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La crisis energética y la caída de la demanda abocan a Nervacero al ERTE en octubre

La factoría vizcaína sufre un descenso de los pedidos por el frenazo de sectores clave como la construcción

17 septiembre, 2022 05:00

Continúa agravándose la radiodrafía del acero vasco, que a los problemas que arrastra Arcelor Mittal suma las grises perspectivas que se ciernen sobre otra de las grandes plantas del sector como es Nervacero. La factoría vizcaína, propiedad del grupo Celsa, ha sufrido un fuerte recorte de la carga de trabajo prevista para la parte final del año y anticipa un ritmo de producción muy bajo a partir de octubre, ganando enteros la posibilidad de tener que echar mano del ERTE aprobado en primavera.

La parada prevista esta próxima semana de la cántabra Global Steel Wire, la que puede considerarse la joya de la corona del grupo catalán en la cornisa cantábrica, ha encendido las alarmas en la acería Portugalete. Es conocido que el negocio del acero no encara un trimestre prometedor pero a medida que avanza septiembre el medio plazo se vuelve aun más negro. Y el problema no es solo el alto coste energético, que también influye a la hora de renunciar a pedidos, es que el mercado da señales de saturación. Si en el caso de la planta cántabra de Celsa la parada se debe sobre todo a los problemas de suministro en la automoción, Nervacero, enfocada en corrugados, sufre principalmente por la ralentización o la cancelación de proyectos de obra pública.

A nivel laboral hay margen con el ERTE aprobado el pasado mes de abril, que prácticamente no ha tenido que utilizarse hasta ahora y que recoge la posibilidad de suspender más de 70 jornadas por año en la acería, es decir, con esta herramienta está garantizado superar el otoño sin otras medidas traumáticas. Por otro lado, parece descartada una parada total de la planta como ha ocurrido en Arcelor Sestao, aunque la plantilla da por hecho que a partir de octubre el ERTE va a cobrar un gran protagonismo ante la falta de pedidos tras los mensajes que se han enviado desde la dirección al comité.

Este extremo aun no ha sido confirmado por el grupo catalán, que cuestionado por 'Crónica Vasca' explica que cuenta con los mecanismos de flexibilidad para adaptar el ritmo productivo al volumen de pedidos. En ese sentido desde Celsa se indica que hay una "ralentización coyuntural de la actividad" en sectores clave para Nervacero, si bien se confía en poder superar este otoño complicado.

Movilización de trabajadores de Nervacero, del grupo Celsa, en Bilbao / CV

Movilización de trabajadores de Nervacero, del grupo Celsa, en Bilbao / CV

Malestar del comité

Este cambio de tendencia en el mercado del acero coincide además con un periodo clave a nivel laboral en Nervacero, inmesa en la negociación del convenio. Los sindicatos denuncian un bloqueo de las negociaciones sin una oferta seria en materia salarial por parte de la multinacional de la familia Rubiralta y recuerdan que hay acuerdos por cumplir pendientes del último convenio en 2017. En concreto al no haber firmado un nuevo convenio antes del pasado mes de julio la empresa debe abonar una serie de variables que los sindicatos valoran en unos 360 euros brutos al mes, algo que no se ha cumplido y que tensa aun más la relación con los trabajadores, señala el comité.

En ese sentido la situación es similar a la de Arcelor Mittal, que ha aplazado la negociación del convenio para dar prioridad al ERTE que se aplicará el próximo ejercicio. En el caso de Nervacero desde el comité se transmite malestar con la dirección aunque también se asume que la situación del mercado es cada vez más complicada. Hay que recordar que todo el grupo ha vivido un verano marcado por la incertidumbre en torno al rescate por parte de la Sepi, que estuvo a punto de no llevarse a cabo por las exigencias de los fondos de inversión.