En un año que en el horizonte de la automoción apunta a empezar su recuperación mientras Euskadi se prepara para la transición al eléctrico, la industria de la comunidad autónoma empieza a ver cómo poco a poco se afloja el nudo que ha supuesto la crisis de la pandemia y derivadas como la crisis de suministros. Quedan incertidumbres como la evolución de la guerra en Ucrania, las tensiones con China, las relaciones con Argelia o la crisis -cuando no directamente recesión- que auguran algunos analistas de cara al otoño, pero lo cierto es que las grandes empresas de Euskadi, excepción hecha de la compleja situación de Matrici, empiezan a remontar en el sector de la automoción: desde las troquelerías más pequeñas hasta Mercedes.
También los fabricantes de neumáticos. Michelin confía en que el buen comportamiento del neumático de moto le permita batir los récords de producción de 2021 y en el caso de Bridgestone las expectativas también son muy positivas. Fuentes conocedoras de la empresa hablan de una "muy buena carga de trabajo" que apunta a superar ampliamente las previsiones de producción del gigante japonés para las plantas vascas. Ahora mismo son cerca de 1.000 trabajadores los que trabajan en la sede de la compañía en Basauri y alrededor de medio centenar los empleados en Usansolo. Ambas plantas se han visto reforzadas en los últimos años con fuertes inversiones para modernizarlas -antes se les adjudicó la producción de los neumáticos Dayton- y ahora es cuando se está demostrando la capacidad productiva de las fábricas vizcaínas de la empresa.
Atrás quedan los tiempos de los ERTE para la compañía, que ahora incluso ha tenido que recurrir a empleados eventuales para mantener en verano el alto ritmo de trabajo que tiene la firma, que viene produciendo unas 5.000 cubiertas diarias, "aunque si la empresa produjese 7.000 también las colocaría en el mercado", señalan desde el entorno de la firma. A diferencia de Michelin, ni la guerra de Ucrania ni la huelga de transportistas han puesto en jaque a Bridgestone. Las plantas, a pesar de tener algún suministro en juego en el conflicto bélico, han sabido sortear la situación diversificando y han conseguido mantener la actividad sin mayores problemas. De hecho, de cara al otoño, las expectativas se mantienen muy positivas a pesar de los nubarrones económicos que otean en el horizonte. La compañía espera mantener el ritmo de producción en los altos ratios que están alcanzando todo el año por empleado y batir con cierta holgura los objetivos de producción fijados para este año.
Y es que la demanda de cubiertas para reposición, que es el principal mercado de las factorías vizcaínas, está teniendo una demanda muy alta. Basta una cifra para entender la situación del mercado: mientras las matriculaciones de turismos están hundidas con respecto al año, con un 11% de caída a nivel nacional en lo que llevamos de año según los datos de ANFAC, los vehículos industriales (camiones y autobuses) llevan en este 2022 un crecimiento del 9%, con especial hincapié en los tractocamiones -los que llevan un trailer y la carga, los más pesados- y los autocares, donde se registran subidas de hasta un 37% en el caso de los autobuses. Ese es el dato del mercado español, que crece, pero es que en el mundial, las empresas españolas juegan con una ventaja: el frenazo en la producción de Estados Unidos, donde todo apunta a que la producción va a ser muy similar a la de 2021 y donde se puede abrir una oportunidad de mercado para los fabricantes.