Actualizado hace unos meses el convenio pendiente desde 2017, dirección y sindicatos de Tubos Reunidos vuelven ya a abordar la negociación de cara al próximo periodo. Con la inflación desbocada, se ha abierto una conversación por tramos para avanzar más allá de la cuestión salarial, que entre otros incluye un punto para consolidar en la plantilla fija a 22 eventuales que comenzaron a trabajar para la compañía de Amurrio entre los años 2010 y 2012.

La mayoría sindical del fabricante de tubos (LAB, CCOO y UGT) firmó en marzo la actualización salarial del convenio para el periodo 2017-2021, incluyendo la subida conforme al IPC (6,4%) del pasado ejercicio y el abono de todos los atrasos. Pero a partir de ahora la compañía que preside Francisco Irazusta debe abordar otro reto delicado como es sentar las bases de las condiciones laborales para el futuro inmediato, en el que se aborda un complejo plan de reestructuración en el marco del plan estratégico hasta 2026.

La propia compañía reconocía hace unas semanas que, tras conseguir "normalizar las relaciones laborales" con la actualización de salarios hasta 2021, la negociación del nuevo convenio se produce en un contexto muy delicado por la elevada inflación. Un escenario en el que otros grandes grupos industriales como ArcelorMittal han optado por aplazar las conversaciones a septiembre y, en el caso de la firma que preside Irazusta, todo apunta a que el acuerdo no llegará tampoco hasta la recta final del ejercicio.

Los trabajadores de Tubos Reunidos protestan en Bilbao en una imagen de archivo

Reducir la temporalidad

Sí se está avanzando en estas semanas previas al parón de agosto en el punto relativo a la reducción de la eventualidad, en base a la petición del comité de empresa de consolidar a los temporales que llevan entre diez y doce años vinculados a la compañía y para los que se reclama la incorporación a la plantilla indefinida. Es un asunto que está sobre la mesa en muchas negociaciones laborales en grandes compañías ante los cambios en el sistema de contratación de la nueva reforma laboral y las limitaciones que se han aprobado para los contratos temporales.

Tubos Reunidos contaba a finales del año pasado con una plantilla global de 1.300 empleados, cifra que menguará algo este ejercicio con las salidas pactadas en el centro de trabajo de Trapagaran, un total de 60. Además, otros 80 trabajadores de la antigua filial Productos Tubulares serán trasladados progresivamente los próximos meses a Amurrio, donde el grupo va a concentrar la mayor parte de la producción y su única acería tras el cierre de la siderurgia de Sestao y de la planta de estirados de Pamplona Acecsa.

Este es el principal movimiento de un plan estratégico enfocado al ahorro y la eficiencia energética para rentabilizar al máximo el rescate de 113 millones de euros concedido por la Sepi. Un plan que contempla inversiones por valor de 60 millones de euros a los que habrá que sacar chispas teniendo en cuenta el aumento de los costes a todos los niveles. La compañía alavesa ha presupuestado el cierre de la acería de Sestao y las obras para ampliar la factoría de Amurrio en 11 millones de euros y, de momento, el proyecto se está manteniendo dentro de esos márgenes.

El presidente de Tubos Reunidos, Francisco Irazusta / CV

Reactivación del sector

El presidente del grupo hablaba antes de la última junta de accionistas de un "moderado optimismo" respecto a la evolución del mercado gracias a la reactivación del sector energético con la previsión de alcanzar beneficios en 2023. Para compensar el rápido encarecimiento de materias primas y de la factura energética la firma de Amurrio está aceptando únicamente pedidos de corto recorrido en el tiempo para evitar un desajuste en el gasto desde que se firma el pedido hasta que se termina. La idea es ir entrando en nuevos mercados tanto vía energías renovables como fuera del ámbito de la energía.

En el plano salarial la firma no ha querido anticiparse a cómo pueden desarrollarse las negociaciones más allá de confiar en que el proceso no desemboque en movilizaciones, si bien sí ha reconocido que con el IPC desbocado habría que "diluir" ese sobrecoste laboral a lo largo varios años, en la línea de lo firmado en otras factorías del entorno.