Tubos Reunidos trabaja contrarreloj para tener lista la nueva acería de Amurrio antes de final de año. La intención inicial era comenzar a trasladar trabajadores de Sestao a las instalaciones centrales en el municipio alavés en julio, luego se retrasó a septiembre y de momento no hay fecha para comenzar la mudanza. Las obras para la ampliación de la factoría de Amurrio siguen aun en una fase inicial pero la compañía asegura que todo va según lo previsto y que el plan sigue siendo poner en marcha la nueva acería antes de que acabe el año.
El proyecto para concentrar la producción en su principal centro productivo es uno de los ejes del plan estratégico diseñado hasta 2026 por la compañía que preside Francisco Irazusta. Se trata de una operación de calado que arrancó hace meses con la preparación de los terrenos donde irá la nueva planta y que busca ahorrar gracias al cierre de la acería de la antigua Productos Tubulares en Sestao. El objetivo es que la nueva instalación esté operativa ya en el cuarto trimestre de este año, una previsión que desde la parte social se pone en duda teniendo en cuenta que aun no han comenzado los traslados de trabajadores de la factoría vizcaína, un proceso que iba a iniciarse en verano de cara a empezar labores formativas, que luego se retrasó a septiembre y del que la plantilla aun no tiene noticias.
Ya están negociadas las condiciones vinculadas al cambio de puesto de trabajo de los 80 empleados de Sestao que irán a Amurrio, por lo que una vez tomada la decisión el movimiento sería cuestión de días. Las dudas entre la plantilla se suscitan por el estado actual de las obras de la nueva acería, que prácticamente solo han cubierto la fase de desmonte y de hormigonado del suelo. Por otro lado la puesta en marcha requerirá de una parada de la producción en Amurrio de al menos un par de semanas y en estos momentos la compañía de Irazusta cuenta con un importante volumen de pedidos que complica encontrar hueco para ello en el calendario.
11 millones de presupuesto
Con todo desde el fabricante de tubos se asegura que todo avanza según lo previsto y que la acería estará en funcionamiento antes de que acabe el año. La compañía ha hecho un esfuerzo por mantener a raya el coste de la obra, de 11 millones de euros, tal y como remarcaba antes de la junta de accionistas de junio el director, Carlos López de las Heras. "Se presupuestó en 11 millones el año pasado y sigue presupuestada en 11 millones", indicaba López de las Heras en referencia al encarecimiento que han sufrido en general las construcciones en los últimos meses por la inflación.
El plan estratégico 2021-2026 contempla 60 millones en inversiones para modernizar las instalaciones, parte de los cuales irán a parar a los nuevos productos de la planta de Trapagaran una vez cerrada la acería. El grupo busca maximizar el rendimiento de sus instalaciones tras recibir un rescate de 113 millones de euros de la Sepi el año pasado.
Por otro lado dirección y sindicatos tienen previsto retomar las negociaciones sobre el convenio paralizadas antes del verano a cuenta de las diferencias sobre la incorporación a la plantilla indefinida de los eventuales con mayor antigüedad. En marzo dirección y UGT, CCOO y LAB alcanzaban un acuerdo para actualizar salarios pero únicamente hasta 2021, por lo que se abre ahora una nueva negociación con el obstáculo de la inflación. Euskadi empieza a dar salida a algunos convenios por la vía del pacto de rentas para suavizar el impacto del IPC como ha ocurrido recientemente en el Metal alavés, pero otras grandes firmas siderúrgicas como Arcelor Mittal o Nervacero han optado por aparcar las conversaciones hasta que se clarifique la situación del mercado.