.400 millones de euros- por su insistencia en el oro ruso y recientemente un informe del Carbon Disclosure Project, uno de los principales grupos analistas del cambio climático en el mundo, ha señalado que la inversión precisamente en energías fósiles va a comportar 27.000 millones de euros en pérdidas por el cambio climático a la firma de Larry Fink.
Sin embargo, Siemens Energy ha sido precisamente a eso a lo que se ha agarrado para sacar adelante sus cuentas pese a las pérdidas de Gamesa: al desempeño del carbón y el gas. Según dio a conocer la matriz alemana este mismo lunes, la cartera de pedidos ha crecido un 30% en este segmento a lo largo de los últimos meses.