Era un secreto a voces, pero ya se ha confirmado este martes: Gregorio Rojo ha sido reelegido como presidente de la Cámara de Comercio de Álava. El empresario, que tenía "todas las intenciones de seguir" ha sido el primero del que se ha conocido hoy su reelección en una jornada en la que se espera que se confirme lo adelantado por 'Crónica Vasca': la elección de Zudaire y de Arregui como presidentes de las cámaras vizcaínas y guipuzcoana. Ni Corres ni Esnaola han optado por continuar al frente de sus instituciones territoriales.
Rojo sí, que se ha dirigido al nuevo pleno de la Cámara alavesa tras ser elegido. El de nuevo presidente, que encara su tercer mandato, ha hecho un llamamiento a "aunar esfuerzos" para colocar a Álava en "el lugar que le corresponde" durante su nuevo mandato de cuatro años. Una apelación a "avanzar sin fisuras", "todos juntos con objeitvos claros desde el respeto, con rigor". El nuevo presidente ya ha designado a su Comité Ejecutivo, donde destacan los papeles de Emilio Titos -aunque es cuestión de tiempo su salida de Mercedes Vitoria para jubilarse- y Juan Antonio Sánchez -presidente de Grupo Aspasia- como vicepresidentes junto al ingreso de César Moñux como vocal junto a gente como Pascal Gómez, el presidente de SEA.
Rojo ha insistido en su apuesta por reforzar la alianza con las administraciones y en la idea de que la Cámara debe seguir siendo "útil" para mantener a Álava como un territorio competitivo. Esto último no es baladí, ya que las cámaras han experimentado un importante deterioro de influencia en la última década. Un declive que está directamente ligado a la desaparición de la obligación de abonar cuotas, que, según explican fuentes conocedoras de estas instituciones, han reducido a prácticamente la mitad los recursos de las cámaras de comercio. De los 36 vocales que componen el pleno de la Cámara, 25 repiten respecto a la anterior legislatura y 11 se incorporan por primera vez al órgano.
Ahora, prácticamente abonadas a las subvenciones públicas, las entidades afrontan el reto de recuperar esa influencia y poder en la esfera empresarial que han venido perdiendo en los últimos años y que han dejado a estas instituciones en un segundo plano, dando más protagonismo precisamente a las tres patronales vascas: CEBEK, SEA y Adegi, además de la propia Confebask.