Con el verano de por medio para rebajar la tensión de un junio intenso como nunca en Mercedes, la factoría de Emilio Titos disfruta ahora de las vacaciones previas a un año clave para la fábrica de Vitoria. Tendrá que concretarse -probablemente ocurrirá en septiembre- el plan de inversiones que traerá 1.230 millones a la planta alavesa y encima de la mesa está el dinero del PERTE de automoción. Por lo pronto, con 159 millones y un centro de I+D asegurados. Basquevolt echará a andar para afianzar la apuesta por la electrificación de Mercedes, pero también se pondrá en marcha el resto de socios que acompañan a la factoría más grande de Euskadi en su nueva aventura eléctrica.
Entre ellos, una Zigor Corporación que fue coqueteada por más fabricantes para formar parte de sus proyectos para los fondos europeos, pero que finalmente se decantó por uno de sus socios habituales. La compañía de Vitoria marcha con muy buen ritmo ahora y ha duplicado su cartera de pedidos. "Este año ya tenemos garantizado un crecimiento de la cifra de negocio del 15%", asegura Iñigo Segura, CEO de la compañía, a 'Crónica Vasca'. El último objetivo que se había marcado la firma era el de que ese parámetro creciese en un 40%, pero el propio Segura reconoce a este periódico que "el objetivo en este momento es muy ambicioso" con los nubarrones económicos que acechan a Europa en cuanto se cierren los chiringuitos y llegue el otoño.
Aunque la incertidumbre es uno de los problemas por los que pasa Zigor, la compañía especializada en generación y almacenamiento de energía no cuenta con esto como el único lastre a sus objetivos iniciales de incrementar en un 40% su negocio. La crisis de suministros no se ha terminado de resolver -y en el fondo se vislumbra la potencial amenaza de un bloqueo entre Taiwán y China- y los precios de algunos componentes siguen siendo "elevados". En el caso concreto de Zigor, esto está siendo el principal freno a "nuestra capacidad de crecer", pero también a unos márgenes que se han estrechado porque en el caso concreto de la firma alavesa no se han repercutido los sobrecostes.
Sin embargo, los nubarrones que se prevén para el conjunto de la economía pueden ser, paradójicamente, la llave que desbloquee uno de los problemas que Segura mencionaba: esos altos precios de las materias primas. "Somos optimistas [...] Estimamos una moderación de los costes de los suministros como ya se está viendo en el caso del cobre y del níquel". Todo lo que se reduzcan los costes por encima de la carga de trabajo serán buenas noticias para una Zigor siempre que no llegue un parón total, "una reducción drástica", en cuyo caso el consejero delegado de la firma lo tiene claro: "La reducción de costes posiblemente no compensaría la reducción de ventas y el margen bruto seguiría viéndose afectado negativamente".
Ese optimismo 'a priori' de la compañía es el que Zigor también espera de 2023. Un año en el que la movilidad eléctrica debería dar un paso al frente ahora que tiene un modelo claro de transición y en el que la compañía quiere "aprovechar las oportunidades" que se van abrir en este segmento, donde se quiere "poner en valor" el know-how de la firma en sistemas de conversión de energía eléctrica. Las electrolineras deberían ir cogiendo fuerza con instalaciones preparadas para cargas rápidas y ultra-rápidas y con varios cargadores que permitan ya hablar de capacidades más cercanas a las de un repostaje tradicional de combustible.
De la mano de Nicolás Correa
Para transitar hacia ese modelo, Zigor ha decido apoyarse en Nicolás Correa. La compañía burgalesa y la vitoriana se han aliado para, apunta Segura, afrontar los" grandes retos" que va a suponer esta transición en la movilidad. En esa alianza los burgaleses pondrán su experiencia en la parte de comunicación entre coches e infraestructuras de carga, entre conductor y electrolinera y los alaveses pondrán encima de la mesa su conocimiento en sistemas de conversión.
La alianza no será la única, ya que Zigor mantiene "conversaciones para cerrar acuerdos de colaboración con otros agentes relevantes como son las ingenierías" para acompañar a las empresas enfocadas en las estaciones de servicio tradicionales en su transición hacia las electrolineras, el gran reto para hacer viable la implantación masiva del coche eléctrico.