En un momento de plena expansión de la eólica y con viento a favor -nunca mejor dicho- de la eólica offshore, las empresas vascas mueven ficha para liderar la implantación de la energía del futuro. A los innovadores proyectos de Iberdrola, Gamesa o Saitec se suma ahora un consorcio de nueve empresas vascas que han decidido centrarse en uno de los futuros retos del despliegue de la eólica offshore: la necesidad de tener pilares capaces de aguantar a una nueva generación de molinos capaces de generar recursos a un nivel nunca visto.
Hace una semana Siemens Gamesa consiguió batir el récord de energía generada por una sola turbina en un día. Según informó la eólica de Zamudio, el prototipo del que será el aerogenerador más potente del mercado, el SG 14-222 DD, consiguió producir en 24 horas 359 MWh, una cifra nunca vista hasta ahora. El despliegue de estos 'macroaerogeneradores', con 222 metros de diámetro, coincide con el lanzamiento de otras macroturbinas como las de Saitec, con potencias de hasta 15 MW. Sin embargo, estos nuevos 'colosos' de la energía eólica van a hacer frente a un nuevo reto: el de hacer estable unas infraestructuras que van a requerir de enormes pilares capaces de soportar el peso de las enormes turbinas.
En ese sector es en el que ha nacido el proyecto 'Megawind': una iniciativa capitaneada por Erreka que busca desarrollar nuevos monopilotes capaces de soportar los pesos de la nueva generación de molinos offshore. La ingeniería del Grupo Mondragón trabajan en un consorcio junto a otras ochos empresas para hacer posible esta nueva generación de soportes de hasta cien metros de longitud para la eólica marina. Junto a Erreka, en la iniciativa también participan grandes empresas vascas como Iberdrola, Haizea Wind o Navacel, entre otras.
Juntas, las empresas trabajarán en desarrollar I+D que haga más rápidos y más fuertes los monopilotes que ya se usan en la eólica offshore actualmente en el 80% de los parques eólicos marinos. Ahora estas empresas vascas buscarán romper con los cuellos de botella que se generan en la instalación de monopilotes y que están detrás de buena parte de los retrasos que está experimentando el despliegue de la eólica marina. En concreto se trabajará en los propios monopilotes, pero también en las piezas que unen la torre del aerogenerador con el pilar anclado en el fondo del mar. Se trabajará no solo en el diseño de nuevos pilares; también en soluciones que permitan mejorar el proceso de fabricación de los mismos.
Por ejemplo, el trabajo de Iberdrola y Haizea Wind irá en esta segunda dirección: en dar con métodos de soldadura que permitan hacer la uniones por chapas más rápidos. En concreto, las dos energéticas vascas buscarán desarrollar una soldadura por haz de electrones en vacío, un proceso que, según fuentes conocedoras del proyecto, podría reducir el tiempo de ese proceso "en un 80%" y acelerar el ritmo de producción de monopilotes. La idea de estas firmas pasaría por integrar esos nuevos monopilotes dentro de la oferta a sus clientes.
Navacel se encargará del diseño de grandes bridas que permitan unir el monopilote a la torre de los aerogeneradores. Las bridas de la futura eólica marina superarán los 10 metros de diámetro y es ahí donde la firma vizcaína aportará su granito de arena al proyecto en lo que supondrá también un impulso al viraje hacia la eólica offshore en el que se encuentra inmersa la compañía desde hace años. Erreka, la coordinadora del proyecto, será la responsable de desarrollar nuevos útiles, procedimientos y herramientas que permitan facilitar el montaje de los futuros monopilotes y en elementos que permitan medir la salud de los pilares de los aerogeneradores.
Junto a estas firmas, Galvasala, TTT y FEX se centrarán precisamente en algo ligado con la sostenibilidad de los monopilotes: el desarrollo de recubrimientos y protecciones que permitan evitar la corrosión de los pilares de la eólica marina, un entorno muy exigente en un mar que suma al agua uno de los principales enemigos del metal: el salitre.
Las nueve firmas del consorcio mantuvieron una reunión el pasado 23 de septiembre en la sede de Tecnalia para dar comienzo a un proyecto que durará tres años y que contará con el apoyo del Gobierno vasco, que financiará con 3,5 millones de euros el proyecto repartiendo esa cuantía durante los tres años del proyecto entre los distintos socios del consorcio.